𝐎𝐍𝐒𝐑𝐀 | 𝐅𝐄𝐑𝐍𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐀𝐋𝐎𝐍𝐒𝐎

𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐋𝐕𝐈

    𝐍𝐎𝐓𝐀: Bienvenidas/os al último capítulo de la novela. En primer lugar quiero deciros que disculpéis la faltas de puntuación que ha podido tener la novela a lo largo de su curso, ya que se encuentra en edición. La escribo primero en Word y luego la paso a Wattpad, por eso no tiene los cuidados que debería tener. 

En segundo lugar, decir que yo no soy abogada, pero he hecho investigaciones a fondo y se que no es suficiente, así que pido disculpas si cometo errores en cuanto a la hora de llevar a cabo un juicio. Lo he intentado hacer lo mejor posible con toda la información que he reunido. 

En tercer lugar, disfrutad del capítulo :) 

𝑨𝑫𝑬𝑳𝑰𝑵𝑨

    El segundo día de juicio llegó. Mis padres y yo llegamos a los juzgados donde nos reunimos con Elena y Ana, las cuales van a ser mis testigos.

—Adelina —Ana corre a abrazarme nada más verme—. ¿Cómo estás?

—Bien.

Se que no se refiere al juicio, sino a mi ruptura con Fernando. Tras lo ocurrido en los baños hace dos días, el piloto salió tan rápido de los juzgados que nadie pudo ir tras él. Nuestros amigos me atraparon al verme y no tardaron en preguntarme sobre lo que había ocurrido. No me quedó mas remedio que contarles que había decidido ponerle fin a nuestra relación.

La reacción de Vettel no pasó desapercibida para mí. El piloto alemán se cruzó de brazos y me miró con el ceño levemente fruncido. Negó con la cabeza y después desapareció. Carlos también me miró un tanto triste, pero intentó apoyarme.

—¿Has vuelto a saber algo de él?

—No.

—O sea que os vais a ver hoy —murmura Elena.

Asiento con la cabeza mientras la miro y en ese momento, veo llegar a Fernando. Mi corazón se acelera al verle y no puedo dejar de mirarlo. El piloto luce cansado y se ha dejado un poco más de barba. Viste con una camisa blanca y unos pantalones de traje negros con unos zapatos del mismo color. Habla con Mario y pasan por nuestro lado antes de entrar en los juzgados. Sus padres, José Luis y Ana, a penas se detienen a hablar con nosotros.

No puedo evitar soltar un suspiro. Entiendo perfectamente que no quieran hablar conmigo o con mis padres, al fin y al cabo, yo soy la culpable de que su hijo se encuentre metido en este embrollo y que se encuentre en un estado triste.

—Cariño —noto a mi madre detrás de mí—. Debemos ir entrando.

Asiento con la cabeza y comenzamos a caminar hacia el interior del juzgado. Según nos acercamos a la sala, veo a Oriol acompañado por Beatriz y es entonces cuando escucho a Ana y a Elena a nuestras espaldas.

—Qué hija de la gran puta —habla Ana—. ¿Cómo coño puede ponerse de su parte?

—Es una puta lameculos. Una calienta pollas.

—¿Qué quieres decir?

Me giro para mirar a mis amigas y las observo con el ceño fruncido.

—¿No te has enterado? —pregunta Ana con enfado, pero denotando cierta sorpresa a su vez.

—¿El qué debería saber?

Llevo tanto tiempo estando pendiente de otras cosas que a penas he sido consciente de lo que ocurría a mi alrededor.

Elena se acerca a mí y se lleva una mano a los labios para taparlos y que así nadie pueda leerlos.