Octubre parte 2

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Al principio del beso me dejé llevar y le di un poco de acceso a sus manos, en cuanto tocaron zonas que consideraba no aptas en ese momento lo detuve agarrando sus manos del lugar donde estaban y las regrese a sus piernas.

-José, no quiero que solo tengas una relación conmigo para obtener otra clase de placeres, en algún momento tú y yo hablamos acerca del tema, pero creo que es necesario que te lo repita. -Me miró con una cara de desencajado, hasta podría decir que de algo incomodo y enojado.

-Sé que podría ser algo reiterativo, pero considero que deberíamos volver hablar del tema.

-Te escucho. -Pronuncio con una voz profunda y con un tono seco, no el normal que siempre utilizaba, relajado y feliz.

-Cuando aún éramos amigos te comenté que a mi no me gustaría que me utilizaran solo para tener relaciones ¿Te acuerdas?

-Sí.

-Tambien dije que no daría nada a cambio a menos de estar segura de que la persona con la que estoy es la indicada, llámame anticuada pero . . . 

-Al grano Michelle que ya me tengo que ir a mi casa. -Me interrumpió al mismo tiempo de decir dichas palabras casi escupiéndolas.

-Bien, quería decirlo de forma amable pero no me dejas otra opción, es mi pensamiento y es mi cuerpo por tanto no creas que la tienes muy fácil porque en primera yo no soy así, me conoces y sabes como soy y lo que puedo llegar hacer, si crees que porque ya somos novios puedes venir y jugar conmigo en ese aspecto estas muy equivocado.

-¿De qué me estas hablando? yo no te estoy haciendo nada, simplemente te quería dar un beso y bueno es normal en las relaciones tal vez juguetear un rato, yo no te estoy obligando Michelle.

Por un momento mi mente se bloqueó, traté de acomodar mis ideas y al ver la cara de José enojada, los hombros tensos y su mandíbula igual de tensa pedí perdón.

-Perdóname José, no quería iniciar una pelea nuevamente pero tu comportamiento tan diferente tan cambiante que no sé como tratarte, te juro que he estado trabajando muy duro con la psicóloga para poder dejar mis traumas del pasado para estar bien contigo, pero me gustaría que me apoyaras más en este proceso, que no me dejaras sola. - Me miró de arriba abajo, frotó las dos manos en su cara en forma de hartazgo contestó.

-No te dejo sola Michelle, jamás te he dejado sola solamente he estado demasiado concentrado en mi escuela, en mis exámenes ¿Acaso me has preguntado como me ha ido? ¿No verdad?

Me sentí mal, era cierto no le había preguntado el como se sentía por todo lo que se me estaba atravesando por la cabeza, tal vez eran las crisis existenciales, tal vez era la escuela y el estrés de no quedar en ella, tal vez eran mis traumas del pasado con los que me enfrentaba día a día con la señorita psicóloga Gómez. Lo mire y tenía una expresión nula sin empatía sin nada, solo se me salió  una lágrima.

-No tienes porque llorar amor, aquí estoy contigo para apoyarte en estos momentos y por si no te lo había dicho antes Te amo.

Me confundían sus palabras porque sus acciones me demostraban totalmente lo contrario, sus expresiones ya no eran tiernas, sus abrazos ya no eran cálidos y bueno sus besos solo eran una mezcla de calentura, pero ya no de amor y yo lo sabía, pero no quería aceptarlo. Traté de volver la platica un tanto romántica.

-¿Cuál crees haya sido la ocasión en la que hicimos click? .-Se quedó pensando por lo menos unos 10 minutos y nunca contestó.

-Sinceramente no sabría decirte amor porque hemos pasado tantas cosas que no podría elegir un solo recuerdo ¿Cuál dirías tú que fue nuestro click? 

El chico de la sudadera AmarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora