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—Es un santuario.— La voz de Sky hizo que Fallon saliera de la ensoñación en la que estaba para regresar a la realidad y darse cuenta de que inconscientemente se había estado moviendo por la casa, confirme hablaba con su hermana. —Silva me dio cada objeto, cada objeto de mi intocable y heroico padre.— Afirmó mientras miraba a todas partes, sabiendo que aquel lugar le recordaba que las altas expectativas que siempre tuvo sobre su progenitor no las había alcanzado, y jamás lo haría. Porque él había creado a una persona que se alejaba de lo que realmente representaba.
—Sky...— Empezó a decir Fallon sabiendo que no era su culpa que Andreas no llegara hasta aquel alto pedestal que tiempo atrás había estado para sus hijos.
—Quieres que Alfea vuelva a ser como era, para mi nunca lo será. No puedo borrar lo que conozco.— Afirmó mientras se sentaba sobre su cama, gesto que Fallon imitó mientras le miraba con lástima, ya que no podía imaginarse lo que debía de sentirse al estar tan defraudado.
—Se lo que es eso, obtener respuestas de preguntas que no pretendías hacer.— Murmuró sabiendo que si nunca hubiera descubierto que era una intercambiada, las cosas no se hubieran desmadrado tanto como lo habían hecho, y seguramente ahora no tendría tantos problemas como ya habia. —Respuestas que lo cambian todo.— Añadió con frustración, ya que aunque tenía respuestas a preguntas que nunca se había hecho y algunas otras que prefería no haberse planteado, aún había una larga lista de preguntas, y la única que tenía respuestas era su hermana, con la que no quería hablar.
—Desde que conseguiste esas respuestas, dejaste de buscar. No querías que tu vida estuviera definida por una terrible revelación sobre tu procedencia.— Alegó dando a entender que las cosas entre los dos eran diferentes. —Ya es tarde para mi.— Añadió creyendo que los actos de Andreas le definían, tanto a él como a su hermana.
—Andreas no te define, Sky. Ni este falso héroe, ni el monstruo que es.— Sentenció la morena con seguridad, si de ser cierto, y todos los hijos debían de ser juzgados por las acciones de sus padres, entonces no existiría nada bueno. —A ti te define lo que haces y quien eres.— Sentenció esperando que de alguna forma él lo entendiera, que entendiera que nadie le veía como una copia de Andreas, ambos distaban mucho de parecerse. —Tu eres bueno, y eres honesto, y te torturas por dentro para poder ser fuerte por fuera...— Añadió mientras la voz de la morena se iba apagando lentamente, haciendo que Sky la mirase preocupado, al ver como el brazo de ella caía a un lado como un peso muerto.
—¿Fallon?— El rubio la miró, observando que los ojos de la chica se habían vuelto, por completo, de color naranja, algo que jamás había visto y que desconocía que pudiera ser posible, pero aquello indicaba un hecho, y era que algo estaba pasando.