-¡Feliz primer mes!
-¿Qué...?
La luz que se colaba por la ventana, cuyas cortinas Jimin acababa de abrir bruscamente, no me permitió ver nada por unos momentos. Aún ciego como un topo, sentí un peso en la cama, justo a mi lado y pronto, algo rígido reposaba sobre mi regazo.
Parpadeé varias veces, viendo entre la exagerada luminosidad para una mañana de marzo en Seúl, una silueta muy cerca de mí. La silueta ya se definía y yo hacía lo posible para hacerme pantalla con mi mano, mientras mis párpados peleaban incansables por lograr cerrarse y dejar a mis ojos excluidos de esa luz que los hería.
Una risa infantil me dio a entender que debía dar un aspecto muy divertido; pero antes de reprochar algo molesto, un par de pulgares se posaron con delicadeza sobre mis párpados y los cerraron. Sentí las palmas a las que esos dos pulgares pertenecían, posarse contra mis mejillas, y aún antes de recibir un suave beso, pude percibir el calor y el aroma del cuerpo de mi ser humano favorito.
Sujeté sus codos para impedir que se alejará de mí y dejé que la comisura de mis labios se abriera con soltura, para compartir un beso mucho más cautivador.
Sus manos resbalaron con cuidado por mi rostro y finalmente se separó. Yo volví a abrir los ojos, parpadeando sólo un par de veces más para finalmente visualizar a Jimin que me dedicó una cordial sonrisa matutina.
Miré lo que había colocado sobre mi regazo. Se trataba de una bandeja con el desayuno.
-No trates de malacostumbrarme, Jiminnie –pedí con gesto reprobatorio que recibió un gesto entre burlón y escéptico como respuesta-. No dejaré que me traigas el desayuno a la cama de nuevo.
-Tendré que ser más rápido que tú –comentó como para sí mismo-. Como hoy.
-No tenías por qué hacerlo.
-Jungkook, creo que no has entendido que jamás he podido agradecerte el hecho de que salvaras mi vida –dijo su voz cansina, a pesar de que me dirigía una mirada que parecía arrepentida-. Ya casi... ya casi va a cumplirse medio año desde que nos encontramos por primera vez. Soy libre de querer sorprenderte el día en que se cumple un mes desde que estamos verdaderamente juntos.
Mi mirada estudió sus gestos con tal lentitud, que parecía como si temiera desgastar sus facciones únicamente con mi vista. Él lo notó, y simulando el bochorno, se concentró en mirar mi bandeja en ese momento, y sin decir palabra comenzó a colocar algo de yogurt en el pequeño plato con fruta.
Entre mis labios, una sonrisa tenue se esbozó, y dejé que mi impertinente mano subiera lo suficiente como para retirar el cabello que no me dejaba ver su rostro; porque nuevamente, su cabello estaba largo. Se había negado a ir a una peluquería desde la desaparición de Hoseok, esperanzado de que no tendría que recurrir a nadie más, y que su amigo, volvería pronto.
Eso me entristecía. No quería decirlo en voz alta, y supongo que él tampoco, pero a mi parecer, todos los que conocíamos a Hoseok, empezábamos a dudar que siguiera con vida.
-Si los secuestradores se pusieran en contacto, quizás... –dijo Jin una vez-. Pero no lo han hecho. Y no buscan dinero, al parecer, sólo venganza.
-Pero podrían utilizar a Hoseok como carnada –sugirió Tae.
-O como defensa –cuando yo lo dije, ambos me miraron-. Sabemos que Yoongi fue tras ellos. Quizás lo usaron para mantenerlo lejos. Yoongi tendría miedo de actuar y que algo le ocurriera a Hoseok.
-¿Y si lo atraparon? –preguntó Tae en voz baja-. ¿Y si los tienen a los dos?
-Esperemos que no sea así –fue lo que el sombrío tono de Jin dejó escapar de entre sus labios-. Porque tanto tiempo sin noticias en un secuestro, no augura nada bueno.
Y el tema jamás volvió a mencionarse.
A veces miraba a Jimin hacer lo que cotidianamente hacía, buscando algún rastro de profunda pena o temor respecto a nuestros amigos desaparecidos. Pero él jamás me mostró ni un asomo de dolor, aunque, la última vez, me percaté de que había estado viendo por la ventana taciturno, y cuando reparó en mi presencia, se alejó, pasándose disimuladamente, el dorso de su mano por la cara.
Pero de alguna manera, aunque lo ocultara, siempre lo veía. Siempre podía notar esas cicatrices invisibles a los ojos de los demás. Jimin, a pesar de sentirse despedazado por el miedo, mantenía visible su flama de fe ante los otros, y aun así yo lo veía derrumbarse, cuando simplemente me abrazaba sin decir nada.
Al lograr colocar sus cabellos detrás de su oreja, me miró dando un pequeño respingo. Le dediqué una mirada amable y tierna, deseando que el sufrimiento dejara ya los hermosos ojos de mi Jimin. Él me sonrió débilmente y dejó que le plantara un corto beso contra sus labios.
-Entonces... un mes ¿eh? –dije, sonriendo esta vez con algo de pena, pero sobre todo modesto orgullo.
Examiné mi desayuno, escuchando la corta risa que soltó, y tratando de no mostrarme demasiado sorprendido. A pesar del gusto que sentía de tenerlo conmigo, yo no entendía cómo podía soportar a alguien como yo. Y a veces, Tae no olvidaba hacerlo notar en voz alta.
-¿Te he mencionado que habla con los cadáveres? –le dijo una vez, cuando en casa de el mismo Tae, Jin, Jimin y yo, comíamos algo.
Yo le lancé una mirada desdeñosa, con mis codos ligeramente alzados mientras cortaba la carne con el cuchillo.
-Bebé –le reprimió Jin algo disgustado, en voz muy baja.
-¿Qué? Es la verdad –musitó Tae-. Debe saber que su novio es capaz de coquetearle a algún muerto si él no está. Es pura advertencia.
Ante el término "novio", ambos nos habíamos ruborizado, aún sin acostumbrarnos a esa palabra que nos incomodaba en gran medida. Yo noté que con su comentario, lo que Tae realmente quería saber, era si a Jimin no le molestaba que el sujeto con el que vivía pudiera sufrir de un severo trastorno mental.
Estaba a punto de soltar un comentario escéptico o quizás mordaz, cuando Jimin se limpió la boca con la servilleta y miró a Tae con educada negativa.
-Es curioso que lo digas. Creo que me alegra que sea así –yo lo miré y a los pocos segundos me miró también, sonriendo un poco-. Quién sabe. A lo mejor, si no hubiera entablado una conversación con mi cuerpo aparentemente muerto, ese día en que me salvó, quizás jamás se hubiera percatado de que yo estaba vivo –miró a Tae de nuevo y compuso una ensayada mueca tétrica-. Pudo haberme abierto por la mitad, cosa que cualquier otro forense simplemente hubiera hecho –yo me hallaba sorprendido por el silencio en el que había dejado a Tae, y yo aún no podía retirar mi impactada mirada de él. Volvió a mirarme y tomó mi mano por encima de la mesa-. Supongo que tus buenos modales con los difuntos es por lo que estoy aquí.
Jin disimuló una risita al ver cómo Tae se había quedado en blanco, mientras que yo estreché los dedos de Jimin contra los míos cuando entrelacé nuestras manos y le sonreí abiertamente.
-Sólo espero que los coqueteos ya no se den más –agregó bromeando.
-Eres y serás el único muerto al que alguna vez le coqueteé –aseguré riendo-. Y créeme que si no tienes que preocuparte por los muertos, mucho menos por los vivos.
-No te imagino coqueteándole a un respira aire.
Lo dijo con una mezcla de fingida sorpresa y terror, cómo si la simple idea fuera escalofriante. Ya podía decir que Jimin me conocía lo suficiente como para hablarnos en mis propios términos.
Ambos proferimos carcajadas, y Jin fue tan amable de remolcar a su novio a la cocina, para darnos unos segundos de privacidad mientras servían el siguiente plato y nosotros, decidíamos entrelazar más que nuestras manos, en una húmeda y ya familiar sensación.
Por primera vez yo tenía una verdadera pareja, y un mes juntos significaba mucho para mí... a pesar de que yo, no había recordado que ese día lo cumplíamos.
No sé por qué. Realmente, era tan feliz con su simple compañía, que no me concentraba en contar los días. El tiempo se me escapaba con rapidez, y prefería ocuparlo el mayor tiempo posible con él, en vez de enumerar cuánto llevábamos juntos.
Pero el hecho de que él sí lo recordara... era además de asombroso, emocionante para mí. Era emocionante porque nunca antes nadie, se había molestado en llevar la cuenta de cuánto tiempo compartía conmigo; y no en el sentido de que rogaba porque terminara ya, si no, precisamente, para celebrar el tiempo compartido, como si de verdad agradeciera mi compañía.
Tomé mi tenedor y lo hundí en la fruta bañado en el blanco yogurt. Me la llevé a la boca y encontré bastante sabrosa la combinación.
-La fruta está en su mejor momento –comenté. Volví a pinchar, esta vez un trozo de melón, y lo alcé un poco a la altura de nuestros rostros-. Mira, prueba.
Jimin al principio no entendió, pero luego se inclinó un poco y dejó que introdujera la comida dentro de su boca. Retiré el tenedor suavemente de entre sus labios y asintió lentamente, dándome la razón.
-Hiciste una buena elección en las compras esta vez –dijo al terminar de tragar.
-¿Ya desayunaste algo?
-Ahm...
Negué reprobatoriamente y me hice a un lado en la cama, levantando con una mano la bandeja y con otra las cobijas. Él entendió mi gesto y sonriendo se metió en la cama conmigo, para quedar sentados juntos, con la cobija y luego la bandeja sobre ambos regazos.
Si alguien me hubiera dicho que cumplir un mes con alguien, te daba un sentimiento de euforia como ese, quizás lo hubiera probado antes.
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Seducción Homicida °Kookmin°
FanfictionUna noche como las demás, en la Morgue. Jeon Jungkook solo tiene que encargarse de un último cadáver, lo trajo la policía, nadie lo ha identificado aún. Corre el cierre de la bolsa y examina el cuerpo. Sin embargo...está respirando. Jungkook lo rean...