Rosas de mayo

15 2 0
                                    

Los últimos meses han sido turbulentos, llenos de emociones encontradas que me han dejado confundida y aturdida. Todo comenzó de una forma tan inesperada, cuando me di cuenta de que algo estaba cambiando en mi relación con uno de mis mejores amigos, en su defecto José. Empecé a notar que me sentía diferente cuando estaba con él, como si mi corazón latiera más rápido, como si todo a mi alrededor desapareciera cuando estábamos juntos. No podía ignorar la sensación de que tal vez, solo tal vez, estaba empezando a sentir algo más que amistad por él y me aterra pensar en eso, me estaba obligando a mi misma a reprimir todo ese sentimiento y esa sensación de querer dar el siguiente paso. La idea sin dudar alguna me asustaba y me confundía al mismo tiempo. ¿Cómo era posible que estuviera desarrollando sentimientos románticos por José? No podía negar que él era increíble en todos los sentidos. Era inteligente, amable, gracioso, y siempre estaba ahí para mí en los momentos difíciles, pero ¿Era necesario abrir esa puerta que nos llevaría a complicar nuestra amistad? Me encontraba en un constante dilema, sin saber si debía expresar lo que sentía o simplemente ignorar esos sentimientos y seguir como si nada hubiera pasado.

Pero todo tomó un giro drástico esos días que me daba clases de matemáticas cuando estuvimos solos por unos cuantos minutos y nuestros labios se encontraron en un beso prohibido. Fue como si todo lo que había sentido antes se intensificó en ese momento, como si el mundo se detuviera y solo existiéramos los dos. El beso fue mágico no lo voy a negar, pero al mismo tiempo fue aterrador, porque sabía que estábamos cruzando una línea que no deberíamos haber cruzado, sobre todo una línea que yo me había puesto desde hace mucho tiempo ya. Yo soy de la idea a la antigua dónde no conectaría ningún beso ni los labios con alguien que no estuviera en una relación seria conmigo y ¡Joder! Con él rompí ese límite.
Me siento tan asqueada y ansiosa por dicho momento.

Después de aquel beso, las cosas se volvieron aún más confusas. Nuestro comportamiento cambió, nos evitamos, nos sentimos incómodos y en un extraño limbo.

Pasó Febrero.

Pasó Marzo.

Y a la mitad de Abril.

Me sentí aliviada cuando él finalmente sacó el tema a colación, pero mi corazón se destrozó cuando dijo que solo quería seguir siendo amigos. Me sentía como si me hubieran arrojado a la friend zone y no supe cómo reaccionar. Por un lado, sentía un alivio de tener claro lo que él quería, pero por otro lado, me preguntaba si estaba haciendo lo correcto al conformarme con solo ser su amiga yo quería conocerlo en todo aspecto, me llenaba de curiosidad saber lo que era ser su novia, lo que era ser su prioridad, el como podría tratarme quizá.
Todavía me siento confundida, aturdida y un poco herida. No sé si debería buscar respuestas a lo que sentí, a lo que pasó entre nosotros, o simplemente tratar de superar todo esto y seguir adelante. Me pregunto si voy a poder dejar de sentir algo por él, o si nuestra amistad va a ser la misma después de esto. Me gustaría volver atrás en el tiempo y evitar que esto sucediera, pero sé que no puedo cambiar lo que ya pasó.

A veces me pregunto si alguna vez sabré qué es lo que realmente siento, si podré superar esta confusión y seguir adelante. Pero por ahora, solo me queda lidiar con mis sentimientos, tratar de comprender lo que está pasando dentro de mí y aceptar que, a veces, la vida nos pone en situaciones que no podemos controlar.

—Cariño, ya está el desayuno listo. — Gritó mi madre.

—En un momento bajo. — Conteste mientras cerraba mi libreta dónde escribía mi más profundos secretos o pensamientos, algo así como un diario.

—Buenos días Mich.

—Buenos días mamá. — Conteste mientras me sentaba en la mesa del comedor para desayunar.

El chico de la sudadera AmarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora