-19-

432 85 8
                                    

No pude dormir en toda la noche, Slime nunca me soltó y sentí qué me faltaba el aire, cuando sentí que el ojiverde se despertó, escuché un poco de ruido que suponía que él se iba a alistar para el trabajo.
Un rato después yo me hice el dormido no quería hablarle pero Slime se sentó de nuevo en la cama y comenzó a tocar mi rostro repartiendo algunos besos en mi rostro, gire mi cuerpo para no seguir sintiendo sus besos.

— Perdón si te desperté. — Me hiciste oídos sordos y lo ignoré, él recargó su rostro sobre el hombro mientras seguía las caricias. — Se que seguirás molesto conmigo pero no quiero que estemos así. — Hablo mientras me daba un pequeño beso en el hombro. — Hoy iremos a cenar a donde tu quieras, quiero que te pongas uno de esos elegantes trajes qué te compre y saldremos. —

— Hoy iré a ver a mis amigos, hace tiempo que no los veo. — No quería ir a ninguna cena con él, sabía que estaba arrepentido así que eso lo tomaría a mi favor.

Se tardó unos minutos en hablar, sabía que esto no le gustaba, pero tenía la esperanza de que aceptara— Si eso es lo que quieres, te dejaré ir con tus amigos. — Tomo mi rostro para que lo mirara, su dedo pulgar comenzó a tocar mis ojeras dando una caricia suave. — Pero te llevará el chófer, no llegues tarde quiero regresar temprano a casa para verte a ti y a mi princesa. —

— Será rápido no tardare. — Hoy Slime lucía más tranquilo que la noche anterior, nuestras manos se entrelazaron el no paraba de mirarme así que mis ojos se concentraron en nuestras manos. Y pude notar que su mano tenía un gran hematoma por el golpe que dio en su ataque de ira.

— Deberías darme las gracias. — Unió nuestros labios, no era intenso como el beso de anoche era algo más delicado, nos separamos y él quería comenzar un nuevo beso pero lo detuve.

— Tienes alguna venda, te podría ayudar a ver darte la mano se ve doloroso. — Parecía que él no había notado lo lastimada qué estaba su mano por lo que miro sorprendido.

— Tengo algunas en el cajón debajo del lava mano. — Me levanté rápido, tomé mis gafas qué estaban en el mueble al lado de la cama y fui por una venda.

Había un pequeño botiquín qué tenía algunas vendas de todos los tamaños, cuitas, alcohol, algodón y medicamentos que podrían ser indispensables. Tomé una venda de diez centímetros y regresé a la oración donde Slime me esperaba sentado en la cama, al igual que yo se colocó sus gafas.

— Dame tu mano. — Tomé asiento junto a él, sabía un poco de primeros auxilios, nos dieron un curso en el trabajo por si había algún incidente o alguna quemadura y era indispensable además de que al tener a mi hija había ocasiones donde ella se lastimaba por estar jugando. — Te dolerá un poco, debo de hacerte puesto algo de hielo anoche y para que no luciera tan mal.—

— Fue mi error, anoche actúe como un estúpido. — Tenía razón pero preferí concentrarme en vendar su mano con mucho cuidado. — Gracias, por esto. — Él se gabacho hasta quedar a mi altura y darme un beso. — Tengo que apurarme o se hará tarde, adiós tengo que llegar temprano al trabajo y tengo un desayuno de negocios. —

Se levantó para salir de la habitación y por fin me sentí aliviado, yo también tenía que apurarme a llevar a Juana a su escuela después pasaría a ver a Rivers a su casa.
Lleve a mi hija a su escuela y después el chófer me llevó a la dirección que le indique dejándome frente al departamento de Rivers, le dije que se podía ir y después le avisaría cuando viniera por mi.

Toqué la puerta y unos minutos después me abrió. — Qué sorpresa, llevo mandando mensajes desde hace días y no me respondes pensé que te había pasado algo. — Me dio un golpe en el hombro.

—Auch... solo quería hablar contigo. —

— Perdon, pasa. — Entré a su departamento y me dirigí a la sala a sentarme. — Tienes mucho qué decir, traeré algo para tomar. —
Fue a la cocina y regresó con unas botellas de agua, se sentó en el sillón frente a mi. — Soy toda oídos, donde estabas Aldo y yo hemos estado preocupados me dijo lo que pasó en tu trabajo.

— Es una historia muy larga, alguien de los comensales no estaba muy contento con mi trabajo así que decidió hablar con mi jefe y dejarme en mal. — No quería contarle la verdad, porque también tendría que decir que le vendí mi alma al diablo para poder mantener una boda estable.

— Aldo me contó algo que no podía creerlo, a él le dijeron que habías tratado de vender tus "servicios".

— Esa es un tonto chisme que crearon, nada de eso es cierto. —

— ¿Y ya tienes un nuevo trabajo? Yo podría conseguir uno en la cafetería qué trabajo están ocupando meseros, tú podrías ser excelente con tus capacidades. —

— Gracias, pero estoy bien por el momento, no estoy buscando un trabajo. —

— Cómo dices eso y de donde sacaras para la escuela de tu hija, creeme que por mí no hay problema. — Insistió pero yo negué con la cabeza.

— Estoy bien, es que yo no te había dicho a ti ni a Aldo pero tengo pareja. —No tenía otra forma para llamar a Slime pero tenía que justificar mi ausencia todos estos días y mi falta de interés por un trabajo. Porque ella sabía que si me quedaba sin trabajo al día siguiente ya tenía otro por la necesidad que tenía. — Y hace un par de semana me mudé con él. —

— ¿ Y quién es esa persona? No conocía este lado de ti, estoy sorprendida. — Pregunto, no sabia que responder — Creí que no estabas listo para una relación, siempre te insistí en presentarte a alguien pero te negaste por Juana. —

— Si, lo sé pero esta persona... — No sabía cómo describir a Slime, hace un par de horas estuvo a punto de lastimarme no quería decirle eso a Rivers. — Es de confianza, se lleva muy bien con mi hija, la adora y eso lo agradezco. — No vino nada más a mi mente.

— ¿Y cómo se llama? ¿A qué se dedica? Tengo mucha curiosidad. — Rivers se pasó a mi sillón para estar más cerca, se veía entusiasmada con la noticia sobre mi relación.

— Es un pequeño empresario, tal vez después te lo pueda presentar pero primero quería poder verte, extrañaba esto. —

— Sabes que puedes venir cuando quieras y si algunas vez tu pareja hace alguna tontería puedes quedarte el tiempo que quieras. —

— Gracias, ¿ Y a ti qué tal te va? —

Seguimos hablando toda la mañana, se sentía bien estar con ella. Rivers era mi mejor amiga muchas veces éramos diferentes pero siempre estábamos para el otro pasara lo que pasara.

Cuando llegó la hora de ir por mi hija ella me acompañó, hace tiempo qué no veía a mi hija y me dijo que la extrañaba mucho.
Pasamos un buen momento juntos, trate de encontrarme también con Aldo pero él estaba ocupado hoy en su trabajo y no tenía tiempo, el tiempo pasó tan rápido que tuve que llamar al chofer avisando que viniera por nosotros no quería tener problemas hoy. Le dije a Rivers que esperaba verla de nuevo y ahora si poder reunirnos todos también tratar de tener más tiempo para hablar de muchas cosas.

Al llegar al departamento mi hija todavía tenía mucha energía, comió muchos dulces así que no podía estarse quieta saltaba por todos lados, en el ascensor no paraba de decir que quería nadar y jugar a las atrapadas.

Cuando salimos del elevador en la casa había algo de ruido, podía suponer que Slime ya había llegado así que caminé tomado de la mano de mi hija hasta donde venía el sonido que era la sala. — ¡¡Papá Slime!! — Grito Juana, todavía era muy extraño para mi que le dijera de esta forma.

— Estoy en la sala. — Los dos caminamos y cuando llegamos a la sala me lleve una gran sorpresa al encontrarme al padre de Slime que nos esperaba junto al ojiverde. No sabia que pasaba pero quería irme y no estar en esta situación.

Love In ContractDonde viven las historias. Descúbrelo ahora