Vivir por amor

Por su amor

Me observa sonríe al mismo tiempo que se levanta se acerca y me abraza, la fuerza con la que ejerce su abrazo hace evidente que esperaba mi llegada.

Su madre nos observa y su expresión cambia a una de incomodidad, supongo que por la evidente atracción y confianza entre nosotros es entendible, ya que nunca nos a visto dándonos este tipo de afecto o será por el hecho de que yo no acostumbro a demostrarle afecto a nadie.

-Disculpa señor Filatova por irrumpir en su habitación pero mi niña insistió en que le hiciera compañía mientras lo esperaba – comenta la señora Martina levantándose de la cama un poco apenada.

-No tengo nada que discutir sobre eso, usted es la madre de esta hermosa mujer así que siéntase como en su casa –la verdad nunca me a gustado que invadan mi privacidad pero sorprendentemente no me siento incómodo o molestos, supongo que estoy de buen humor.

Miro a Zoe acaricio sus mejillas y dejo un corto beso en sus labios, aunque deseaba devorar esos labios a mi pleno antojo, me separo de ella solo por respeto a la presencia de su madre– Me gustaría hablar a solas con tu madre – comento mirándola a los ojos, se torna confundida e intrigada pero afirma con su cabeza.

-Está bien, iré a la cocina por favor envíale un mensaje a la enfermera recordándole que ya debe estar aquí antes de que salgamos, no a llegado y no quiero que mi madre se quede sola - comenta, asiento con mi cabeza dedicándole una sonrisa que me devuelve para luego salir de la habitación; últimamente parezco un imbécil sonriendo por todo pero en parte se debe a que mi vida es mejor desde su llegada.

Antes no entendía en que consiste la felicidad y muchos menos lo que se siente estar enamorado, pero ahora me siento como un idiota felizmente enamorado, patético, soy muy patético por perder ante sus encantos, de la noche a la mañana se volvió muy importante en mi vida y ni siquiera me dio tiempo de evitarlo.

- Esa niña me trata como una incapaz, no necesito niñera pero quien puede contra su terquedad- suspira - ¿Qué tendrás que decirme como para que mi niña no lo sepa? – Comenta, como si ella no supiera de dónde saco esa impulsividad y terquedad.

-Solo se preocupa, aunque no necesite compañía, la enfermera es necesaria para casos de emergencia- me encojo de hombros y me siento al borde de la cama- Sobre lo otro Zoe lo sabrá esta misma noche, solo que por ahora pretendo hacer lo correcto - me siento algo nervioso y no debería puesto que no necesito de su aprobación pero supongo que ella si necesita de este protocolo antiguo y vergonzoso.

Su madre fija su inquisitiva mirada sobre mi y aunque le indico que tome asiente, sacude su cabeza y se cruza de brazos.

- Bueno lo que deseo decir se trata de ella… ya sabe que le fui sincero con mis intenciones…- mi voz se quiebra de la nada por lo que me veo en la obligación de tomar suficiente aire y calmar mis nervios- En fin como decirle sin que le cause tanto impacto- balbuceo – que patético me escucho, ni yo mismos entiendo porque esta inofensiva señora me causa tantos nervios o simplemente se deberá al hecho de que me cuesta expresar mis sentimientos.

- ¡¡Ya habla de una vez!! No me trates como si me fuera a morir por cada noticia que me den, esas dos niñas solo exageran se preocupan demasiado yo todavía me siento lo suficiente fuerte– hace un gesto con la mano animándome para que hable, supongo que se refiere a la enfermera y a su hija.

-Bien, quiero pedirle la mano a su hija – suelto de manera corta rápido y preciso.

-No- niega con su cabeza mirándome como si estuviera viendo a un fantasma- cuál es la prisa solo llevan unos escasos meses dale tiempo de conocerte – responde y frunzo el ceño sintiendo muy enojo por su respuesta, ella ni siquiera sabe todo lo que hemos vivido, compartido y entregado en este corto tiempo, si bien es cierto que es muy pronto, no creo que sea ella quien lo deba decidir.