Una Yuri inspirada se encontraba finalizando el dibujo que había hecho para Suzuka, que se lo entregaría el día de su cumpleaños.
Claro estaba y que había repetido muchas veces a las chicas que le haría un regalo bastante especial pero no era el dibujo exactamente.
Recostó su cabeza en el escritorio dudando si darle esa carta o no, pensaba que era muy cursi y que no le gustaría, sabía que le encantaban las cartas pero sentía que no le gustaría la suya.
| Que con mucho amor me has llenado, espero que tengas un buen cumpleaños, puedes comerme como las cerezas de tu pastel o dejar que me vaya como la llama de las velas. Aun así aceptaría todo si fuera de ti.
No en lo absoluto, no se la daría. Agarro el sobre que reposaba en sus pinceles y la guardo en uno de los cajones bajo cientos de cartas más, para ella, para su hermano, para Ben y para todas esas personas que alguna vez amo con su vida.
Pero solo había una carta que estaba segura que jamás sería entregada y era en donde dejaba su amor en la tinta confesándose abiertamente que estaba enamorada de Suzuka, está yacía en la casa de la abuela Cho ya que fue escrita hace ya algunos años atrás en donde apenas florecían sus sentimientos.
Hablando de sentimientos, los de Suzuka crecieron igual que su cabello, cosa que Yuri no dejo que pasara por alto, le encantaba como le lucia y no dejaba de halagarle de vez en cuando.
Bueno, Suzuka a sus ojos era maravillosa pero que tenga el cabello largo le da...le genera algo que no sabría cómo explicar con exactitud pero si estaba segura que tenía ganas de ella.
Se levantó de la silla, se estiró y se revolvió el cabello para abrir paso a su closet, en un rato iría a ensayar junto a las chicas y debía alistarse pronto.
Debía de admitir que estaba exhausta por esto del estar en el intermedio de dos personas y ahora con la llegada de Teo aún le hacía difícil asimilar lo que le pasaba diariamente, no podía pensar, se le fue la memoria hace ya un tiempo, andaba despistada y ni hablar del desorden en su habitación.
¿Estaba molesta? si; Hace algunos días Ben le invito a salir pero ese no era el inconveniente, el inconveniente era que Amy se había pasado por aquí después de semanas desaparecidas para salir con Suzuka, SU Suzuka, sabía que Amy no tenía ninguna parte de intenciones amistosas con la pelinegra, es más, podía oír desde lejos su corazón latiendo cuando ella le daba un abrazo.
¿Molesta? no, molesta se queda corto.
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