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Limpiaba mi casa tratando de despejar mi mente, estaba cansado después del trabajo pero no quería sentarme porque sabía que mi cabeza se inunda de pensamientos que no necesitaba.
Mi hija estaba en la sala viendo algunos dibujos animados mientras coloreaba uno de sus libros, ya habíamos acabado de hacer su tarea pero aún tenía mucha energía.

Seguí limpiando toda la cocina terminando de lavar los platos qué ocupe para mi comida, me sentía extraño desde ayer no podía dejar de pensar en lo que había hecho Slime, no podía creer que había pagado todos los meses que faltaban para acabar el ciclo escolar. Después de eso llegué a casa y me mandé un mensaje pidiéndole explicaciones pero no recibí ninguna respuesta.
Había intentado marcar pero tampoco me contaste me mandaba a buzón inmediatamente, me rendí después de eso y por último le mande mensaje para que me confirmara a donde nos veríamos, me dio una hora pero nunca el lugar. Ya estaba a unos minutos de las siete y todavía no recibía ningún mensaje de él, tal vez estaba muy ocupado.

Por eso también estaba nervioso el tener que hablar a solas con él, no sabía cómo le pagaría todo el dinero, borré los pensamientos inmediatamente y me acerqué a mi hija.
— Ya terminaste tus dibujos. — Me senté en el suelo junto a ella.

Ella alzó un poco el libro mostrando su progreso. — Mira papá, lo pinte de muchos colores para que pareciera un arcoiris. — Era la imagen de un oso con todo tipo de colores que se distribuían por la mitad de su cuerpo

— Me gusta mucho tu oso arcoiris. — Halague el dibujo, recargue mi brazo en la mesa y tomé uno de los colores. — ¿Quieres que te ayude a acabarlo?

— Si, pero con ese color no. — Me quito el color de las manos y mostrándome cual era el que tenía que ocupar. — Y tienes que hacerlo de esta forma porque si no quedará feo. — Ella tomó otro lápiz y comenzó a mostrarme como tenía que hacerlo yo me quedé mirándola me parecía muy tierno todo lo que hacía.

Lleve mi mano a su cabello dándole unas caricias, todavía seguía teniendo unas lindas trenzas qué le había hecho para la escuela con unos moños del color del uniforme. Cuando ella empezó a crecer tuve que aprender un poco de como hacerle algunos peinados, le quite las ligas comenzando a deshacer las trenzas dejando descansar, sus rizos llegaban hasta su hombro, ella al sentir el cabello en su cara comenzó a hacerlo para atrás.

Su cabello era castaño ondulado y ahora que le quite las trenzas lo tenía mucho más. — Ahora si ya puedes colorear, por lo mientras yo buscaré otro dibujo. — Acercó a mí su libro y comencé a colorear, ella buscó en los otros libros para colorear qué tenía alguna imagen que le gustara. Yo me concentré en colorear de la forma que me dijo.

Escuché que alguien tocó la puerta de la casa, mi hija y yo nos miramos extrañados porque no había quedado con nadie para vernos hoy, a este Aldo le tocaba trabajar hasta tarde. — Es el tío Aldo. — Gritó mi hija emocionada.

— No mami, el tío Aldo tiene que trabajar. —

— Es la tía Rivers. — Comenzó a brincar, tal vez podía ser Rivers aunque no me mando mensaje para avisarme, era la única que podía venir o alguna vecina que necesitará algo. Me levanté y fui a la puerta, mi hija me seguía atrás emocionada mencionando los juegos que quería jugar con Rivers. Volvieron a tocar la puerta y grité avisando que ya abriría haciendo que mi hija imita mi grito.

Abrí la puerta encontrándome del otro lado a Slime qué venía junto a los guardaespaldas qué vi la vez que nos encontramos en el callejón.

— Hola, perdón por llegar tarde pero había mucho tráfico. — Yo lo miré estupefacto, yo nunca le di la dirección de mi casa como había dado con el lugar.

Mi hija se asomó detrás de mí, olvidé por un instante qué ella me había seguido hasta la entrada. — Hola, ¿quién es usted? — preguntó mi hija, qué se escondía detrás de mis piernas solo mostrando su carita.

Love In ContractDonde viven las historias. Descúbrelo ahora