CAPÍTULO 24

219 19 0
                                    

Aprendió con el paso del tiempo a ignorar las miradas de reojo, a responder con inteligencia a los comentarios malintencionados y a hacer oídos sordos a los rumores. Pero parecía que durante los dos últimos días todo lo que practicó se desvaneció en el aire.

El reclamo de Vaemond no sólo hizo que las miradas de los cortesanos se posaran en él sino también en Lucerys. Si tan solo se pareciera más a Sir Laenor Velaryon y no tanto a Sir Harwin Strong el revuelo entre la multitud no sería tan notorio.

La mañana que llegó Vaemond, Luke y sus hermanos tonteaban en el patio con algunas armas mientras Aemond y Aegon entrenaban, o bueno, el primero lo hacía. Algunos recién llegados tuvieron el descaro de pasearse por al lado del príncipe y mirarlo como si fuera un animal exótico. Cuando su tío entró junto a todo un tropel de personas por las enormes puertas se generó una tensión que era capaz de cortarse con una daga. Luke no bajó la mirada, retuvo el contacto visual por más que los ojos de Vaemond destilaran desprecio y asco.

El título de lord de las mareas era su derecho de nacimiento, era el legado de su abuelo y padre, y pelearía por el con fuego y garras. Trabajó duro durante años para ser un digno Velaryon, no dejaría que se lo arrebataran sin imponer resistencia. Si, tenía miedo, pero esa misma emoción lo empujaba a luchar por lo que era suyo. No sería fácil enfrentar a su tío-abuelo, era un hombre experimentado con batallas y viajes encima de sus hombros, mientras él solo era un niño que apenas tenía un barco bajo su mando.

Sin embargo, Lucerys era un Velaryon hecho y derecho, sus abuelos le enseñaron bien, lo educaron en lo que correspondía, y él aprendió gustoso no solo porque era su deber sino también como una manera de permanecer cerca de su padre, de mantener vivo su recuerdo.

Fue un golpe duro el volver a casa y encontrarse de lleno con un reclamo como tal. Lo tomó como un insulto tanto para él mismo como para su abuelo cuya vida yacía en riesgo. Se le vino a la mente las palabras de Lyall cuando, de igual manera, fue cuestionada su sucesión.

"Parece que no se ve el valor de su persona más allá del título que posee".


Toda la familia estaba a las expectativas, su abuela, Rhaena y Baela se quedaron en la capital para apoyarlo; Rhaenys se desconcertó al escuchar los planes de su cuñado. Hasta incluso Daemon cumplió con su palabra de volver en unos días.

Rhaenyra despotricó a diestra y siniestra, y no se molestó en guardar ninguna maldición; nunca la había visto tan enfadada, ni siquiera cuando él y Jace se olvidaron a Joffrey encerrado en Dragonspit. Dijo que lo acusaría de traición e intento de usurpación en caso de ganar. Luke estaba completamente de acuerdo.

Pasó el día anterior preparando un discurso para su defensa, se anticipó a escribir probables respuestas a los insultos camuflados de preocupación que pudiesen llegar a aparecer. Rhaena lo ayudó, como también Hedvika, Aemond, Jace y Helaena. Su madre dijo que tenía que hablar con el rey y que lo escucharía para darle su opinión antes de irse a dormir, y así lo hizo.

Tu elocuencia es admirable, guíate por ella, y no tanto por un papel. Le dijo su madre.


Evidentemente él no pudo descansar, en su cabeza repasaba una y otra vez lo ensayado, se imaginaba escenarios donde ganaba, donde perdía, donde Vaemond lo insultaba con crudeza, aunque no creía que llegase a tal punto de desquicio. Por la mañana el bullicio vibraba en todo el castillo. Afuera de la sala del trono casi ciento cincuenta personas esperaban, pero solo entrarían cincuenta, no les importaba mucho en manos de quien caía Driftmark simplemente eran amantes de las disputas y chismes, Luke no pudo culparlos.

Warrior, Mother and MaidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora