Te conocí

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Mi pobre y loco corazón ha sido lastimado tantas veces y en esta ocasión no era la excepción. Estaba pasando por un momento complicado, bastante difícil diría yo, sentir que la persona que aprecias incluso amas ya no siente nada por ti y eso era lo que me estaba pasando con mi actual novio, Gael Flores Mendoza.

Teníamos ya bastantes conflictos, mucha desconfianza y sobre todo comportamientos tóxicos de los que no me siento muy orgullosa de externar. Esas primeras semanas de enero no fueron de lo mas tranquilas entre enredos y enfados no podía alcanzar la paz que tanto anhelaba, mi vida se estaba viniendo abajo poco a poco en el aspecto amoroso, Gael cada vez era mas frio y seco, había días que no me hablaba y terminaba por dejarme en visto sin explicación alguna.

Eran días de estar llorando constantemente, de estar acostada en mi cama sin que hubiera un fin, era de esos momentos donde pierdes la noción del tiempo completamente, suplicándole a un dios o a lo que fuera que me estaba escuchando que me quitara este dolor, este martirio que me permitiera dejar de quererlo. Eran noches en vela con mi mejor amigo Agustín escuchando una y otra vez la misma historia de siempre.

Todo fue por mis estúpidas inseguridades que me hicieron perder la cabeza, su actitud y el desinterés me orillaron a entrar a su correo y buscar en el apartado de fotos donde encontré capturas de conversaciones entre Gael y Erika. 

No pude soportarlo, tomé un papel donde me desquiciaba y comencé a llamarle a Sonia mi cuñada de 14 años para tener información sobre lo que mis propios ojos estaban viendo, pero no obtuve exito asi que intenté llamarle a Gael varias veces pero no obtuve exito ya que se encontraba en Guanajuato con su abuelo en su hacienda que segun él no había señal.

Cuando pude comunicarme con él todo se fue al caño, discutimos, gritamos con toda la voz que encontramos en nuestro interior. Al parecer ya estábamos hartos de esto. Después de aquella pelea necesitaba platicar con alguien, necesitaba un consejo, necesitaba a Agustín.

-Quiero dejar de quererlo Agus, necesito borrarme la memoria y olvidarlo, sacarlo de mi corazón ¡Es buena idea! Agustín bórrame la memoria ¿Puedes hacer eso? Tienes que decir que sí, ayúdame- Grité con todo lo que tenía hasta quedarme sin voz entre lagrimas y lamentos.

Agustín solo se quedaba mirándome, quizá observando mi comportamiento para que una vez que me callara pudiera hablar él.

-Mich entiendo lo que sientes y como te sientes, el querer a una persona te puede hacer mucho daño y más si es él el que lo esta causando de forma directa, ahorita estas asi solo por una pelea que tuvieron la semana pasada, ahora imagínate como vas a estar cuando terminen. -Rompió la barrera del contacto y me abrazó tanto que hizo que al pasar los minutos me hiciera sentir cada vez más segura. Siempre le estaré agradecida a mi mejor amigo Agustín porque a pesar de la distancia, del tiempo y de la monotonía nunca me ha dejado sola, NUNCA.

-Agus ¿Sabías que eres el mejor amigo de todos los tiempos?- Comenté con voz bajita ya que me la había acabado con tanto grito de hace apenas 5 minutos.

-Tú eres la mejor, siempre quise tener a una amiga cómo tú ¿Crees que sería muy inteligente de mi parte tratar de perderte? Eso jamás.

Mi cara no es de las que pueda ocultar alguna emoción, si estoy feliz se me hace una sonrisa de ceja a ceja, si estoy enojada dejo ser libre lo que caracteriza a mi apellido tener constantemente el ceño fruncido, y si estoy triste dice mi mamá que la mirada se me ve apagada, sin esa chispa o luz que tienen mis ojitos y claramente empiezan a salir las lagrimas.

De pronto mi celular empezó a vibrar, me había llegado una notificación de mi escuela, había pasado ya la pandemia y era momento de regresar a clases presenciales, el calendario que nos habían mandado decía que asistiríamos una semana si y una semana no y los que llevaran un apellido que iniciaran con las primeras letras del abecedario, de la A a la L seríamos los primeros en asistir el próximo Lunes 21 de febrero de 2022.

El chico de la sudadera AmarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora