CAPÍTULO 18

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En efecto las familias tienen momentos oscuros y otros no tanto, usualmente salen del hoyo tomándose de las manos y sin darse la espalda. Eso era lo que se suponía, pero no siempre ocurría de ese modo.

Las bases que promovieron la pelea entre hermanos por el título de su padre se sentaron una semana antes de los hechos.


Joffrey Velaryon cumpliría cinco años y Jace y Luke tuvieron la idea de celebrar un pequeño torneo y una cacería, solo tres días de diversión donde su hermano aprendería a montar y a usar el arco y la flecha.

Para tratar aun más de convencer a sus padres dijeron que ellos en persona se encargarían de organizar todo. Y así fue, excepto que no lo hicieron completamente solos, recibieron ayuda de Aegon, Helaena y Aemond para el tema de los gastos de comida, estancia y recibimiento de los invitados.

Todos pusieron de su parte para festejar el onomástico del principito. Los adultos estuvieron contentos con eso, ya que se notaba que los cinco jóvenes hacían un buen equipo. No invitaron a muchas familias, solo las más cercanas como los Strong, los Hightower, los Velaryon por supuesto, los Tully y los Tyrell.

El día había llegado y cada uno se tomó las molestias de agasajar al niño con muchas golosinas y regalos. El presente que más le gustó a Joffrey, y que corrió a mostrárselo a quien se le cruzara, fue un gatito naranja que su tío Aemond le obsequió.

—Le pondré Frey—dijo luego de mirarlo sin parpadear por unos largos segundos—así si lo junto con mi apodo formará mi nombre completo.

Aemond terminó de confirmar su teoría de que los Velaryon no eran buenos para los nombres, era un milagro que el dragón de Joff se llamara Tyraxes y no "Alitas". De seguro lo eligió Rhaenyra.

Para risa de Aegon y de Luke, Frey quedó rápidamente desplazado al segundo lugar cuando esa misma tarde Hedvika apareció con una imponente yegua color caramelo, era bellísima y tenía una pechera con los dos emblemas de las casas del niño que hacía de su estampa aún más elegante.

Aemond ardió en celos pero se mordió la lengua para evitar decir algo, era claro que la hermana de Harwin no lo hizo con el fin de opacarlo, sino para contentar al chiquillo.

Un ágape se ofreció para los invitados, había dulces de limón, tartas de manzana, calabaza y fresa, vino dulce y carnes asadas. Aemond, junto a Helaena y Luke se involucraron en una competencia por quien se llenaba la boca con más uvas, pero fueron interrumpidos por los reproches de Otto Hightower. Cuando éste los abandonó y se quedaron fuera de su vista continuaron donde lo dejaron, esta vez con Jace y Aegon como jurados.

Aemond se rindió ante su hermana y como buen perdedor se retiró de la competencia para dedicarse a vagar entre las mesas e invitados. Escuchaba conversaciones pasajeras, analizaba las posturas de algunos y recibía sonrisas coquetas de la hermana de Claude. Esto último motivó a que toda la familia Tully lo rodeara.

—Príncipe Aemond, es un gusto volver a verlo, creímos que podríamos tener noticias de usted después de la boda de mi sobrino—Lady Tully, tía política de los Strong, era una mujer corpulenta de cachetes rosados que desentonaba con la imagen de la familia de su esposo, pero que iba acorde a la de su hija menor— mi querida Katherine lo esperó mañana y tarde.

—¿A qué se refiere miladi?

—Dedujimos que por su cercanía en la boda de Lyall, usted estaba interesado en mi hija.

Habían pasado dos meses desde aquel feliz evento y lo que menos se le cruzó por la cabeza a Aemond fue pedir la mano de esa muchacha. Era amable y tenía su atractivo pero no lo volvía loco de lujuria y pasión, y por lejos carecía de madera para ser parte de la familia real.

Warrior, Mother and MaidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora