Mi pilar

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08 de marzo de 2022

Han pasado las semanas y seguimos con la modalidad que consiste en que unos estudiantes acuden una semana si y una semana no a la escuela.

Las cosas con Gael iban de mal en peor, cada vez que lo veía en el pasillo del edificio A tenía siempre la misma expresión de disgusto, me pedía estar solo y se iba por otro lado con sus amigos, se ponía los audífonos para no "escucharme" y yo cada día me iba apagando cada vez más, pero siempre tenía a José a mi lado como mi apoyo.

—A ver Mija tienes estar bien, no te tienes que venir abajo por un chico que se ve que no vale la pena ¿Te has visto últimamente? Necesitas estar mas pilas y no dejarte y perderte a ti misma por ese renacuajo.

José empezaba a tenerme más confianza y su forma de expresarlo era el nuevo apodo "Mija" , para todo ya era Mija aquí Mija acá, la verdad no me incomodaba porque yo tambien comenzaba a decirle ciertos apodos asi que no había ningún problema con ello.

—Tienes razón José, tal vez tengo que dejarlo ir, sería lo mejor para él.

—Lo mejor para ti Mija porque quien importa aquí eres tú, ya déjalo volar Mija —Alzo sus manos e hizo forma de un pájaro volando. No lo había observado con detenimiento hasta que me percaté que tenía una cicatriz en la ceja izquierda como si él mismo se hubiera hecho la línea como los nuevos cortes que están de "moda"

—¿Te puedo preguntar algo José?

—Si, dime.

—¿Te cortas tú la ceja?

Se tocó la ceja y me sonrió —Para nada, digamos que fue mi culpa bueno tal vez un accidente.

—¿De verdad?

—Hace un tiempo fuimos a un viaje familiar a un parque acuático y llegó un momento en el que me resbalé y me pegué con uno de los toboganes, me abrí la ceja y me tuvieron que llevar al hospital, de hecho algo chistoso es que apenas habíamos llegado al parque, lo arruiné por completo.

—No es así José, fue solo un accidente y los accidentes pasan y más cuando eres niño, yo tengo mis rodillas con muchas cicatrices porque siempre me estaba cayendo y raspándome.

—Extraño mi niñez Mich. —Bajo la mirada y se quedó pensando, hubo unos segundos de silencio.

—Yo también la extraño José, pero ya estamos aquí dos jóvenes de 17 casi 18 años con aspiración a entrar a la máxima casa de estudios.

—¿Sabes algo? yo sé que lo lograremos Mich.— dobló su mano en forma de puño y me lo acerco para hacer un choque de puños.

—Lo lograremos José. —Sonreí, choqué el puño con él y me quedó un sentimiento de felicidad por haber conocido a José.

—Alex, Daniel ¿Cómo les fue en el examen? .- Escuché a José hablar.

—Tenemos fe muchachos, ahora tengo nervios por mi partido de fútbol americano.- Comentó Alex.

—¿Nos vas a invitar a verlo Alex? - Bromeé con él.

—Tal vez, solo si me invitan un burrito de aquí a la vuelta.

—Mejor una torta Alex. - Opinó Daniel.

—Daniel tu no sabes lo que es bueno para nuestro estómago. - Comentó Alex.

Nos levantamos de la barda que había cerca de la cafetería y nos dirigimos a la puerta de salida para ir por el burrito que tanto anhelábamos que estaba a la vuelta de la esquina literalmente, los precios de ese puesto eran muy accesibles y la comida valía la pena cada centavo. Después de dicho almuerzo cada quien se fue a su casa, pero esa misma tarde recibí un mensaje de Gael.

El chico de la sudadera AmarillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora