•僕らの夢• (Haruka Nanase × Oc) [Road to the world]

開始 Kaishi

Las brisas primaverales, trayendo recuerdos invernales con su frío tacto. Colores brillantes por donde quiera que vieras. Los arboles eran una galería de infinitos tonos de verde. Alumnos de todas las especialidades se veían pasar por los senderos empedrados del campus. El balón resonaba contra la gravilla de la cancha con cada bote. Natsumi pasó el balón por entre sus piernas, lo botó otro par de veces a su costado derecho, alzándolo con agilidad sobre su cabeza, girando su muñeca para tirar una canasta, caminó en busca del balón. En una banca solitaria a un costado de la cancha, Keiko estaba sentada, con las piernas sobre el metal cruzadas en posición de loto, con un libro sobre estas. Suspiró frustrada al no comprender lo que leía, aparto la mirada de las paginas, buscando con que distraerse.

— ¿En serio iras a entrenar aunque el torneo de novatos sea mañana temprano, Natsu? —le preguntó Keiko, justó al momento en que lanzaba para anotar otra canasta.

—Pues claro que sí —asintió Natsumi—. No puedo darme el lujo de perder la racha que llevó. No después de lo que logré la semana pasada. Además, en la competencia no serán más de medio kilómetro.

—Y hablando de eso —señaló Keiko —, ¿cómo es que te dejaron participar si no fuiste a ninguna de las prácticas de la semana pasada? Los novatos tuvieron que haberse presentado la primera hora del lunes en la alberca, ¿no?

—Ah, eso es sencillo —dijo Natsumi, driblando —. Ese mismo lunes, hablé con el entrenador Tsukamoto y le explique lo que iba a ser esa semana... ya sabes, el entrenamiento previo. Pues me dio permiso para faltar a las prácticas de la semana solo después de ver los tiempos que había logrado y de mi plan de entrenamiento que tengo con Fuyimoto-san. Es un hombre muy frío, ¿sabes? Me costó mucho delegar con él.

—Pero tú siempre terminas convenciendo a las personas, Natsu —suspiró Keiko —. Es unas de las ventajas de ser tú.

—A todos exceptuando a mi madre —bromeó Natsumi antes de ir por el balón, que había rodado fuera de la cancha.

Caminó tras el balón hasta que este se detuvo en la tierra de unos de los jardines del alrededor. Estaba dispuesta a ir por él los metros que le faltaban, mas un chico de desacomodada cabellera rosada lo levantó de entre las plantas.

—Se ve que se divierten, ¿puedo unírmeles? —preguntó el chico jugando con el balón entre manos.

—Corrección. Solo ella se divierte —notó Keiko, casi gritando, desde la banca.

—Claro —le contestó Natsumi al chico enseguida, le extendió una mano —. Hamasaki Natsumi, un gusto. Y la que está peleándose con el libro por allá es Sawamura Keiko.

—Shigino Kisumi —se presentó el chico, estrechando la mano de Natsu —. El gusto es mío.

—Hola, chicas —la voz de Kazuo hizo que el trio volteara, viéndolo correr por el sendero hacia donde estaban Natsumi y el chico —. Veo que ya conocen a mi nuevo amigo. Estamos en varias de la clases juntos, así que lo invité para la reta de hoy. ¿Qué dicen? ¿Empezamos ya?

—Como quieran —suspiró Keiko —. De todas formas, no creo poder avanzar mucho con las lecciones aquí. Y que Natsu estuviera jugando todo este tiempo no me ayudo en mucho. Un pequeño descanso no hará daño.

—Lo dices como si yo fuera la culpable de todo esto —se quejó Natsumi —. Pero, como sea, hay que empezar con esto de una vez. ¿Les parece chicas contra chicos?

—Claro —asintió Keiko.

— ¿No será un poco disparejo? —inquirió Kisumi —. Después de todo...

—Créeme, amigo —. Es mejor no subestimar a este par de chicas, y menos cuando están en el mismo equipo. Ya lo entenderás mientras juguemos.

Keiko le pidió el balón a Kisumi, para que lo lanzara para el saltó entre Kazuo y Natsumi. Lanzó el balón por encima de todas las cabezas, detonando el salto de ambos jóvenes. Kazuo era por pocos centímetros más alto que Natsumi, mas eso no impidió que el saltó de la chica fuera mucho más intenso, permitiéndole tocar el balón con la punta de sus dedos, dirigiéndolo hacia donde Keiko estaba.