Warrior, Mother and Maiden

CAPÍTULO 49

"Este es un mundo de hombres, 

pero sería nada, nada, 

sin una mujer o una chica" 

It's a man's , man's, man's world-James Brown. 

Rhaenyra y Harwin compartían cierto nerviosismo por los eventos importantes que se aproximaban. El primero era el onomástico de Joffrey, que fue celebrado con una reunión pequeña, pero atiborrada de regalos. Incluso sus hermanos, primos y tíos le enviaron obsequios desde la tierra de los Arryn. Sin embargo, el que más le gustó fue el de sus abuelos Corlys y Rhaenys, una espada de acero valyrio tan exquisita y elegante que más de un caballero adulto alucinó al verla. Joff todavía estaba indeciso sobre cómo nombrarla, pero Aegon le envió una apresurada carta diciendo que esperase a que llegaran para bautizarla juntos con un nombre digno de un arma portada por un príncipe.

El segundo evento eran las remodelaciones en Dragon's pit, Viserys creyó que con la eclosión de cuatro nuevas crías de Silverwing era necesario ampliar las fosas. Jamás se habían visto tantos huevos eclosionar en pocos años. Los más recientes, que ya hasta tenían jinetes, databan desde Alba de Rhaena, Tormenta de Aegon, hasta Lyria de Gaemon, luego estaban los nuevos que sobresalían por sus colores embellecedores, uno era tan rojo como Meleys, el otro era de un azul tan oscuro que hasta podría confundirse con el negro, el tercero salió del huevo presumiendo un celeste en todo su cuerpo que solo era interrumpido por la cresta blanca que se extendía desde la cabecita hasta la punta de la cola, y el último poseía escamas violetas claras que igualaban la gama de colores de Alba. La familia lo tomó como un buen augurio, una señal de la fortaleza Targaryen.

Rhaenyra no sabía si llevar a Viserys, su hijo, a las fosas a que eligiera uno como hizo con Aegon, su hermano. Harwin y Alicent le dijeron que tal vez deberían esperar un poco más para que los Dioses Valyrios actuasen e hiciesen eclosionar el huevo de su hijo.

Dejando los dragones de lado, también había refacciones en algunos barrios de la ciudad, y aunque la pareja no los controló en persona, supieron por terceros que los arreglos fueron bien recibidos por los ciudadanos.

Pero lo que más los ponía nerviosos eran las próximas bodas. Faltaban setenta días aproximadamente para que los príncipes y princesas llegaran a King's Landing. El ambiente festivo se notaba incluso desde ese entonces. Harwin, Rhaenyra y Alicent eran los pilares de la organización, recibían ayuda claro, de Lyonel, Borros y Viserys, pero ellos tres eran los primeros.

El llamado de Rhaenyra tuvo respuestas y lady Tyrell llegó a la capital con varios pergaminos sobre ideas de decoraciones florales como también con barriles de vinos que podían comprar a Highgarden. Alicent saltó de alegría al verla y Rhaenyra no pudo sentir otra cosa que pura felicidad por la pareja.

Ya tenían la lista de invitados bien planificada, los de honor serían los príncipes de Dorne, los Velaryon, los Stark, los Strong, los Baratheon claramente, los Lannister, los Arryn, los Tully, los Swann, los Tyrell, y para desagrado de la princesa y su consorte, los Hightower.

A pesar del vasto tiempo que tenían por delante comenzaron a ordenar los cuartos de la fortaleza y a determinar que ala iba para quien. Las invitaciones todavía no serían enviadas, pero ya tenían a varios escritores y maestres confeccionándolas.

Las bodas no serían apenas la caravana entrara al patio de la fortaleza, sería una semana después, todo con tal de poder tomar bien las medidas tanto de las damas como de los príncipes para las túnicas y ornamentos típicos de las ceremonias ancestrales valyrias. Decir que Rhaenyra estaba entusiasmada con la nueva predisposición de sus hermanos para venerar las tradiciones de la vieja valyria sería poco, cada vez que leía sobre ellas todo en su ser vibraba de emoción; y no era que detestara a Los Siete Dioses, sino que creía con firmeza que como descendientes del feudo franco valyrio tenían la obligación de perpetuar su sangre y tradiciones, aunque fuese en cosas como las bodas.