湖の妙法 Mizuumi no Myouhou

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Tenían la opción de ir a pasar la noche en alguna discoteca, o quedarse en alguna de sus casas viendo películas de terror hasta el amanecer si la valentía no los dejaba en el transcurso de las horas. No escogieron ni una de las dos. También habían podido ir a una de las muchas fiestas en clubs y karaokes a las que sus compañeros los habían invitado. No era su estilo además que sabían perfectamente cómo podían terminar. En su lugar, estaban pasando la noche en medio del océano, rodeados por brisas heladas y un cielo repleto de nubes pero algunas estrellas se escabullían entre los mantos brumosos, con aguas aparentemente tranquilas.

- ¡Esto es genial! -exclamó Keiko con una sonrisa de oreja a oreja, inclinándose sobre la barda metálica del yate para ver las luces sobre el agua -. Hace frío, ¡pero es genial!

Ciertamente estaba ocultando algo, algo que con lo que Natsumi no pudo evitar soltar una diminuta carcajada, le parecía algo tonto. Keiko estaba aferrada a la barandilla superior. A pesar de que estaba entusiasmada con el brillo de las aguas, a pesar de que no le tenía miedo a las profundidades, sentía una cierta reserva a las aguas abiertas. Kazuo estaba detrás de ella, con los brazos cruzados negando levemente ante la ironía que presenciaba.

Una idea se apoderó de la mente de Natsumi, sonrió de lado. Decidió aprovechar la situación.

-Keiko -la llamó Natsumi. Estaba recargada contra el metal, con los brazos cruzados sobre su pecho para proteger sus manos del frío. - No mires al mar de noche. Te tragará.

Obviamente era una broma, pero la severa expresión de Natsu, sin algún atisbo de sonrisa que la delatara, la hizo dudar. Un miedo incierto se apoderó de la conciencia de Keiko por unos segundos. Se tambaleó hacia atrás, la garra de sus manos alrededor del tubo la detuvo, se hincó, agachando la mirada. La sonrisa de Natsumi llegó unos segundos después junto con una ligera risa.

- ¿Por qué eres así, Natsu? -se quejó Keiko por lo bajo -. Eres mala.

- ¿Estás viendo cómo es que le aterra el mar y vas y sacas tus mitos vikingos? -inquirió Kazuo entre risas, avergonzado pero risueño -. En serio, Natsu, hay momentos en los que no sé qué pensar de ti.

-Lo siento -dijo la castaña entre risas -. Perdóname, Keiko. Sabes que a veces puedo ser un poco pesada. Lo siento, solo era una ligera broma.

- ¿Ligera dices? -preguntó Keiko, viéndola con una mirada despiadada -. Me lo pensaré. Y Kazuo... No le tengo miedo al mar, simplemente le tengo su debido respeto. No por nada hay tantas historias de naufragios y desapariciones...

-Y las muertes por accidentes, todos los barcos que se han hundido por averías... -interrumpió Kazuo, siguiendo la lista con sus dedos.

-Y los mitos, las leyendas, las maldiciones, los monstruos de las profundidades... -Natsumi dejó de hablar cuando advirtió la extraña mirada de los otros -. ¿Qué? Claro que pueden haber. ¡Por favor! Sabemos más del espacio que de los océanos que nos rodean; y no me pueden decir que la humanidad ha explorado, o por lo menos visto, todas las regiones del océano. Por favor, díganme que ustedes no piensan que todo lo que sabemos es lo único que hay ahí afuera -señaló hacía el mar -. ¡Inclusive Atlantis podría existir y nosotros ni en cuenta!

Hubo un silencio. Ambos jóvenes tenían las cejas ligeramente arqueadas. Compartieron una mirada llena de confusión. Estallaron en carcajadas segundos después, no de burla, simplemente de costumbre. Natsumi se les unió. Las risas de los tres resonaron en el vacío sobre las aguas.

-No, claro que no -dijo Kazuo una vez su risa se calmó -. Es sólo que... me parece imposible de creer que siendo la del razonamiento más lógico entre nosotros puedas creer tan firmemente en todo eso.

•僕らの夢• (Haruka Nanase × Oc) [Road to the world]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora