Su acto me deja sorprendido, me encontraba mirándola con evidente asombro pero sobre todo, orgulloso porque me esperaba todo de mi dulce y buena Zoe, menos que fuese capaz de asesinar.
Cuando el cuerpo de Roberto choca con el suelo, los hombres tras de ella intentan acercarse pero ella se da cuenta de ello a tiempo, retrocede y les apunta.
Se escucha como tumban la puerta del almacén y disparos se hacen presente en todo nuestro alrededor.
El hombre a mi espalda enreda la pesada y larga cadena de mis manos hacia mi cuello, con mucha fuerza intenta asfixiarme.
Intento moverme y luchar aunque no sienta toda la fuerza que requiero debo intentarlo, Zoe deja que los hombres que llegan y disparan se encargan de los que ella les apunta.
Nuestras miradas se cruzan cuando se acerca a nosotros, observo una Zoe diferente, con mirada desafiante mira al hombre que insiste en asesinarme, muerde sus labios, apunta y dispara justo en la cabeza del mismo hombre.
Su actitud decidida y temeraria me causa un sin fin de emociones, en medio de un desesperante intento por recuperar el aire que me fue arrebatado y con tanto dolor en mi cuerpo, me esfuerzo, me levanto con mucha dificultad, ya que sigo atado de brazos, pero camino hacia ella para luego con la poca fuerza que me queda en el cuerpo, empujarla pegarla al suelo haciendo que su espalda choque con el mismo y así poderla cubrir y protegerla con mi cuerpo porque los disparos de parte y parte se hacen mas insistentes y peligrosos.
Mientras yo solo me enfoco en protegerla, tan cerca el uno del otro, sintiendo nuestra fuerte manera de respirar y la calidez de su dulce aliento, con su cuerpo bajo del mío puedo sentir las vibraciones y adrenalina que aún emite su pecho.
-Lo siento- susurra cuando nuestras miradas se cruzan, intenta decir algo más pero la interrumpo.
-Cállate- le ordeno cuando sin poder aguantar un segundo más, uno nuestros labios olvidando por breves segundos lo que estaba pasando a nuestro alrededor; Sin romper el beso Zoe lleva sus manos a mi espalda tarda un poco pero logra dejar mis manos libres de las cadenas.
Cuando lo logra llevo mis manos a su rostro disfrutando de al fin poder sentir su piel- te amo- le susurro cuando nos separamos por falta de aire- ¿seremos padres?- le pregunto ansioso, me mira y sonríe, asiente con su cabeza de pronto sus ojos se vuelven llorosos, le devuelvo la sonrisa y la vuelvo a besar con muchas más necesidad, la extrañaba tanto que ahora teniendo esta dicha y feliz noticia no deseo soltarla.
-Tortolitos levántense, luego se siguen comiendo, este lugar no es nada romántico- dice mi hermano con una corta sonrisa de burla, su presencia corta por completo nuestro pequeño pero especial momento.
Zoe sonríe apenada y la ayudó a levantarse, ambos nos quejamos por lo difícil que era tan solo movernos, ella lleva su mano a su costilla y rápido comprendo lo que sucede, quiero cargarla en mis brazos pero al intentarlo descubro que estoy muy débil.
Mi hermano se da cuenta de mis intenciones y me ayuda cargandola- Gracias- asiente con su cabeza y comenzamos a caminar.
-No hay nada que agradecer, lamento la demora- siempre puedo confiar en mi hermano, luego le preguntaré como dio tan rápido con la ubicación, palmeo su hombro cuando salimos de ese asqueroso lugar.
Fuimos directo a nuestro hogar, Arman se encargó de conseguir los médicos y maquinarias necesarios para atendernos en la comodidad de nuestro hogar.
Explicar lo ocurrido en un hospital sería mucho más difícil que la vez anterior, además estaba el hecho de que mi mujer está embarazada por lo que es mas seguro estar en nuestro territorio, aun y cuando tenemos el dinero y poder necesario para comprar el silencio preferimos evitar todo eso embrollo y molesto protocolo, afortunadamente dimos con los mejores profesionales que ahora están a nuestra total disposición.
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Vivir por amor
RomanceDos personalidades opuestas sin nada mas en común que el placer, son víctimas de diferentes acontecimientos que los obligará a tomar decisiones por el bien de sus vida y del amor; amor que surge y se consolida cuando toman la valiente decisión que l...