Celos

98 5 0
                                    

Después de lanzar veneno por su boca y mirada retrocede y con respiración pesada sale de la oficina, le dedico una avergonzada mirada de disculpa al pobre doctor para luego salir tras de Benedikt.

-Amor- le llamo cuando pasan los segundos en completo silencio y no deja de caminar y respirar como un toro enojado mientras sigue apretando sus puños – ¿Qué fue eso Benedikt?- insisto porque primera vez que lo veo a punto de golpear a alguien, me ve con esa oscura mirada que tanto reconozco.

-No quiero escucharte- resopla para seguir caminando ¿pero yo que hice?

-No señor amargado, entiendo que te molestes con ese hombre por tutearme pero llegar a este extremo de rabia por algo tan simple me parece demasiado grosero de tu parte- se gira con cara de demonio a punto de asesinar al primero que lo contradiga.

-¿Te parece demasiado grosero? Te vi riéndole en mi propia cara, ustedes dos llevan días con esa confianza, crees que no me he dado cuenta además a el tu madre si lo adora, el sí es bueno y perfecto, verdad- No puede ser, enserió toda esa película de suposiciones paso por su cabeza solo por yo considerar tener un posible amigo.

Sé perfectamente lo posesivo y malhumorado que es pero su fuerte desconfianza y celos es algo nuevo, si la rabia fuera más fuerte toda esa actitud impulsiva lo puedo llevar hacer una locura, pobre doctor si se atraviesa en su camino, sí, el hombre es joven y está muy guapo pero no me gusta, ese hombre no despierta nada mas que agradecimiento, solo Benedikt a logrado despertar ese fuego y cosillas que se expanden en todo mi cuerpo con solo verlo.

Además, mi madre solo es amable y a sabido agradecer todo lo que el doctor hace por ella, si le cae muy bien, simplemente el hombre es demasiado amable y servicial, Benedikt está actuando muy mal dejándose llevar por celos, esa parte racional de mi lo entiende perfectamente pues el es un hombre impulsivo cuando no siente el control pierde la cordura, no lo justifico pero sus dudas también son porque aún no le digo lo que siento por el, soy mas de hechos que de palabras pero el es muy diferente entiendo que necesite escucharlo de mi boca, ni se imagina cuanto lo amo.

-Escúchame bien Benedikt Filatova no quiero presenciar nunca mas una escena de celos como la que acabas de hacer, entiendo tus miedos, aun cuando no te lo digo todos los días y no creí que hiciera falta pero a raíz de tus dudas lo diré por primera vez- suspiro para perderme en la profundidad de su gris mirada- siempre que me ames al igual que yo te amo, no existirá otro hombre en mi vida, entiende que eres el único que está como una sanguijuela aferrada a mi Corazón así que deja de ser tan tonto y celoso sácate de una vez y por todas esas dudas de la cabeza- tomo aire para calmarme por haber hablado con tanta rabia y emoción al mismo tiempo que me deja agotada.

El muy loco bipolar cambia rápidamente su cara de rabia por una amplia sonrisa- ¿Eso quiere decir que si me amas?- rodea mi cintura con sus manos y me pega a su pecho para quedar cerca de su rostro, respirando su mismo perfecto aliento.

Sonrió – En verdad no te has dado cuenta de lo mucho que te amo, mi ogro te creí más inteligente e intuitivo- respondo acariciando su mejilla, con una sonrisa en sus labios acorta el espacio y de un apasionado profundo beso, terminamos olvidando todo incluso asta en donde nos encontramos.

Una voz femenina nos corta toda la calentura que comenzaba a sentirse por tan voraz y apasionante beso.

-Señora, señor - saluda la mujer hace una inclinación con la cabeza- lamento interrumpir pero la señora Martina insiste en hablar con su hija- nos informa la enfermera.

Sin cruzar palabras asiento con mi cabeza y camino a la habitación de mi madre.

Al entrar la veo sentada en la camilla viendo al suelo, me extraña que en la puerta no estén sus guardas espaldas pero Benedikt está afuera y ya debe de estar enterado.

- Madre ¿Qué sucede, Te sientes bien?- levanto su cabeza para verme con sus ojos brillosos aparentemente preocupada.

-Eso quisiera saber, ¿Qué sucede donde están los muchachos?- pregunta refiriéndose a los guarda espaldas, siento la mano de Benedikt en mi espalda.

Entonces a mi pecho se aferra un mal presentimiento cuando giro mi cabeza a diferentes direcciones, me fijo que tampoco están nuestros guardas espaldas la última vez que los vi fue antes de entrar a la oficina del doctor y cuando salimos ya no estaban, estaba tan distraída con lo de Benedikt que asta ahora me doy cuenta.

Mi mirada angustiada se cruza con la de Benedikt y solo basta eso para que el se alerte moviéndose con rapidez, primero cierra y asegura la puerta, saca su celular de su bolsillo para luego comenzar a llamar, al mismo tiempo que rueda las cortinas para cubrir muy bien las ventanas.

Lleva su celular a la oreja y habla con su jefe de seguridad, abrazo a mi madre mientras lo observo, cuelga la llamada, envía unos mensajes y se acerca a nosotras con los brazos muy abiertos, nos aprieta fuerte haciendo un abrazo de tres.

- Tranquilas el nuevo grupo está a solos minutos, nuestros guardas espaldas no responden así que no podemos esperar- niego con la cabeza llevando mi mano a la boca imaginándome lo peor, ellos no, nos dejarían sin siquiera avisar.

- ¿Cómo es que no, nos dimos cuenta? ¿En qué momento desaparecieron?- tenía mucha ansiedad y miles de preguntas, me alejo e instintivamente llevo mis manos a la boca mordiendo mis uñas.

Benedikt me retira la mano de mi boca, deja un beso en el dorso de la misma y entrelaza nuestros dedos.

-Al mismo tiempo que ustedes salieron a hablar con el doctor los deje en la puerta luego desapareron- dice mi madre comenzando a temblar por lo que la volví a abrazar, nos quedamos en silencio por largos segundos.

Benedikt continúa enviando mensajes y marcando llamadas.

-No se angustien a Roberto no le conviene un escándalo, no se atrevería a atacar en un lugar como este por la simple razón de que seria noticia mundial y estara mas perjudicado porque estará su hija involucrada- en eso tiene razón un hospital tan reconocido como este saldría en las primeras planas además no podría callar todas las bocas que trabajan y se encuentran en este amplio sitio.

Con el pasar de los segundos se escucha movimiento en el pasillo pero nada que nos pueda preocupar, Benedikt llama por celular alertando a la seguridad del hospital y exigiendo bloquear las entradas y salidas, de este piso asta retirarnos del mismo hospital.

-Fue ese demonio ¿Qué le habrá hecho a esos pobres muchachos, algo grabé debe estar pasando como para que no contesten las llamadas?- solloza mi madre marcando una y otra vez los números de sus dos guardas espaldas.

La entiendo perfectamente ella les tomo cariño a ese par de ocurrentes chicos pero no podemos hacer nada más que esperar.

Sentados impacientes, sintiendo los minutos cada vez más largos, el silencio nos envuelve, asta que mi madre y yo nos sobresaltamos cuando se escucha unos insistentes toques en la puerta.

Benedikt y yo cruzamos miradas diciéndonos todo y nada.

Vivir por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora