Ahogado y buen corazón

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Sus amenazas e insultos hacen eco en mi mente, no puedo pasar desapercibido el evidente odio que se siente en el aire, ambos, padre e hijo por largos segundos se desafían con la mirada, mientras que mi miedo se apoderaba de cada hueso y articulaciones, trago fuerte al mismo tiempo que mis bellos se erizan seguido de un fuerte escalofríos que recorre mi espina dorsal

En sus intensas miradas puedo percibir la maldad, esa misma maldad que hacia mucho no veía en la mirada de Benedikt, evidentemente su padre es mucho más peligro e intimidante, es un hombre maléfico y nefasto al cual no le importa segundas opiniones y mucho menos, la felicidad de sus hijos.

Benedikt se encuentra tenso, la manera en como su mandíbula se endurece, la evidente inflamación de las venas en su cuello y por último, aprieta sus manos formando un puño, con esas señales para mi es todo un hecho que este incómodo momento puede empeorar ¿moriremos?, me quedo expectante sintiendo que esos pocos segundos se hacen eternos; Pero me sorprendo, cuando aun con su ceño fruncido y respiración agitada, desvía la mirada de su padre solo para verme.

En segundos siento como su mirada seria me escanea, volviéndose más tranquila, brillosa pero intensa, al punto de sentir que puede leer mi mente o traspasar las barreras de mi corazón.

Aprieto mis labios y me mantengo seria intentando que no note mi miedo, me esfuerzo por mantenerme tranquila y fuerte pero se bien que para el soy un libro abierto, mi semblante y expresión siempre me delatan, por lo que al terminar su rápida indagación retira la vista de mi, no siempre hace falta palabras entre nosotros solo espero que esta vez sea mucho más fuerte que yo y no caiga en las provocaciones de su padre.

-Ven, nos vamos- respira como un toro aguantando la ira, une su mano con la mía, me acerca a su cuerpo con instinto de protección, pero antes de girarse se detiene y mira de nuevo a su padre.

- Que no se te olvide, fuiste tú quien me convirtió en un demonio, si te atreves a tocarle un solo pelo usaré todo lo que aprendí en tu contra, no me importara los riesgos, juro que el mismo infierno se desatara y me importara una mierda la familia y el escándalo sobre tu apellido- sonríe con amargura- destrozaré tu maldito imperio si es necesario- con voz fuerte y desafiante Benedikt se atreve amenazarlo.

- Si esa es tu última decisión que la guerra comience- sentencia su padre, le dedica una malvada pero amplia sonrisa- Te aconsejo que no la dejes un solo segundo a solas porque si su padre no la encuentra primero, sin duda lo haré yo.

Cada nervio de mi cuerpo se extrémese, ¿ambos se están declarando la guerra?. mi pecho siente una sofocante e indescriptible presión, se siente como si me encontrara al borde de un abismo y sin paracaídas.

- Largoooo- grita el padre de Benedikt y pego un ligero brinco por esa repentina manera en como nos grita.

Benedikt sonríe con fuerza y gracia viéndose muy feliz y con esa extraña actitud me altero aún mas, ¿acaso está loco? Que puede causarle felicidad en estos momentos; Su padre por alguna razón deja ir la oportunidad y no me a intentando asesinar en su misma casa, ¿Cómo se le ocurre burlarse de el?. Benedikt no parece temerle a su padre, eso es más que evidente.

Parpadeo varias veces saliendo de mi trance, no sabía que mis pies estaban rígidos, asta que siento un ligero jalón de su parte que me obliga a moverme y me guía caminando hacia la salida, sostiene mi mano con fuerza y firmeza, no me suelta asta que entro a la camioneta.

-Mañana a primera hora regresamos a Roma, no temas, no permitiré que nada te pase- comenta con seguridad y tranquilidad una vez que la camioneta estuvo en marcha.

Debería estar molesto y alterado o eso esperaba yo; sin embargo, está muy tranquilo como si ya esperaba las amenazas y reacción de su padre.

-Benedikt debemos terminar lo que sea que tengamos, si es verdad que ya no te importa el contrato nos conviene alejarnos, debes escuchar las advertencias de tu padre no permitiré ponerte en riego una vez mas, ya suficiente tengo con el loco y despiadado Roberto deseando lastimarnos, como para sumarme también a la lista de tu padre – comento sin tener el valor de mirarlo.

Vivir por amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora