応援 Ouen

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Un fuerte sol hacia brillar todo al aire libre, al grado de hacer entrecerrar los ojos a los jóvenes que se encontraban jugando fútbol en la pequeña cancha de práctica de la universidad. Natsumi dribló con sus pies el balón pintado de hexágonos azules y blancos contra el pasto, llevándolo un poco hacia atrás sin perder de vista al chico castaño que se aproximaba a atacarla. Kazuo se colocó delante de ella para impedirle el paso, mas Natsumi no se lo iba a dejar tan fácil, después de todo, él había pedido esa pequeña reta como entrenamiento para un partido que se acercaba.

Natsumi elevó la pelota con un golpe de su talón, haciendo que esta volara por encima de ellos. No le costó mucho, esquivar al chico al hacerle creer que aun tenía la pelota entre los pies. Corrió hacia el balón, el cual reboto un par de veces contra el pasto antes de empezar a rodar, cuando logró apartarlo de su camino sin cometer una falta. El chico no tardó en darse cuenta de su error, maldiciéndose por lo bajo antes de correr tras la de ojos verdes.

Natsumi rio al escuchar las falsas amenazas de Kazuo. Pateó el balón con agilidad, encaminándose hacia la portería sin perder control del esférico, mientras que el castaño ponía todo su empeño en tratar de alcanzar a la chica. Conoció las intenciones del chico al momento en que escuchó las rápidas pisadas sobre el húmedo paso, humectado por la reciente lluvia. Kazuo estaba a pocos metros de alcanzarla cuando Natsumi tiró al arco con una fuerte patada. El balón giró sobre la red al tensarla en el alrededor, impulsado por la inercia, antes de caer suavemente contra el suelo, rodando fuera de cuadro de larguero. Kazuo se limitó a suspirar, apoyándose sobre sus muslos mientras recuperaba el oxígeno que le faltaba.

—Eso fue trampa —replicó Kazuo, entre respiraciones jadeantes.

—Oye. Tú dijiste que querías un juego serio como entrenamiento para el partido que tienes mañana —recordó Natsumi, levantando el balón para sostenerlo bajo el brazo —. No es mi culpa si no pudiste seguirme el paso.

—Parece que estás muy animada hoy, Natsu —señaló Keiko, desde el borde de la cancha, sentada sobre la única parte seca del pasto —. Más que de costumbre. ¿Pasó algo que aún no nos has contado que sea el motivo de esa euforia repentina? ¿O es solo mi imaginación?

—Sí, Keiko —rio levemente Natsumi, mientras ayudaba al castaño a erguirse —. Creo que estoy más entusiasta que otras veces, pero no creo que se deba a algo en específico. ¿Estás bien, Kazuo? ¿Se te bajo la presión o que te paso?

—Sólo me ganaste por un gol. No tienes que restregármelo en la cara así, ¿sabes? —sonrió Kazuo, recibiendo el balón que Natsu le había arrojado sutilmente —. ¿Qué dices? ¿Otra reta a cinco?

—No, lo siento —negó sutilmente Natsu, empezando a caminar hacia donde estaba Keiko junto con las mochilas, como últimamente, con un libro y un cuaderno apoyado sobre su regazo —. Debo de ir a hacer otras cosas antes del entrenamiento de la tarde, con suerte llegare a tiempo. Los veré allá, ¿cierto?

—Como siempre, Natsu —dijo Keiko, dejando su estudio y libros de lado para tenderle la mochila a la castaña —. Pero, ¿qué tienes que ir a hacer que es tan importante como para dejar en segundo plano el entrenamiento?

—Nada en especial, Kei —respondió la mayor, colgando la mochila sobre su hombro izquierdo —. Solo tengo que ir a asegurarme que un molesto parásito no se esparza condescendientemente.

— ¿Acaso me parece que hay una historia detrás de todo esto? ¿Qué nos estás ocultando, Hamasaki Natsumi? —interrogó Kazuo, llevándose una extraña mirada de parte de ambas chicas. No pudo evitar soltar una carcajada tras unos segundos de un incómodo silencio —. Ya, es broma. La verdad es que no te entendí del todo, Natsu. Pero, lo que vayas a hacer, asegúrate de hacerlo bien, sino no valdrá el precio de perderte...

•僕らの夢• (Haruka Nanase × Oc) [Road to the world]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora