𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐈𝐈

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Fernando me besa de nuevo y me abraza por la cintura. Apoya su barbilla en mi hombro y me da un beso en el cuello. Suelto una pequeña risa y él se ríe en mi oído.

—¿Sigo enmendando mi error? —pregunta.

—Dame unos minutos —respondo.

—Te doy lo que quieras —responde mientras acaricia mi cadera.

Miro a través de la cristalera de la habitación. Las luces de la pista se encuentran apagadas, solo hay unas pocas encendidas y me sorprende al encontrarnos en una ciudad bastante habitada. Unas pocas luces inundan la habitación, todas ellas exteriores. Al llegar de la fiesta, Fernando ha seguido decidido a enmendar su error y hemos hecho el amor unas tres veces. El piloto se ha propuesto muy en serio arreglar lo que ha jodido y yo no puedo agradecérselo más. Se lo dije antes, no puedo reprocharle nada porque yo he estado ocultándole muchas cosas. He sido yo la que le ha empujado a pensar eso. No pensé que me quedaría sin batería y mucho menos que él fuese a pensar esto. Entiendo su preocupación, sobre todo porque el comienzo de la relación no ha sido el mejor.

—Me gusta mucho ese vestido —habla.

—¿Más que el que llevaba la primera vez que quedamos tras reencontrarnos?

—Hum, me lo pones complicado —comenta—. Pero sí. Creo que me gusta más este.

—¿Por qué?

—Bueno, es muy sexy —me da un beso en el hombre—. Y verte llegar con él ha sido toda una delicia.

—Has sacado el hombre que llevas dentro —me burlo.

—Creo que ya te he demostrado varias veces esta noche lo hombre que puedo llegar a ser.

—Sí, lo has hecho —acaricio su brazo.

—Lina —habla.

—¿Hm?

—No quiero que aceptes un trabajo solo para poder estar conmigo.

—No lo acepto solo por eso, Fernando —me doy la vuelta entre sus brazos y quedo cara a cara con él—. Creo que necesito mejorar mi carrera. Llevo años en la misma universidad, a penas he salido de España, lo he hecho cuando empecé contigo. Con Poriol lo más lejos que llegamos fue a Andorra —comento.

—No quiero atarte a mi solo por mi trabajo.

—No lo haces —niego con la cabeza—. Quiero hacerlo por mí, aunque tú también has tenido algo que ver.

—¿Qué quieres decir?

—No he encontrado un piso que me guste en Madrid porque no quiero estar en Madrid —hablo—. Quiero vivir contigo. La oferta que me ha dado el amigo de Enzo es muy buena. Me permite tener una beca para la investigación y me han dicho que mientras dure, puedo viajar a donde quiera. Puedo estar trabajando y acompañarte a los premios.

—¿De verdad quieres vivir conmigo? —acaricia mi mejilla.

—Sí.

—Tengo una casa en Suiza —habla—. Pero estoy pensando en venderla y comprar una en Mónaco.

—¿Por qué Mónaco?

—Es un buen sitio para vivir —responde—. Está cerca y en cuanto a la privacidad es bastante bueno. Está lleno de millonarios y estrellas, por lo que la gente no presta atención a los que pasean por allí. Puedo llevar una vida normal sin necesidad de estar pensando quién me va a ver o donde cada vez que salga.

—Visto así...está bien, sí.

—Pero aún no lo tengo decidido al cien por cien —responde—. Es algo que me ha rondado la cabeza últimamente.

𝐎𝐍𝐒𝐑𝐀 | 𝐅𝐄𝐑𝐍𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀𝐋𝐎𝐍𝐒𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora