Los días habían pasado y las festividades ni se diga, en algún momento quise invitar a José a las posadas que organizaba mi familia cada año, aunque por desgracia este año no celebrarían nada ya que apenas nos estábamos recuperando del Coronavirus no quisieron arriesgarse y es que esa tradición tiene los años, podría decirse que esa casa en específico la de "Los abuelos" Está desde los tiempos de la revolución mexicana, las tías Zúñiga eran las que organizaban todo para la posada, se iniciaba con un rosario y cantos de almenls una hora y media, posteriormente bajamos al patio para la peregrinación, por último nos daban nuestra colación y los niños partimos piañata.
Desde pequeña al igual que día de muertos también amaba las fiestas decembrinas y quería que José las experimentara conmigo así como yo lo hice con él en noviembre con su familia.Lamentablemente no pudo ser así, además José y yo habíamos pescado un fuerte resfriado, si creíamos que el estar al aire libre por mucho tiempo no nos iba a hacer daño, pues que equivocados estábamos.
Pasaron las fechas decembrinas, la navidad y el año nuevo, era ya 2023 un nuevo año para evolucionar, para hacer todo lo que no hice en el 2022.
Martes 10 de enero de 2023
Me ví envuelta de tanto problema matemático que no le encontraba fin a la hoja de ejercicios.
—Es mucho para mí. — Le comenté a Agustín quien estaba al otro lado de la pantalla estudiando conmigo.
—Asi es la vida mija, tienes que soportar.
—Pero no le entiendo nada a este ejercicio ¿Cómo rayos despejo X?
—Mi pregunta es ¿Cómo rayos pasaste el último semestre? — Se echó a reír Agustín.
—Con la obra y gracia del espíritu Santo.
—No ya en serio, antes si le entendías ¿Por qué ahora te estás bloqueado tanto Mich?
Bajé la mirada, me daba vergüenza admitir que en matemáticas era una tremenda burra, no tenía idea de lo que estaba realizando.
—Yo no soy muy bueno en matemáticas Mich, sino ya sabes que yo te podría ayudar.
—Lo sé Agus, solo que no sé a quien pedirle ayuda.
—¿Y si le preguntas a José?
—¿A José? No sé, no quiero molestarlo.
—No pierdes nada al preguntarle por este problema.
Salí de la videollamada, busqué el chat de José y le mandé mensaje.
A los pocos minutos contestó—¿Qué pasó mija?
—Oye Oso tengo dudas en matemáticas, mira este problema no le entiendo¿Me explicas?
—Mija este tema se te va hacer más complicado si te lo explico de esta forma, te lo tendría que explicar en persona.
Solo le contesté un sticker de un perrito mirándolo fijamente.
—Si quieres yo te puedo ir a dar clases a tu casa. Contestó.
—¿De verdad lo harías? Me da mucha pena.
—Claro que sí mija, estoy de vacaciones claro que te puedo ayudar.
—Muchas gracias Oso, me vas a alivianar mucho porque no entiendo nada.
—Ay mija ¿Por qué no me habías dicho antes?
—Me da pena y aparte no te quería molestar.
—No importa mija, tú dime lo que sea y ya en lo que pueda te ayudo.
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El chico de la sudadera Amarilla
Teen FictionMichelle y José, dos amigos íntimos que comienzan a sentirse atraídos el uno por el otro, así que deciden salir. Al principio la relación es un sueño pero pronto José comienza a tratar mal a Michelle, llegando al punto de enviarla al psicólogo. En m...