CAPÍTULO 40

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"Te prometo que tú eres suficiente, tú eres suficiente

tú eres suficiente". 

You are enough-Sleeping at last.


Era una pésima idea, pero ya era tarde para arrepentirse, Aegon y Gaemon estaban encantados con los suyos, y Aemond esperaba ansioso su turno. Había cierta presión de por medio. 

—Tiemblas como perro atado, tranquilízate—Baela le sujetó la cabeza mientras le inspeccionaba la oreja—tu hermana lloró menos cuando se lo hicieron.

—Estaba dormida—Luke sudaba frío, ni siquiera cuando le ofreció el ojo a su tío tenía tanto miedo.

Los norteños usaban bastantes aretes, en la ciudadela de Torrhen, todos los hijos de lord Torrhen tenían un pendiente en alguna oreja. Y no sólo los miembros de las casas nobles los usaban, sino también los plebeyos, pero claro las argollas eran de menor calidad y carentes de un diseño bonito.

Por extraño que sonara la idea fue de Aemond, según Hedvika se enamoró de la joya cuando vio al heredero de los Mormot con una en cada oreja. Los dos, junto a Baela y Helaena pasaron un día entero adecuando los pendientes de las damas para que no se vieran tan femeninos y fueran más acordes a cada uno de los muchachos que lo usarían. Cada una donó al menos una pieza.

Aprovecharon el día libre y en vez de salir a cazar, volar o cabalgar se reunieron en la carpa de las gemelas y empezaron con lo que Daeron llamó "Una carnicería". La única que faltaba era Hedvika que en palabras de Miranda se sentía indispuesta pero en las de Aemond estaba ocupada con unas cartas de sus hermanos; Luke le creyó a su tío.

Lucerys no se quedaría atrás ni sería menos que los otros, todos habían aceptado, excepto Jace y Daeron. Eligió una pieza dorada con una pequeña piedra rosa pálida incrustada que originalmente le pertenecía a Rhaena.

—Es para tenerte siempre conmigo—dijo con un exagerado romanticismo que rozaba la unión del chiste y la verdad.

La encargada de las perforaciones era Baela, y gracias a las catorce llamas era ella porque su hermana tenía el pulso de una anciana.

—¿Listo?—preguntó con el pendiente en la mano.

—Si...No...Mejor no me...—Luke sintió de repente el ardor de la herida recorrerle toda la oreja—¿¡Qué mierda Baela!? ¡Avisa al menos!

Todos rieron ante la mueca de Luke y si bien los primeros segundos se enojó con su prima ya cuando Gaemon le alcanzó el espejo quedó encantado. Lucía bien, Rhaena le dio un beso en la mejilla y le dijo que se veía apuesto.

—Ahora queda que te falten algunos dientes y parecerás una verdadero marinero.

Aegon le estrujó las mejillas e hizo la pantomima de querer sacarle el colmillo.

—Tocas mis dientes, Aeg y te rompo las rodillas—amenazó en broma.

El último en sufrir en manos de Baela fue Aemond que eligió un pendiente azul que era de Helaena para la oreja del lado del zafiro y uno rojo y verde que era de Hedvika. Aegon estalló en carcajadas cuando los eligió y Aemond lo golpeó, Luke no entendió bien lo que le causó gracia a su tío. Rhaena compartió su ignorancia.

Miranda sabía demasiado de herbolaria, un secreto que confesó semanas después de abandonar sus tierras, así que se ofreció a prepararles cataplasmas y ungüentos para evitar que las perforaciones se infectaran.

Warrior, Mother and MaidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora