30. Yoongi

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Ya habían transcurrido dos horas desde que Yoongi contó su historia a Jimin, y este había pasado una de esas horas llorando casi sin parar. Yoongi había salido para ir a comprar algo de comer, dejando a Jimin desahogarse solo. Ahora, había vuelto con kimchi y ambos hombres se habían sentado a comer en la cama.

Para Jimin ahora resultaba completamente normal el sentimiento de familiaridad y confort que estar cerca de Yoongi le provocaba, y el nombrado sonreía constantemente, sintiéndose feliz por haber recuperado a su mejor amigo.

El ambiente se había relajado en sumo grado, por lo que ninguno de los dos tuvo problema en entablar una conversación seria, una vez que Jimin hubiera esclarecido sus ideas y se hiciera muchas preguntas inconclusas.

-Yoonie... -musitó de forma lenta, como si estuviera recordando aquel terrible detalle apenas unos segundos antes de mencionarlo-. ¿Dónde está Hobi...?

Sus ojos se clavaron instantáneamente en el hombre, deseando no encontrar una mirada de furia o terrible tristeza, lo que halló, sin embargo, fue un rostro ensombrecido y surcado por el dolor.

Jimin temió lo peor.

-Está vivo –le tranquilizó con voz seca, revolviendo un poco de su comida con el tenedor con aire desolado, Jimin se llevó una mano al pecho y suspiró aliviado-. Al menos eso es lo que Taeyang me dijo.

El temor de Jimin regresó. Si Taeyang solo 'le había dicho' aquello, era posible que estuviera mintiendo o que ya no fuera cierto. No sabiendo qué decir o hacer para que Yoongi no se angustiara al respecto, a pesar de que él mismo se sintió muy angustiado, se sentó un poco más cerca de él.

-¿Qué le ha ocurrido? ¿Qué pasó esa noche en el callejón? –cuestionó un poco alterado, sintiendo su corazón oprimido por el temor.
Yoongi continuó comiendo, como si prefiriera hablar de aquel tema con el estómago lleno. Jimin trató de imitarle, pero al poco tiempo acabó dejando la comida, sintiéndose incapaz de comer un bocado más sin vomitar a causa de todos los nervios que sentía. Así que se quedó con las piernas cruzadas sobre la cama, mirando a su compañero y esperando que este le contara al respecto.

Cuando finalmente terminó de comer, dejó los cubiertos y los platos desechables a un lado de la cama y se recostó en esta con las manos cruzadas sobre su vientre, mirando el techo con ojos fijos y brillantes. Jimin vaciló, pero lentamente se recostó a su lado, sin perder de vista su rostro.

-Todo fue mi culpa –dijo Yoongi con evidente angustia distorsionando su habla en forma de un nudo en su garganta-. Taeyang me envió a que terminara el trabajo de The Kid y sus hombres una vez que supo que habían fallado y que seguías con vida. Yo estaba furioso, porque es obvio que aprovechó para intentarlo cuando salí de la ciudad para que no pudiera hacer nada por ti –giró ligeramente su cabeza sobre la almohada, mirando a Jimin, su mano se posó en su mejilla-. Pero decidí pretender que le era fiel, y acepté su misión. Sin duda estaba esperando que me negara, para así tener un pretexto para matarme a mí también.

-Ese hijo de...

Jimin guardó sus palabras, apretando los dientes y tomando el dorso de la mano que Yoongi para apretarla con fuerza. Este trató de tranquilizarle, dándole una pequeña caricia en la mejilla con su pulgar.

-Te hice la promesa de que seguiría con él –retomó con más calma, para evitar que Jimin se tensara de más-. Así que acepté la misión con la intención de continuar en su nómina y poder acercarme a ti de alguna manera –entonces un brillo de tremendo arrepentimiento se reflejó en sus ojos-. Me sorprendí al darme cuenta de que... Jungkook era quien te había rescatado –al escuchar aquel nombre, Jimin no pudo evitar bajar su mirada hasta el mentón de Yoongi con rapidez-. Pero me sorprendió más el que Hoseok fuera su vecino.

-Un mundo pequeño... -murmuró entrecerrando los ojos.

-O cosa del destino.

Jimin forzó una sonrisa sin mudar su mirada a otro lado. Él siempre le había dicho a Yoongi que había sido el destino quien los había hecho conocerse en esa Navidad fría veinte años atrás, ya que, si no fuera porque él había estado con él todo ese tiempo, posiblemente nunca habría podido seguir adelante. Sin embargo, su amigo siempre lo había molestado con eso, diciendo que el destino no existía y que era un cursi sin remedio.

No sabía si Yoongi acababa de cambiar de parecer o si solo se estaba burlando de él, pero agradeció el que tratara de buscar una manera más agradable de ver las cosas.

-Yo fui quien te buscó en el baño de la morgue –sentenció de repente, y Jimin se quedó sorprendido, recordando aquel hecho-. Quería hablar contigo antes de que hiciera cualquier cosa, y cuando noté que no me habías reconocido a pesar de que te llamé por tu sobrenombre, entendí que algo malo pasaba –tras una pausa corta, le mandó una mirada de disculpa-. Al instante en que hui, le dije a Taeyang que ya había hecho un movimiento, para que confiara un poco más en mí, pero al decirle lo que pasó intuyó que habías perdido la memoria.

Quizás, si Jimin no hubiera recuperado sus recuerdos, se diría que ese debía haber sido el motivo por el cual Namjoon jamás había hallado nada sobre él en la base de datos del gobierno, pero luego recordó que, además de que eso se los había dicho justo aquel mismo día en que Yoongi lo fuera a buscar, Taeyang había llegado a comentar que 'dejabas de existir' una vez que te unías a su grupo de asesinos.

Sin duda, eso quería decir algo muy simple: En algún momento morirías, ya fuera por tu cuenta, por el enemigo o por haber traicionado a Taeyang, así que para no ser vinculado con los cadáveres, borraba la información existente del gobierno sobre sus involucrados cuando estos morían. En su caso, Taeyang había eliminado sus datos cuando lo mandó a matar, seguro de que Jun lo desaparecería para siempre.

No podía estar del todo seguro respecto a sus suposiciones, pero sabía que si estaba bien, entonces Taeyang se había hallado muy afortunado al saber que Yoongi y él, sin familiares o amigos, habían querido unirse a él. Quizás por eso jamás se los había explicado, seguro de que sus vidas le iban a pertenecer hasta que muriesen.

"Sabía que era un sujeto abominable... pero jamás creí que se tratara de algo tan repugnante y terrible como esto."

-Me enteré de la habitación disponible de Hoseok por aquella vez en que me había cortado el cabello –explicó de pronto Yoongi, trayéndolo de vuelta de su ensoñación-. Después de haber comprobado que Jungkook vivía en el mismo edifico que él me había comentado que ocupaba, volví a verlo a la peluquería y le pedí datos para mudarme con él.

Jimin disimuló aquel gesto dulce, recordando la manera en que Yoongi había llegado a tratar a Hobi cuando comenzaron a pasar cosas entre ellos. No necesitaba escucharlo para saberlo, y Yoongi sabía que no necesitaba decírselo, era obvio que el tiempo que había pasado con Hoseok lo había hecho sentirse tan feliz que había dejado de pensar en la misión que se suponía que tenía, había dado por hecho que todo estaría bien, a causa de aquella vida tranquila y plena que nunca antes había tenido.

-Como no recuperabas tus recuerdos no me atrevía a hacer nada –confesó pegando su frente contra la de Jimin-. Te veía tan feliz y tan libre de temores con la compañía de Jungkook y de Hoseok, y yo mismo estaba disfrutando tanto el tenerte a ti y a él cerca y en esa falsa vida normal... -cerró los ojos, mientras las esquinas de sus labios tiraban hacia abajo-. A veces todavía quisiera que siguiera siendo así.

El corazón de Jimin se sintió pesado dentro de su pecho, mientras un sentimiento triste le embargaba al ver de esa manera a Yoongi. Acarició su cabello lentamente sin tener que decir nada, procurando que su caricia le expresara su apoyo.

-Taeyang perdió la paciencia –musitó Yoongi entonces, Jimin frunció los labios ligeramente-. Desde un principio no se había fiado de mí, y puso a unos nuevos muchachos para vigilarnos a todos, desde a Jungkook hasta a ese detective Kim. Cuando le dijeron que yo seguía sin dar muestras de hacer algo, los reunió a todos para darnos una emboscada –maldijo en voz baja, apretando ligeramente su mandíbula-. Si me hubiera dado cuenta... si lo hubiera pensado un poco más... perdóname, Jiminnie.

-No fue tu culpa...

-Lo fue –susurró con voz temblorosa, su frente ejerció más presión contra la del menor-. Taeyang ordenó que te secuestraran a ti para matarte, y a Hoseok porque le contaron sobre lo que había entre nosotros...

Jimin se quedó paralizado, sintiendo dentro de sí una indescriptible furia porque aquel asesino hubiera usado un truco tan cruel para castigar a Yoongi. Nuevamente hubo silencio, a causa de que el nudo en la garganta del más alto se había intensificado y no le había permitido hablar. Jimin se acercó y le dio un beso, en el que sintió aquellos labios familiares temblar, luego lo abrazó.

-Después de asegurarme de que tú y Jungkook estuvieran a salvo –intentó de nuevo con una voz débil, hundiendo su rostro en el hombro de Jimin-, fui a buscar a Taeyang. Me explicó el porqué de la emboscada y me dijo que si quería que Hoseok siguiera con vida yo iba a tener que obedecerle. Obviamente ya no iba a permitirme relacionarme con tu caso, porque así ya no podría ayudarte de nuevo –de repente su voz se cortó y sus brazos apretaron a su amigo contra él-. No pude decirle que no, Jiminnie... no pude... tenía miedo de... ya sé que igual podría haberme mentido pero...

-Está bien, Yoongi... -susurró Jimin apacible, con un nudo en su garganta, y acariciando la nuca del hombre, a quien ya se le habían escapado unas cuantas lágrimas-. ¿Sabes dónde lo tiene?

Al escuchar aquellas palabras, Yoongi pareció quedarse de piedra. Transcurrieron dos o tres segundos, y luego levantó su rostro para mirar a su amigo, quien portaba una mirada firme y serena. Se limpió los surcos de las lágrimas con dorso, aún con la mirada clavada en Jimin.

-¿Qué tienes en mente?

-Ir a rescatarlo –contestó sin vacilar. Yoongi se enderezó en la cama con rapidez, con los ojos muy abiertos y algo de temor. Jimin se sentó a su lado, fijando su vista en sus propios pies-. Yoongi, no sé si lo sepas aún, pero Taeyang mató a mis padres –el hombre se quedó aún más estupefacto, tieso como una roca-. Lo averigüé hace poco, pero hasta ahora he recordado que él... cínicamente me había prometido encontrar a ese asesino a cambio de mis servicios...

Entre la revelación inesperada de Jimin, y sus propios miedos que había dejado escapar después de meses de tragárselos con gran dolor, Yoongi se sentía demasiado confundido y preocupado como para poder expresar su furia e indignación. Aun así, Jimin supo perfectamente cómo se sentía, y resumió fácilmente todo, mirando una vez más a los ojos oscuros de su mejor amigo.

-Rescataremos a Hobi, y yo mataré a Taeyang.

Aquello se simplificaba de esa manera. Siempre había querido encontrar al monstruo que le había arrebatado a sus padres, conocer sus motivos y vengarse si no los tenía. Ese sujeto no solo lo había dejado huérfano, si no que había privado de una verdadera infancia a Yoongi y a él, evitando así que pudieran tener vidas comunes como las que ellos querían. Él había secuestrado a un amigo, y había mantenido a Yoongi bajo su control mediante el miedo por perder a aquella persona a la que quería tanto. Además, había puesto en peligro la vida de la persona que más le importaba a Jimin.

"Muerte. Eso es lo único que Taeyang merece."

-Creo que lo mantiene en la Fábrica –le dijo Yoongi lentamente, Jimin se bajó de la cama y se quitó la sudadera de Yoongi para comenzar a ponerse su propia ropa, que ya estaba seca sobre el respaldo de una silla. Yoongi se alarmó-. Pero ¿cómo vamos a llegar ahí como si nada? Jimin... detente a pensar un segundo ¿Qué tal si todo está vigilado? ¿Qué tal si nos está esperando? –Jimin escuchaba, pero no decía nada mientras se ponía el pantalón con impaciencia-. ¿Qué va a pasar con Jungkook?

Como si ese nombre fuera una especie de hechizo, Jimin se quedó quieto, con los pantalones aún desabrochados y el brazo adentro de una manga de su camisa.

No había querido detenerse a pensar en él, no había querido sacar su mente de todo lo que estaba pasando por miedo a recordar la cruda verdad. Terminó de colocarse la camisa de espaldas a Yoongi, y mientras abrochaba sus pantalones, su mirada se ensombreció y su boca se torció en un amargo gesto.

-Él lo sabe –dijo tan calmado como pudo-. Se ha enterado de la realidad, así como yo lo acabo de hacer. No quiere saber nada de mí ahora que al parecer le dijeron lo que soy... y no dudo que lo que estuve por hacer también.

-Él no conoce los motivos –objetó Yoongi.

-No importa –terminó de atarse las agujetas y se puso de pie-. Es mejor que se mantenga lejos de mí. No le causaré más problemas ni penas de esta manera –percibiendo que Yoongi estaba por rebatir, decidió cambiar de tema-. ¿Tienes un arma extra? La necesitaré.

Su compañero pareció rendirse al respecto, sabiendo de antemano que él no iba a ceder a sus palabras. Asintió, diciéndole que tenía ambas armas en el auto. Jimin le contestó al gesto y murmuró que partieran de una vez. Resignado, Yoongi se puso de pie, tomó su sudadera y salió de la habitación junto con Jimin.

"Estarás bien, Jungkook. Tú seguirás con tu vida... No puedo quejarme. El tiempo que pasé contigo me hizo muy feliz. Quiero que tú lo sigas siendo sin mí."



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Seducción Homicida °Kookmin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora