CAPÍTULO 13

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No tenía sentido seguir manteniendo a las personas reclusas en sus propias alcobas, esté o no el culpable del envenenamiento, nadie lo sabría.

Los cortesanos fueron liberados y reunidos en la salón de trono de hierro, donde la Reina, la Mano y la princesa Rhaenyra pidieron públicamente disculpas y aseguraron que la peste ya estaba controlada y que no existía riesgo alguno. También aclararon que por suerte nadie de la familia real había perecido en los días transcurridos.

La gente se dispersó como siempre, cada uno volvió a sus asuntos y el tema de la enfermedad quedó olvidado.

Bajo el temor de que los cuervos acecharan a su padre, Rhaenyra se encargó de elegir tres guardias de confianza que custodiaran las puertas de los aposentos del rey. Entre ellos estaban Arthur, Cygnus y Criston, a este último lo eligió a regañadientes; a pesar de ser un desequilibrado, según ella, era un hombre que se mantenía fiel a la protección de sus reyes.

Conforme pasaron los días la incertidumbre seguía rondando los pasillos, pero afortunadamente con las indicaciones de Oliver la salud del Rey iba mejorando. Al final de la semana ya había dejado de delirar por la fiebre y los dolores corporales ya no lo agobiaban.

El resto del concejo fue notificado acerca de lo sucedido, sin embargo se pidió que ninguno tomara cartas sobre el asunto. La investigación y posterior juicio se llevaría a cabo solo y exclusivamente por miembros de la familia real y los involucrados el día del descubrimiento.

Los niños fueron un gran sostén tanto para Rhaenyra como para Harwin. Los cinco se entretenían en el patio de entrenamiento, Joffrey y su madre tonteaban con espadas de madera mientras Harwin, Jace y Luke entrenaban como era debido.

Rhaenyra y Harwin decidieron permanecer en King's Landing hasta que el Rey estuviese curado, luego volverían a Dragonstone y continuarían con las indagaciones desde allí.

Por supuesto, las visitas mensuales de la princesa se convertirían en semanales, no dejaría desatendido sus labores como hermana e hija.

La última semana de su estadía la uso para averiguar y seleccionar a los maestres que atenderían a su padre. Oliver y el maestre que residía en Dragonstone le dieron una lista de aquellos que han mostrado hasta el momento ser dignos para tomar el puesto.

Sugirió la compañía de Aegon y Jacaerys para emprender el viaje a la ciudadela. Tardarían dos días y medio si se tomaban una pausa para descansar y comer.

Rhaenyra todavía no había hecho mención alguna de su embarazo, a nadie en absoluto, si lo hacía no la dejarían hacer su trabajo en paz asi que postergó el anuncio para cuando llegasen a Dragonstone. No obstante Viserys confesó haberle dicho accidentalmente a Alicent, y ahora ella se encontraba casi corriendo a los aposentos de la Reina para detener su lengua antes de que le dijera a Harwin.

Los guardias la dejaron pasar sin ningún tipo de impedimento, pero lo que vieron sus ojos le resultó tan desagradable y poco honorable que quiso apuñalar al autor de dicha escena.

Larys Strong estaba sentado en el sillón más grande como si el lugar le perteneciera, tenía las manos entre los pantalones claramente masturbandose, todo en presencia de Alicent quien estaba mirando por la ventana ignorando su alrededor.

—¡LARYS STRONG! —apenas se escuchó su grito, el mencionado y Alicent voltearon a ver con sorpresa en el rostro —¿CÓMO SE ATREVE?

La furia en su voz fue lo suficiente intimidatoria como para que el hombre bajara la mirada. Atinó a acercarse con intenciones de hacer algo más que saludarlo, últimamente se dejaba llevar por sus impulsos, cosa que le agradaba.

Warrior, Mother and MaidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora