Si tú vas, yo voy

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Tener un amigo en quien confiar es una de las cosas más valiosas en la vida y cuando ese amigo te da la confianza para salir a fiestas y divertirte, la sensación de seguridad y bienestar se vuelve aún más profunda.

Siempre he dicho que la confianza es algo que se construye con el tiempo, a través de las experiencias compartidas y la lealtad mutua, es el sentimiento de saber que puedes contar con esa persona, que estará allí para apoyarte en cualquier situación. Y cuando se trata de ir a fiestas, saber que tienes a un amigo en quien confiar es crucial.

Ir a fiestas puede ser emocionante pero también puede ser un poco intimidante ya que hay una serie de factores que pueden hacer que te sientas inseguro: desde la presión social hasta el consumo de alcohol pero cuando te acompaña esa personita especial todos esos temores desaparecen. Saber que tienes a alguien que estará pendiente de ti, que te cuidará y también se divertirá te libera de cualquier preocupación. Sabes que podrás relajarte y disfrutar el momento, sin tener que estar constantemente alerta o vigilando tu entorno.

Mi vida se había convertido en mundo gris desde aquel 11 de Marzo por culpa de Gael Flores Mendoza, afortunadamente estábamos en la semana que no íbamos a la escuela entonces aprovechaba esos momentos para sumergirme en mi amargura y dolor en mi cuarto con papas y chocolates, los únicos con los que tenia contacto eran con Agustín y José. Me agradaba que estuvieran al pendiente de mí pero del que más me sorprendió fue de José.

NOTIFICACIÓN 

-Oye ¿Cómo sigues? No te me vayas a morir Mija.

-Hola José, creo que lo único que puedo decir es que ando sobreviviendo, me siento en un mar de lágrimas a la deriva, pero supongo que Gael ha de estar igual de desconsolado.

-Entonces me imagino que no has visto las historias de Jesús ¿Verdad?

-Espera ¿De qué historias me estás hablando José?

-Aggh yo y mi bocota ¿Verdad? mira Jesús subió unas historias a su perfil de una fiesta pero antes de que las veas prométeme que vas a estar bien ¿De acuerdo?.

-No prometo nada José pero trataré de estar lo más tranquila posible. 

Sali de la aplicación de mensajes y me fui a mis redes sociales, busqué el perfil de Jesús y entré a sus historias, cuando examiné cada una de ellas me di cuenta que Gael no estaba tan desconsolado como yo pensaba en cambio estaba en la fiesta de su amiga Diana con Camilo y Jesús.

-¡Esto no es posible José!

-Te lo dije Mich, tienes que estar más tranquila, pero ahí tienes la prueba donde yo te dije tantas veces que ese cabron no vale la pena.

-José ¿Crees que te pueda llamar?

-La verdad es que no puedo Mija porque tengo visitas pero aquí ando para lo que necesites, yo te escucho y la verdad no quiero dejarte sola con esto porque sé exactamente como te sientes.

-Esta bien Amix no te preocupes por mí yo estaré bien, intentaré olvidarme de todo con unos esquites.

-Ahí está Mija esa es la solución, chingate tus esquites y santo remedio.

Hice una pausa  en la conversación y me puse a pensar en todo lo bello y malo que había pasado con Gael y asi de un momento a otro me comenzó a ganar un sentimiento de tristeza, estaba  abatida al darme cuenta de que no fui suficiente para él, me comencé a culpar de alguna u otra manera  por todo lo que salió mal en nuestra relación. Me pregunto una y otra vez si podría haber hecho más, si podría haber sido mejor y solo tal vez así no se habría ido. Me duele el corazón al pensar que no fui capaz de satisfacer sus necesidades y que no pude mantenernos juntos. Me siento como si hubiera fallado, como si no fuera lo bastante buena para él. 

El chico de la sudadera AmarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora