30 - " Una semana dura "

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Narra Gavi

Una semana. Una semana muy difícil, que por fin está acabando. Una semana en la que he estado más en el fisio que en la cancha. Una semana en la que he tocado más el piso que una pelota de fútbol. Una semana en...

Ya entendimos, una semana de mierda básicamente.

Bueno si, ya entendieron. No fue la mejor semana que digamos. Una semana sin verla ni sentir su perfume, y la verdad me estoy muriendo.

- Vamos Gavi a calentar! - me grito Xavi del otro lado de la cancha.

Después de calentar hicimos circuito. Solían ser mis favoritos. Pero dadas las circunstancias, se me estaría complicando hacerlos sin caerme.

No consigo concentrarme, por lo cual me caí. Pero esta vez más fuerte. Le di un puñetazo al sintético con frustración y me senté en este. ¿En que momento me convertí es esto?

No me pare porque Xavi venía hacia mi, y se perfectamente que quiere decirme algo.

- El problema que estas teniendo tiene nombre y apellido verdad?- dijo sentándose a mi lado mientras mirábamos a mis compañeros entrenar.

- No debería de ser un problema- dije mirándolo.

- Pero lo es... y la verdad que es un problema que tendremos que solucionar lo más antes posible. Antes de que empiecen otra vez los partidos-

- Lo se..- suspiré.

- Tomate el día... pero con la condición de que este problema va a desaparecer el fin de semana- dijo mirándome y entregándome un pequeño papel.

Asentí y mire la nota. Turno para el fisio de nuevo. Rodee los ojos y salí de la cancha y fui a los vestuarios.

Me cambie de ropa y fui a ver al fisio. Por sexta vez en la semana.

- Buenos días Gavi, ¿una semana dura?-

- Buenos días. Y un poco... ya me canse de verte la cara- bromee y soltó una risa.

- Pero sigues viniendo, así que muy cansado no debes de estar- me siguió la charla.

Me reviso, todas mis extremidades. Suspiro y fue a su escritorio. Me entregó otro papel.

- Que es esto?- pregunte sin mirar.

- Un pase para el psicólogo- dijo y lo mire bien.
- Estas bien, no estas lastimado ni mucho menos lesionado - apoyo sus codos en el escritorio.
- A ti te duele otra cosa- dijo mirándome atentamente.
- A ti te duele el corazón- soltó y mire el papel con una sonrisa irónica.
- Vi la noticia de tu separación- me dijo levantándose y sentándose en su escritorio para quedar frente a mi.

La noticia de mi separación con Emilia ya estaba en todos lados, y es de lo único que a hablado la gente en esta semana.

- Yo se que puede ser algo difícil de superar, pero tu eres joven, muy talentoso y tienes todo un futuro por delante... y ni hablar de como juegas al fútbol- dijo haciéndome reír con lo último.
- Este no es el Gavi que yo veo en la cancha, con carácter, sin miedo y muy fuerte... Este Gavi que yo veo ahora, es todo lo contrario-

- Te puedo contar algo? Pero que quede aquí, entre nosotros- lo mire y el asintió con la cabeza.
- El matrimonio era de mentira- dije y el abrió los ojos.

- De mentira? Pero como?- pregunto.

- Pues, fue por unos acuerdos de nuestros padres...- y así fui contándole toda la historia.

...

- Pero que quede aquí... entre nosotros- le volví a decir y el asintió rápido.
- Mira, tu terminaste siendo mi psicólogo- dije y el soltó una carcajada.

- Igual necesitas ir... y mucho- dijo parándose al igual que yo.

- Mario, me está molestando la rodilla... Oo hola Gavi- apareció Pablo Torres de la nada.

- Que tal hermano- chocamos puños y me despedí.

Salí del lugar para ir a casa.
Cuando llegue subí directo a la habitación para ducharme. Termine de hacer todo y salí de mi habitación.

Pero pare en seco, y vi la puerta del cuarto de Emilia. El cuarto principal.
Lo pensé bastante, pero por fin opte por abrir la puerta y entrar por primera vez después de una semana.

En el cuarto no quedaba nada. Revisé el baño y tampoco. Fui al armario y me adentre.

Muy al fondo divisé una prenda colgada. Era una sudadera, una que ella siempre solía usar para estar aquí en la casa. Era de color rosa, su color favorito, y si les diga la verdad, el color de su personalidad.

Me acerque y la tome. Podía sentir el aroma de su perfume sin olerla de cerca.
Lleve una manga a mi nariz y cerré los ojos recordando su perfuma. Mi corazón empezó a latir con fuerza.

Presione la sudadera contra mi cuerpo. Era como abrazarla y sentirla conmigo en mi brazos. Mis lágrimas comenzaron a caer, una tras otra. Y ahí fue cuando mi respiración se empezó a cortar.
Necesitaba aire.

Salí del cuarto todavía abrazando la prenda y con lagrimas sobre mis mejillas. Baje las escaleras.

Divisé su piano, que todavía seguía en medio de la sala. Creo que todavía puedo escucharla tocar. O me estoy volviendo loco.

Flashback

- Deja de tocar eso, todo el día. ¿ No te cansas?- le dije casi gritándole bajando las escaleras.

- Tu no te cansas de ser tan idiota todo el día?- me respondió de la misma forma, y tocando más fuerte, como si de llevarme la contraria se tratara.

Y así es como surgían las discusiones de todos los días.

Fin de flashback

Cerré mis ojos con fuerza, y con un dolor en el pecho inexplicable, sentado en el banquillo donde ella podía pasar horas sentada.

Seguía faltandome el aire y las lágrimas ya no me dejaban ver con claridad. Opte por salir al patio de atrás, y tuve que pasar por la cocina.

Flashback

Entre a la cocina y ahí estaba ella, preparando un sándwich con una sonrisa mientras le decía algo a coco. Algo que no llegué a escuchar ya que cuando me vio dejó de hablar.

- Hola  Pablo- me saludo con una sonrisa.
- Quieres uno?- señaló su comida.

- No, no puedo comer eso- conteste buscando una botella de agua.

- Cierto... emm.. puedo prepararte algo que si puedas comer si quieres-

- No...-

- Pero yo no...- la interrumpí.

- Ya te dije que no, que pesada eres tía- dije cansado saliendo de la cocina, dejándola sola.

Fin de flashback

Salí al patio tratando de ya no recordarla. Tratando de que mi mente ya no me repita más que todo esto es mi culpa, y que por su puesto estoy así porque yo mismo me lo busque.

Flashback

Estaba instalando mis nuevos arquitos de fútbol y la verdad estoy muy feliz por tener unos en casa, coco me acompañaba, iba a jugar con el sin duda.

- Wow, que lindos- escuche la voz de Emilia saliendo de la cocina.

- Si verdad?- la mire con una sonrisa y ella asintió de la misma manera mientras se acercaba a la pelota de fútbol.

- Juegas?-

- Claro, soy la única mujer de todos los primos, jugar a la pelota era lo único que hacíamos las tardes de domingo en la casa de campo- dijo y me paso la pelota.

Coco empezó a correr detrás de la pelota, de verdad le gustaba mucho. Y ya sin querer, los tres nos encontrábamos jugando, y lo único que se podía oír era la risa de Emilia, la mía y los ladridos de Coco.

Fin de flashback

Ya basta porfavor.

Me senté en el césped agarrando mi cabeza con mis manos y llorando sin parar.

De verdad me estoy volviendo loco.

Yo si te amo | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora