El chico de la sudadera Amarilla

La graduación

La graduación es uno de los momentos más emocionantes en la vida de cualquier persona, es el momento en el que se cierra un ciclo y se abre un nuevo capítulo lleno de posibilidades, es una celebración de todos los logros y esfuerzos que se han realizado a lo largo de los años de estudio, de todas esas veces que se ha quedado uno en vela haciendo trabajos, todo el estrés que tuvimos por las calificaciones.
La emoción de la graduación comienza mucho antes del gran día, durante los últimos meses de estudio, se siente una mezcla de nerviosismo y emoción al pensar en el momento en que finalmente se recibirá el reconocimiento. Cada examen, cada proyecto y cada presentación son un paso más hacia la meta final y la emoción va en aumento a medida que se acerca el día de la graduación.
Ver a los amigos y compañeros recibir sus diplomas, escuchar los discursos inspiradores y sentir el orgullo en el aire es una experiencia emocionante e inolvidable.
Es una ocasión para reflexionar sobre todo lo que se ha logrado y para imaginar las infinitas posibilidades que se vislumbran en el horizonte.

Inicia la cuenta regresiva ya estábamos a poco días de graduarnos e irnos de esa escuela la que nos vio entrar, nos vio ausentarnos por la pandemia y que afortunadamente ahora nos ve partir. Sobre todo nos ha dado una gran familia, muchos reímos, cantamos, bailamos, amamos, lloramos en cada una de esas instalaciones, en cada rincón guarda una historia, una emoción, una sensación y en los últimos días he estado pensando en eso, mi mirada se volvió melancólica ya que estaba apunto de iniciar una nueva etapa, de alguna u otra manera me ponía triste el pensar que si o sí nuestro grupito de amigos se desintegraría, cada uno tomaría un camino diferente o una vida diferente, pocos seríamos los que sobreviviríamos ante está tempestad o ante está separación.
Alex quien siempre se portó como un guardaespaldas digno de la realeza al defenderme de Gael. Daniel quien siempre me ayudó a no sentirme mal y el ayudarme con la tarea de ecología ya que yo no le entendía ni una pizca. Danna quien alimentó mi hambre por la lectura. David quien ha escuchado mi versión y que con pruebas se lo demostré y me brindó su apoyo ante todo sin dejarme caer. Melissa quien me levantaba el ánimo haciendo halagos sobre mi ropa, mi cuerpo y mi forma de ser, llegó un momento donde me sentí fea por eso pensaba que Gael me había dejado y ella no se rindió y me hizo ver lo tan bonita que podía ser. Amelia, mi querida Amelia creo que ella ha sido una de las pocas personas que puedo considerar mi amiga más cercana ya que siempre estuvo conmigo en todo momento, me vio reír y llorar simplemente ha sido mi confidente en todo aspecto siempre le tendré un gran cariño y sobre todo trataré de mantener comunicación con ella porque quiero que se quedé en mi vida. Por último y no menos importante Mi Oso, mi cómplice, mi cuidador, mi ángel de la guarda, mi amigo, mi mano derecha, José. Supongo que no me alcanzará la vida entera para agradecerle todo lo que ha hecho por mi en tan poco tiempo de conocerme, el mejor de todos. Sin duda fueron un curita para este corazón que estuvo al borde de la locura y de la depresión, son esa luz que se ve al final del camino y se los agradeceré siempre por el resto de mi vida.

—Michelle. — me tocó el hombro Amelia.

—Perdóname me he quedado pensando en algo Meli.

—Si me he dado cuenta ¿Es por la graduación?

—Algo así, supongo que mi preocupación es que me voy a poner y de que color va a ser.

—¿Segura que es solo eso?

—Te lo prometo Meli es eso.

En un abrir y cerrar de ojos se sentaron Ximena y José en la mesa en la que estábamos Amelia y yo almorzando.

—¿Qué andan haciendo par de tortolos? —Bromee con ellos para causar tensión.

—Cálmese Mija.

—¿Podremos empezar a llamarte cuñada Xime?. — bromeó Amelia.

—¡Amelia! ¿Tú también?

—Relájate José solo estamos bromeando, no es para tanto además a Xime no creo que le moleste ¿O si?. — me dirigí a ella con la mirada.