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—¿Q-que ha pasado?— Preguntó Beatrix completamente asustada mientras miraba a todas partes desconcertada.
—Estas bien, es lo importante.— La tranquilizó Fallon mientras la dedicaba una sonrisa.
—Pero si él...— Empezó a decir recordando lo que había pasado. —Me has resucitado...— Murmuró justamente después de encajar todas las piezas. —¿Por qué?— Quiso saber al no entender por qué Fallon había usado con ella su poder, el porqué había funcionado si ellas no tenían ninguna relación aparentemente.
—Por te has sacrificado, has fastiado el plan de Sebastian.— Respondió dando a entender que aquello la bastaba, Beatrix había tomado una sabía decisión, las había ayudado y casi lo pagaba con su vida, algo que desde luego no podía permitir. No iba a permitir que Sebastian se cobrara más vidas de hadas inocentes.
—Vaya...— Murmuró sorprendida al ver que una buena acción la había salvado de lo que podía haber sido una inminente muerte.
—Venga, vamos, esto se va a poner muy feo.— La indicó Fallon mientras la ayudaba a levantarse mientras Bloom, Terra, Aisha y Stella seguían luchando contra Sebastian.
—Lo siento, hermanita pero no va a ser así.— Intervino en ese momento Yelena para a continuación pasar por el cuello de su hermana un cuchillo provocando que una gran cantidad de sangre cayera al suelo, al mismo tiempo que Fallon se llevaba las manos al cuello, con la intención de evitar la emorragia. Mientras Beatrix la sujetaba para que no cayera al suelo, y está se desgranba, Yelena aprovecho la oportunidad para irse al mismo tiempo que Sebastian era destruido por las cuatro hadas.
—¡Fallon!— Gritó Bloom horrorizada al ver a su mejor amiga en los brazos de Beatrix junto a un gran charco de sangre.
—Y-yo no he sido. Una chica apareció...— Empezó a decir Beatrix asustada de que creyeran que había sido ella, sí había matado, pero no mataría a quien la había traído de la muerte segundos antes.
—¿Cómo era la chica, Beatrix?— Preguntó Stella intentando mantener la cabeza fría.
—Rubia, ojos azules, algo mayor que nosotras, el cuchillo era completamente negro y la llamó hermana.— Describió la hada de aire mientras Stella y Aisha intercambiaban una mirada al saber perfectamente quien había sido la responsable.
—Sí, mea culpa.— Una nueva voz irrumpió en el lugar, captando la atención de todos los presentes que estaban conscientes. —No os voy a hacer daño, de primeras no es que podáis, es un holograma.— Las advirtió al ver como todas las hadas hacían brillar sus ojos en señal de amenaza. —Hacia muchos años que no te veía Bloom.— Sonrió mientras centraba su atención en la pelirroja, la cual frunció el ceño ya que ella no la conocía. —Sí, te conozco. Hace siglos yo fui la protectora de tu madre, solo que cuando perdió el control yo fui la responsable. Era tan divertido ver tanto poder revosar...— Admitió con una sonrisa de pura maldad.
