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La semana había pasado muy rápido con todo lo que tenía que hacer ahora, estaba en el restaurante descansando ya estaba atardeciendo a esta hora era normal que bajara la entrada al lugar. Así que aprovechaba para tomarme un descanso y hablar con mis compañeros.

— ¿Y qué tal le va a Juana? — preguntó Aldo mientras degustaba un poco de una ensalada con trozos de pechuga que trajo de su casa, era nuestro tiempo para comer pero yo no había traído nada como de costumbre. — Ya no la molestan. —

Había un niño en su escuela que se la pasaba diciendo comentarios en tono de burla a mi hija hasta el punto que la hizo llorar y me llamaron para hablar sobre el tema. — Se supone que está todo solucionado, hable un poco con los padres del niño y solo me dieron tontas excusas. — Todavía recordaba el descaro con que justificaban las burlas que su hijo le hizo a Juana. — Pero la directora intervino y creo que se llegó a buen acuerdo en el que ellos hablaría seriamente con su hijo. —

— Buff se que es un niño de cinco años y es ilegal pero me encantaría darle una lección para que no se vuelva a meter con mi sobrina — Aldo era muy buen amigo mío que ya nos consideramos hermanos, él adoraba a Juana y muchas veces me ayudaba a cuidarla.

— No te preocupes tal vez sus padres no hablen con ese niño pero ya hable con mi hija...— Deje de hablar al sentir como mi estómago gruñir y al parecer mi amigo lo noto.

— De nuevo no desayunaste. — No fue una pregunta él afirmó que no había desayunado y tenía razón, había estado tratando de ahorrar todo eso incluía mi comida que era muy limitada.

— Es que se hizo tarde y no quería tener problemas con el Chef. — Mentí.

— Ten come algo.— Me pasó su plato y extendió su tenedor, no me negué porque moría de hambre. — Hoy será un día largo para ti así que necesitas energía. — Hoy era viernes lo que significaba que tenía turno hasta la noche, esto era dos veces al mes. Odiaba esto porque no podía ver a mi hija pero lo bueno es que tenía una amiga llamada Rivers que conocí trabajando en otro sitio ella vivía cerca de mi casa y me ayuda estos días junto con Aldo que hoy salía temprano. — Oye estaba pensando en llevar a mi sobrina al cine. —

Aldo era muy consentidor con mi hija y eso me hacía feliz saber que la quería mucho. — Si la llevas acuérdate de no darle tanto dulce la última vez que la llevaste a algún lugar no podía dormir. — Lo regañé.

— Tu tranquilo, le diré a Rivers haber si quiere acompañarnos...—

— Capitán han llegado clientes. — Habló una compañera, tomé una última porción de ensalada llevándola a mi boca.

— Dame un minuto, lleven los a su mesa y ahora iré. — La mesera asintió a mi orden, no había podido ni descansar veinte minutos. — Nos vemos en la noche y dile a mi hija que la amo. —

— Yo le diré eso, nos vemos en tu casa. —

Inspeccione mi uniforme buscando si me manche a la hora de comer pero todo estaba impecable, ahora si estaba listo.
Salí de la sala de empleados dirigiéndome a hablar con los demás meseros para que me informen dónde estaban los clientes que habían llegado.

No perdí más el tiempo y me dirigí a donde me indicaron, ya que era tarde era momento de cambiar el menú así que les di una breve explicación de lo que serviremos.
No se cuanto había pasado pero al desviar mi mirada por el gran vidrio que tenía el restaurante podría afirmar que ya era noche. Llegaron más clientes y les di la bienvenida.

— Buenos días señores. — Salude al instante de estar frente a la mesa.

— Buenos días Mariana, así era tu nombre verdad. — Al principio no lo había reconocido pero ahora estando más de cerca al momento que les di la carta pude darme cuenta que era el hijo del señor Miller.

— Así es señor. — Afirme, me sentía incómodo ahora recordando cómo me miró y lo que me dijo la última vez que nos vimos. — Les daré tiempo para pedir su orden. — Me aleje y fui a otra mesa a atender a los comensales que acaban de llegar y comenzando a organizar a mis compañeros diciendo dónde qué mesa les tocaría atender.
Unos minutos después regresé a la mesa. — Ya tienen claro lo que van a pedir. — Hablé mientras les ponía en la mesa una pequeña entrada.

— Si, yo voy a querer fetuccini a los tres quesos

— A mi me vas a traer un filete mignon

— En un momento lo traeré. —

Me acerque a la cocina avisando cual era el pedido yo me quedé esperando apoyado en otras mesas y dando órdenes para mantener el orden por que estaba llegando mucha gente me dolían ya un poco las piernas de todo el días estar de un lado para otro.

Lo bueno es que ya era noche pronto podría irme a descansar a mi casa, todos los comensales estaban inmersos en sus pláticas y disfrutando de la comida. Cuando los platos estuvieron listos los lleve a la mesa asegurándose que no faltara nada.

Podía sentir que alguien me estaba mirando así que mire a todos lados hasta encontrar a el hijo del señor Miller nuestras miradas se conectaron y él me ofreció una sonrisa que no le regrese. Iba a desviar mi mirada pero él levantó su mano indicando que necesitaba algo camine a su mesa.

— Hay algo que se les ofrezca señores. —

— Si, me estaba haciendo una pregunta. — Se quedó unos segundo pensando. — ¿A qué hora acaba tu turno? — Respire profundamente para no contestarle una barbaridad.

— Lo siento pero no lo puedo decir, es privado. — Me iba a retirar pero siguió hablando.

— Es que estaba pensando en que tú y yo podríamos ir a algún lado después de que salgas. — Su compañero que estaba sentado con él solo se reía ante sus comentarios. — Y si no puedes por que no vienes y te sientas conmigo. — Apreté mis puños, estaba molestando mucho pero tenía que actuar tranquilo si quería evitar perder mi empleo. La verdad que el chico era guapo pero era muy molesto, hace muchos años tuve claro que era bisexual me habian atriado muchos chicos a lo largo de lo que llevaba de vida pero ninguno para una relacion y menos ahora que tenia a mi hija. Las citas y todos ese tipo de cosas se habían acabado para mi.

— Muchas gracias señor pero no se me está permitido sentarme en mis horas de trabajo. —

— Si quieres podemos evitar las formalidades y podrías decirme solo Slime. —

— Señor Miller ya que no se le ofrece nada más me retiro. —

Me fui dejando que hablara solo por que escuche que me volvía a llamar sabía que era un comensal importante y tenía que atenderlo pero estaba tan harto de sus miradas y de sus insinuaciones que le pedí a otro compañero que se encargará de la mesa.

Cuando ya era momento de cerrar solo había algunas personas que faltaban por irse del lugar, estaba más tranquilo cuando vi que se fue pero sin antes recibir de nuevo una sonrisa y su mirada profunda que me daba.

El mesero que se encargó de la mesa de ellos se acercó a mí. — Capitán esto le dejó el comensal que se acaba de ir. — Lo miré extrañado y me extendió una nota con un número escrito. — Me dijo que era para que se pongan en contacto. — Solo rodee los ojos y arrugue el papel.

— Que idiota. — Lo dije entre murmullos para que no me escuchara. — Gracias, ahora por favor ayúdame a encargarte de la mesa siete están a punto de irse. — Guarde el papel en mi pantalón.

Me recargue en la barra que estaba cerca de mí y alce un poco mis piernas estaba exhausto para irme a casa con mi hija, esperaba que a ella le hubiera ido muy bien en el cine.

Love In ContractDonde viven las historias. Descúbrelo ahora