道路 Douro

83 14 2
                                    

El barullo de las calles, constante y rápido zumbido del caucho sobre el asfalto acompañado con los silbatos estruendosos de los policías de tránsito que controlaban el paso de civiles para evitar accidentes. Las voces de los espectaculares y de vez en vez una sirena, a veces distante otras tan cerca que hacía temblar levemente los cristales de los edificios. ¿Una ambulancia? Tal vez una patrulla.

Sin embargo, todo aquello solo llegaba como un murmuro a las grandes alturas de aquel piso, en el que tan solo algunos sonidos traspasaban los gruesos cristales templados. A pesar de todo el movimiento general de las noches de verano en la ciudad, nada llegaba a los tímpanos de la chica. Solo con la luz, aunque intensa de la lámpara en el escritorio a sus espaldas, haciéndole compañía. Natsumi tarareaba, ensordecida incluso para su propia voz por las canciones que retumbaban de sus oídos a su cabeza, reacción constante en los millares de células ciliadas que bailaban al compás de todas las longitudes de onda, sin dejar escapar una sola nota.

El ritmo no parecía dar pauta para el descanso, acelerando inconscientemente el pulso arterial. No estaba corriendo, no era una situación de alerta. Simplemente estaba empacando.

El campamento de entrenamiento duraría un par de semanas. Los trajes de entrenamiento y el escaso par de competencia que tenía eran apenas una fracción de lo que se encontraba en la maleta, ya cerrada al pie de su cama. Crossfit, boxeo, atletismo, solo eran un par de disciplinas de los entrenamientos fuera del agua que le ayudaría a obtener los tiempos que Azuma le había planteado para las mayores distancias. La ropa deportiva no faltaba.

Terminó de doblar la última sudadera, delgada y acogedora, acomodándola por encima del todo de la mochila que siempre llevaba a los entrenamientos junto con un par de cables, audífonos y la computadora portátil, y como siempre: un cuaderno, solo por sí acaso. Jaló el cierre, bajó la mochila junto con la más grande, dejando su cama libre para poder tumbarse sobre ésta. Dejo salir un gran suspiro, retirando los audífonos inalámbricos, buscando que el fuerte retumbar de la batería dejara de dictar el tamboreo de su corazón.

Natsumi escuchó el rápido, efímero, pero tan agudo como fuerte sonido del derrapar de las llantas de un automóvil. Las luces se filtraron entre las persianas, seguramente estaba derrapando. Exhaló con cansancio, pensando. El campamento sería en las instalaciones de una universidad a las afueras de la ciudad, en medio del bosque y los montes. No habría ruido alguno que no fuera el de la naturaleza durante esas semanas. Pero no le molestaba en lo absoluto a pesar de la costumbre de toda la vida de dormir sobre los sonidos generales de la gran ciudad. Le gustaba esa paz, tan ajetreada que se contradecía por sí misma.

Era lo que había estado escuchando todas las noches, a excepción de las ocasiones en las que el cansancio le ganaba y se desvanecía aun con los audífonos puestos, durante los últimos meses. Sin golpes, gritos, o la presión constante de llegar a su propia casa sin ser vista, escuchada o simplemente ser validada. Le seguían incomodando algunas cosas del lugar, pero eran las mínimas, a lo que era muy fácil no prestarle atención. Ya habían pasado meses, el tiempo se había ido volando. ¿Meses?, meses.

El patrón se hacía cada vez más estrecho aumentando las probabilidades de que llegara en cualquier momento, tal vez ebria (costumbre suya) luego de salir del aeropuerto. Meses, entonces cada día de ahí en adelante... ¡El campamento! No iba a estar por semanas, no podía estar al tanto de lo que pasara en el apartamento todo el tiempo. No podría saber si su madre llegaba o entraba a su cuarto, ¿qué les pasaría a sus libros? Los recuerdos de cerámica en su armario eran demasiado frágiles, y seguramente lo primero que rompería. Su computadora de escritorio, además de todo el esfuerzo que le había costado ahorrar y juntar los componentes; la mayoría de los archivos que tenía ahí guardados eran irremplazables, trabajos demasiado pesados como para subirlos a la nube eficazmente. Sabía de lo que su madre era capaz, había intervenido su teléfono antes, ¡no iba a dejarle la puerta abierta para que conociera toda su vida así de fácil! Pero no podía llevarse la computadora.

•僕らの夢• (Haruka Nanase × Oc) [Road to the world]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora