Capítulo 54: Adiestramiento.

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Después de que el Donquixote dijo sus reglas a Luffy, estuvo custodiándolo por alrededor de tres días, visitándolo constantemente, queriendo pasar tiempo con él, trayendo todo tipo de aperitivos para intentar ganarse su amor a través de evidentes sobornos, pues se había puesto muy celoso de Baby 5 y quería recuperar la confianza inicial que habían tenido cuando aún estaban en Odille, antes de que esa copia mal hecha los separara al arruinar toda su buena imagen.

Pese a sus esfuerzos e incluso de haber utilizado su dinero para comprarle todo tipo de regalos extravagantes a Ángel, la verdad es que ninguno de sus esfuerzos estaba funcionando, ya que el monito cada día parecía verlo con mucho más rencor que el anterior, lo insultaba, lo amenazaba con golpearlo, y prácticamente parecía un perro rabioso encadenado que ladraba ante el más mínimo movimiento. Fue en esa misma tarde del tercer día de custodia, cuando nuevamente su padre lo llamó para asuntos del trabajo, y justo había girado la esquina del pasillo cuando escuchó la puerta del cuarto de adiestramiento rompiéndose de nueva cuenta, y el menor salió corriendo y gritando como desquiciado, que tuvo que volver a capturarlo, asegurándose esta vez de ponerle uno de los collares básicos que utilizaban los Dioses Celestiales para controlar a sus esclavos.

Antes de marcharse y volver a sujetar adecuadamente a Luffy, reforzando las cadenas y mandando a soldar la puerta nuevamente, se encargó de advertirle de que ese collar explotaría si es que él llegaba a intentar salir de la mansión, pues dicho objeto estaba diseñado para funcionar dentro de la extensión del terreno, pero no más allá de los jardines. Fue muy claro en mencionarle al menor que podría morir si volvía a intentar poner un pie fuera del lugar, y esperaba que esto fuera suficiente como para persuadirlo de no hacer tonterías, y.. Aunque en un principio pensó que sus advertencias fueron escuchadas, la alegría le duró poco pues cuatro días después, el mocoso volvió a huir.

Él estaba recibiendo un informe de uno de sus subordinados cuando recibió una llamada avisándole de que su "juguete" había escapado y se dirigía hacia la zona de los jardines, justo al límite en donde si no llegaba a tiempo, sabía que Luffy activaría el detonador que lo llevaría a su propia muerte. Sabiendo aquello, tuvo que hacer uso de su fruta del diablo para teletransportarse a través de las paredes de la mansión para tratar de cortarle camino al del sombrero de paja, llegando justo a tiempo para impedir que este volara en mil pedazos.

—¡¿Qué demonios te pasa?! —alcanzó a gritar totalmente aterrado al momento que escuchaba el constante tintineo del collar que denotaba peligro— ¡¿Acaso eres suicida?!

—¡Prefiero morir que seguir un segundo más contigo! —declaró abiertamente sin importarle nada más, aunque tampoco pensando de forma muy coherente.

—Suficiente... No puedo más —musitó fastidiado antes de inmovilizarlo con un nuevo calmante para así llevarlo de vuelta a la habitación de adiestramiento— Que quede claro, Ángel, yo no quería hacer esto —alcanzó a pronunciar antes de que el menor perdiera el conocimiento.

Unas horas después, luego de que el efecto del analgésico terminó, Luffy se encontró con la sorpresa de que otra vez estaba envuelto en muchas más cadenas, con la diferencia de que sus muñecas ahora estaban atrapadas por dos grilletes medievales atados a una cadena. Ni siquiera pudo preguntar nada cuando las cadenas empezaron a moverse alzando sus brazos hacia el techo, hasta que alcanzó su límite, pues de igual forma sus tobillos estaban atados al suelo, esto claro solo por precaución ya que Law no quería recibir una patada del monito.

—¿Qué es esto? —preguntó confundido.

—Te dije que siguieras las reglas —gruñó el de negro mientras comenzaba a juguetear con un látigo entre sus manos al tiempo que caminaba lentamente sin despegar su mirada del chiquillo quien sólo pudo ladear la cabeza un tanto confundido.

Corazón Encrucijado •LawLu• ONE PIECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora