Sin defensas

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Llego al departamento saludo a la señora Melissa intento conversar para crear amistad, ya que pasaré un buen tiempo en este lugar y Melissa parece ser una buena mujer.

Tuvimos un buen rato conversando pero se encontraba algo ocupada y yo sabiendo como es de estricto Benedikt Filatova decido retirarme para no atrasarla en sus deberes, no vaya a ser que cause problemas.

Abro la nevera, tomó un baso de jugo y algunos dulces para luego retirarme con las manos llenas a mi habitación, hoy mas que nunca necesitaba de todos ellos debo al menos intentar distraer mi mente viendo una película.

Luego de un rato me di cuenta que sería imposible me sentía atrapada en mis pensamientos también porque estaba sola y sin nada que hacer mi mente empeora pues según el ogro no debo hacer nada más que fingir ser su novia, ¿Qué aburridas novias ha tenido?

Yo prefería estar haciendo algo productivo, no estaba acostumbrada a tener tantas horas libres tampoco tengo confianza con Melissa pero algo debía hacer o me terminaré volviendo loca antes de que termine el mes.

Después de tanto pensar termino aburrida, salgo de la habitación, bajo las escaleras en dirección a la cocina con esperanza de que Melissa me permita ayudarla en algo y para mi mala suerte al llegar me informa que ya los Filatova me esperaban en el comedor.

Llego al pequeño salón con expresión neutra, queriendo dejar el fantasma de mi decepción  atrás.

-Buen provecho – es lo único que digo para luego sentarme.

Ambos me respondieron de la misma seca madera y cenamos en total silenció.

Se sentía tan raro cenar con dos personas tan serias y silenciosas pero seguía muy molesta con Benedikt, sus constantes ofensas debían parar, más cuando nunca e dado motivo para tratarme de esa manera, después de todo el día reflexionar sobre esta incómoda situación decidí, que ya no estoy dispuesta a callar más.

Por su culpa la doctora me reviso asta el más pequeño detalle de mi cuerpo y eso me hizo sentí como una cualquiera, aunque haya cometido el error de firmar ese contrato el no tiene derecho a decirme esas horribles palabras cuando ni siquiera e tenido mi primera relación sexual.

En la cena ninguno nos volteamos a vernos se siente la tención cuando los minutos pasan lentos incluso se escucha ese mismo atroz silencio que nos envuelve tanto que solo se escuchan la manera en como mastican y los cubiertos contra los platos.

En cuanto término mi cena dejo mis cubiertos de un lado, limpio mi boca para luego levantarme me despido del señor Arman quien me dedica una risita burlona y extraña, salgo sin dedicarle mirada alguna a ese ogro.

Al llegar me coloqué un bonito y ligero vestido de seda y encajes color blanco, todo lo que había en el closet desborda sensualidad, no estaba acostumbrada a este tipo de ropa para dormir pero debo admitir que todo es muy hermoso además de ser lo único que tengo para usar, ya que no se que hicieron con mi maleta solo dejaron mis pocos objetos personales lo que me crea la sospecha de que Benedikt ordeno ocultar todo lo demás, sin duda el tiene buen gusto no me permitiría usar mi antigua ropa, sigo pensando que todo esto es demasiado para mi pero por más difícil que sea debo adaptarme a mi nuevo y único papel.

Me acomodé en mi cama cerré mis ojos dispuesta a dormir pero el diablo hace de las suyas.

- Zoe ¿duermes tan temprano?-Pego un brinco en la misma cama en cuanto escuché su voz, mi corazón late fuerte y me reincorporo cubriendo mi cuerpo con las sábanas.

-¿En qué momento entraste?, ¿Por qué no tocas?- pregunto un poco alterada con el corazón que se me quiere salir por la boca.

-Acabo de entrar, te recuerdo que está es mi casa- me escanea con su intensa mirada.

Vivir por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora