Seducción Homicida °Kookmin°

3. ¿La creación del Monstruo?

Y bueno, ahí estaba yo.

Jeon Jung-Odio-Convivir-Con-Los-Vivos-Kook conduciendo por las oscuras calles de Seúl, con un completo extraño a mi lado, que hacía unas horas se hallaba muerto, o algo parecido.

Quizás ese era el motivo de mi confianza, lo conocí más muerto que vivo ¿eso cuenta no? Porque mi aversión contra los Respira Aire no cede fácilmente.

Aun así, lo estaba llevando a mi apartamento por tiempo indefinido.

Eso sí era alarmante.

Difícilmente permitía que alguien tocara mis cosas, o siquiera que respiraran el mismo aire de la habitación en la que me hallara por mucho tiempo y, sin embargo, ahora iba a compartir mi techo, mi suelo, mis muebles, MI AIRE, con este sujeto, quién sabe hasta cuándo.

"Bueno, ¿y qué pensabas hacer? ¿Dejarlo solo, con amnesia y a su suerte durante la noche en esta maldita ciudad que debería llamarse: Inseguridadlandia?" Me reproché a mí mismo cuando mi lado más ermitaño comenzó a mostrar los dientes.

- ¿Y qué tal? -le dije entonces, haciendo que él diera un respingo-. ¿Realmente has olvidado todo?

-No todo, tengo recuerdos borrosos de mi infancia y adolescencia, pero realmente las cosas importantes no parecen estar ahí.

-Como tu nombre -aventuré.

-Sí...

-Dime qué recuerdas de tu vida. Quizás eso ayude.

Tardó unos momentos en contestar, parecía meditarlo profundamente.

-Me parece que mis padres estaban divorciados -forzó el ceño y suspiró resignado poco después-. No recuerdo sus nombres... creo que todos los nombres que tenía en mi memoria se han ido.

-Continua -le animé.

-Creo que antes de venir a Seúl vivía en Busan -volvió a intentar-. Crecí aquí, de eso estoy seguro, sé que me hice un par de tatuajes aquí. Los descubrí mientras me vestía. Curiosamente no recuerdo el momento en que me los hice -pareció lamentarlo-. Luego todo es muy confuso. Pedazos de memoria sobre mi colegio, los recuerdos me dan a entender que no era el chico popular -torció el gesto-. Me parece que acostumbraban a encerrarme en los lockers.

-Sí, bueno, a muchos de nosotros-musité con amargos recuerdos propios pasando como una película en mi cabeza.

Lo odiaba tanto. La oscuridad, el frío, la claustrofobia, el miedo al pensar que no ibas a salir de ahí, era por eso por lo que siempre les dedicaba palabras de consuelo a los muertos que guardaba en los cajones de la Morgue.

"Nadie merece estar en la oscuridad, nadie merece permanecer encerrado en un lugar así, vivo, muerto o casi" agregué al pensar en Jimin, estando en el estado en el que lo encontré, lo habían traído en una bolsa para cadáveres.