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Su alfa le insultaba todos los días y noches por haber bajado la guardia dejando como ese grupo de cazadores arrasaba con todo a su paso.

Él junto a su grupo lucharon haciendo frente al enemigo pero por un descuido suyo, error que actualmente lo carcomía lentamente, fueron acorralados de ambos lados del puente, si no fuera porque su mejor amigo lo empujó al río hubiera recibiendo el impacto de la flecha y estaría muerto.

Gracias a la fuerte corriente del rio su cuerpo fue empujado e impactado con todas las piedras logrando perder la conciencia dejándose llevar a quien sabe donde y al despertar se encontraba en la orilla con sus ropas completamente húmedas y destruida, con confusión miró a su alrededor y sus pupilas se contrajeron al ver varios cuerpos sin vida siendo arrastrados por el agua.

Desesperado se introdujo al agua en busca de algún superviviente pero siempre era el mismo resultado.

Cadáver tras cadáver fue sacando del agua, cachorros de apenas tres años hasta ancianos de setenta, las lagrimas descendieron por sus mejillas dejando un pequeño rastro en el interior del bosque en donde tenia las tumbas improvisadas.

Luego de una pequeña ceremonia y rezar para que sus almas fueran llevabas por los ángeles comenzó su camino de vuelta a su pueblo siguiendo el río que le sentencio a vivir.

Se apoyó en el tronco de un árbol totalmente agotado, aunque su cuerpo le exigía e imploraba a gritos que se detuviera, no le importaba en lo más mínimo volviendo a incorporarse caminando entre medio de la vegetación con la mirada totalmente perdida y nublada dejándose guiar únicamente por su olfato en busca de algún aroma característico.

Con el pasar de los días lo último que le quedaba de cordura se perdió al llegar y lo que consideraba como su hogar cálido dónde nació y formó su propia manada con sus más fieles amigos ahora estaba totalmente carbonizado donde aun se podia ver los rastros de fuego consumiéndose lentamente.

Varios cadáveres en su mayoría híbridos ancianos, casas destruidas, animales heridos... Ningún sobreviviente.

Busco con desesperación a su grupo de amigos yendo a todas las zonas de escondite hasta terminar en aquel puente donde los vio por última vez con un semblante triste antes de que cayera y fuera arrastrado por el agua viendo como se abalanzaron encima de ellos pero ahora ni sus feromonas pudo encontrar.

La tristeza cambió a una de ira pura que solo lograba desahogarse al capturar y matar a cada uno los grupos de cazadores que se encontraba pero cuando volvía en si era demasiado tarde como para sacarle las palabras a los moribundos alfas. Al ser uno el trabajo le era más sencillo al escabullirse dentro de las tiendas liberando a los prisioneros que en su mayoría eran omegas y betas jóvenes pero ninguno era de cara conocida.

Negó tratando de borrar aquellos pensamientos intrusivos para concentrarse en el ahora.

Se encontraba escondido entre medio de la maleza viendo fijamente su próxima presa, una vaca que tal vez se le había escapado algún granjero cerca de la zona, con espada en mano se fue acercando lentamente teniendo cuidado de no hacer bastante ruido para finalmente saltar encima del animal y clavar su espada en alguna zona vital.

Omega: ¡Logré atrapar algunos peces! - El tono alto de la voz asustó al animal que se fue corriendo en busca de un escondite.

Su iris brillaron, sus partes híbridas reaccionaron aumentando de tamaño y su aroma se intensificó, volteando únicamente su rostro mirando fríamente al omega que al ver su semblante borró su sonrisa pero sin retroceder o agachar su cabeza en señal de sumisión.

Spreen: ¡¡Cerra el orto!! - Grito haciendo que el omega se quedara paralizado.

Los colores café y morado chocaban entre sí, haciendo del silencio algo duradero a pesar de que solo pasaron unos segundos.

El felino es mío  - LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora