雪の期待 Yuki no Kitai

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El clima hubiera servido como una perfecta excusa para algunas personas para quedarse dentro de las cálidas cuatro paredes de sus hogares con un taza de chocolate con pequeños malvaviscos flotando en su oscuro sabor. No para Natsumi. Las nubecillas de vaho desaparecían más rápido de lo que tardaban en formarse. Un rocío frío golpeaba su cara, apenas perceptible ante el calor que la capucha, el cuello alto y las mangas, que llegaban hasta sus manos para solo dejar sus dedos al intemperie, guardaba.

    Dobló hacia la izquierda con zancadas amplias y firmes. Su respiración agitada, sintiendo el raspar del gélido aire contra su garganta. No había ni siquiera un metro cuadrado de azul en el cielo. Un lienzo de grises, claros y oscuros. Un viento sopló. Las pequeñas gotas solo prometían algo más fuerte. Pasó saliva para obviar al frío, apretó el paso un poco más. Desvió la vista de su camino hacia la barda de tubos que separaba la acera de la calle. Una delgada escarcha empezaba a formarse sobre el metal.

    Cada paso la acercaba más a la imponente estructura de miles de ventanales. Suspiró. El creciente dolor en sus piernas se atenuó un poco ante la llegada del alivió. Alentó su paso hasta que se convirtió en un caminar al llegar frente a las puertas de cristal. La gran recepción estaba decorada: gigantes esferas rojizas y doradas colgaban del techo, un gran árbol verde repleto de luces y brillantes listones. No había nadie; aún era muy temprano y la mayoría de la gente quería descansar al estar de vacaciones; además no tenía muchos vecinos. Caminó sin apresurarse hacia los elevadores, sin apartar las melodías que retumbaban en sus tímpanos. Esperó paciente a que el mecanismo terminara de subirla.

    La ciudad está más quieta de lo que acostumbraba ver, bañada con una delgada manta de niebla. Los cristales estaban perlados por el rocío. Camino por el pasillo, respirando el cálido aire. Sintió entumecida la nariz, el pecho caliente. La puerta se destrabó tras ingresar el patrón. Retiró sus audífonos junto con su capucha, escuchó risas al interior. Al entrar, dejó sus tenis a un lado, sintiendo la textura de la alfombra bajo sus pies, reconfortante.

    —Ah. Hola, Natsu —la saludó Kazuo con una sonrisa mientras sostenía un listón dorado sobre su cabeza, Keiko lo acomodaba alrededor del árbol —. ¿A qué hora saliste? Pensábamos que seguías dormida.

    —Cerca de las seis, pero… —respondió Natsumi, algo desconcertada con lo que el par estaba haciendo, mientras se dirigía a la cocina —. ¿Qué están haciendo?

    —¿Qué no es obvio? —rio Keiko,  —. Estamos adornando tu arbolito. Deberías de agradecernos. Lo tenías sin nada, y eso que mañana es navidad. ¿Qué no te da vergüenza?

    —Sabes que no me referia a eso, Kei —suspiró Natsu, tomó un vaso de una repisa, lo llenó con agua y regresó al marco, apoyándose sobre él —. De todas formas, gracias. Apenas me dio tiempo de armar el árbol durante la semana. No podía ponerlo cuando mi madre estaba aquí, así que… quedó así. Aunque… según lo que yo sé: ¿que no las luces se ponen antes que el listón?

    Keiko se quedó cayada por unos segundos, analizando lo que la castaña acababa de decir. Si el listón quedaba antes de las luces, este quedaría arrugado por los cables, además que… Entró en razón. Se llevó la mano a la frente, fue deslizandola hacia su mejilla mientras gruñía de frustración.

    —Hay que quitarlo —murmuró.

    —Esto va a tardar, ¿verdad? —inquirió Kazuo, sólo recibiendo un gesto por parte de Keiko como respuesta. Suspiró —. Me encanta decorar el árbol para navidad, y lo saben. Pero detesto tener que desenredar las luces, quien sabe cuantas puedes descomponer en el proceso. Hay que dejarlo así.

    —Si lo empezamos hay que terminarlo bien, ¿de acuerdo? —regañó en broma Keiko —. Además, nosotros nos metimos en esto solos.

    —Pero fuiste tu la que lo propusiste —se quejó el castaño.

•僕らの夢• (Haruka Nanase × Oc) [Road to the world]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora