Decían que cuando algo se iba era porque algo mejor se avecinaba, tu mundo había caído propiamente en tus hombros al ver con claridad el engaño de tu novio hacia ti en aquel restaurante que siempre habías querido ir, riendo, besando y mirando la mujer acompañando a él con amor, como lo solía hacer contigo, lo habías notado distante pero pensabas que era temporal, no fue así.
Aún con la intensa lluvia empapando tu cuerpo rendido sentado en aquella banca en el borde de la calle sentías lo salado de tus lágrimas sintiendo tu corazón revolverse, querías irte a casa, irte lejos, pero no sabias como, tú mente yacía en otro lado haciéndote sentí culpable de empeorar aquella decisión.
El estruendo del motor de una moto te hizo mirar, aquella conocida moto pistera color negro te hizo tragar con fuerza, sabias quién estaba debajo de aquel casco negro, y era el mismo que jamás te había dejado sola, aún estando en una relación con tu ahora ex pareja el cariño y amor jamás te faltó de parte de alguien más, por más que le dejaras en claro que estabas ya con alguien jamás se dio por vencido.
—Muñeca.—habló arrodillándose ante ti, aquel apodo que tanto le habías reprochado diciéndole que dejara de llamarte de esa manera para evitar problemas con tu pareja ya no te molestaba.
No duro mucho en busca de tu calor cuando ya lo abrazabas con fuerza sintiendo como tu corazón se rompía, habías dejado todo por aquel tipo, tu hogar, tus amigos, para recibir malos tratos de los cuales habías deseado salir, ya no te importaba lo más mínimo si aquel tipo se enojaba, necesitabas alguien contigo ahora mismo.
—Estás empapada.—miró tu vestido cuando se separaron, se quitó la chaqueta que traía para cubrirte mejor antes de quitarse su casco.
Aquellos cabellos rebeldes color negros, esos dulces ojos y aquellas heridas en su rostro te hicieron sentir acompañada, te colocó su casco antes de subirte a la moto dejándote en silencio, no pregunto nada, nada más encendió la moto viéndote obligada a tomar su cintura, conforme se alejaban de la ciudad tenías puesta tu cabeza en su espalda dejando salir pequeños sollozos los cuales sentía Keegan a la hora de vibrar en su espalda.
Para él siempre habías sido su debilidad, te conoció por primera vez en el bar cuando uno de sus amigos te presento como su novia, le habías encantado de una manera asombrosa, podría decirte que era descaro enamorarse de la novia de uno de tus amigos, pero él sabía que su amigo no te era fiel, siempre te había intentado alejar de ahí, te enviaba cartas, te trataba bien e incluso te acompañaba a sitios por tener una moto, estos siempre y cuando se fueran acomodados en su horario de militar, pero siempre lo alejabas por respeto hacia tu pareja y eso lo entendía, él haber visto aquella misma tarde su amigo salir con uno de sus nuevos enredo lo llevó a buscarte con desesperación encontrándote sentada en aquella banca bajo la lluvia y menos de diez grados.
La mano enguantada de Keegan se deslizó por uno de tus muslos dándole un ligero apretón, miraste tu mano incrustarse con fuerza como si tuviera algún tipo de miedo soltarte, estiraste tu mano hacia la de él enrollando sus dedos.
Decías amar aquel hombre que ahora te había mentido pero siempre habías sabido que si algo pasaba, tenias alguien contigo, no era un juego de sentimientos, ni de vulnerabilidad, sino de compresión, Keegan jamás te gritó, ni te mintió, fue el único que te mandaba rosas, dulces o estaba ahí para ti cuando ocupabas algo cuando se suponía que tu novio debía de tener ese puesto.
La lluvia al punto en el que estaban en aquella montaña era desconocida, habían rayos de sol naranjas debido al atardecer que se asomaba, el cielo cubierto de colores pasteles haciéndote mirar aquello con atención aún sosteniendo la cálida mano del chico que en ningún momento se detuvo hasta llegar al mirador de la ciudad.
La moto se detuvo obligándote a bajar soltando la mano dejándote un severo vacío, tomaste los bordes de las mangas viendo como Keegan quitaba el casco dejándolo en la manivela de la motocicleta, ahí en medio de colores pasteles finalmente vio tus ojos claros, sintiéndose respirar y su corazón golpear con fuerza, jamás te había visto de aquella manera.
—Eres mi ángel de la guardia?—susurraste hacia un pequeño puchero.
El pinchazo en el corazón de Keegan lo obligó a tomar tu rostro con delicadeza corriendo el cabello mojado que se pegaba en tu rostro haciéndote cerrar los ojos, ni tu misma entendías porque te habías hecho novia de un patan como aquel hombre, siempre fueron maltratos los cuales Keegan sanaba en ti, haciendo lo más mínimo excepto dejarte sola.
—Tú eres mi ángel de la guardia.—habló después de mirarte haciéndote sonreír nerviosa.
—Me ha engañado.
Keegan se quedó en silencio antes de envolverte en sus brazos respirando, no querías llorar, no podías, era estupido, finalmente habías salido de donde tanto querías y llorar por ello era absurdo.
—Muñeca.—te llamó captando tu atención.—Porqué siempre fue él?
Viste como sus ojos se debilitaban por una respuesta haciéndote sentir pésimo y solo te alejaste un poco dejándolo con el vacío entre sus brazos.
—Fue un momento de debilidad, mis padres no eran buenos y él fue mi única opción, si hubiera sabido como era yo...—tus palabras quedaron en un vacío irreconocible haciendo que un ansioso Keegan se acercara desesperadamente.
—Tú que?
—Te hubiera elegido a ti, jamás me dejaste sola, cuidabas de mi aún cuando no era tu obligación, siento todo el rechazo que te di.—dejaste caer tu cabeza en su pecho haciéndolo suspirar.—No te merezco.
Keegan elevó hacia el cielo claro reposando su mano en tu cabello haciéndolo morder sus labios, muchas veces fue rechazo por ti, pero era comprensible para el, estabas en una relación que solo tú respetabas.
—Elígeme ahora.
Aquello te dejó quieta en su pecho haciéndote derramar pequeñas lágrimas de culpa sintiendo el punzón incrustarse en tu pecho.
—No quiero que te sientas como segundo plato de mesa, no sería capaz.—negaste.
Las manos de Keegan se colaron en tus mejillas obligándolo a mirarte desde arriba ya que era ligeramente más alto que tú haciéndote morder tu labio.
—No me siento así, te estoy rogando. Te lo pido, elígeme, desde que te conocí no hay ni un solo día que no piense en lo mucho que te necesito conmigo.—susurró apoyando tu frente con la de él.
Cerraste con fuerza tus ojos.—Y si no soy buena novia?
—Si tan solo supieras lo asombrosa que eres ante mi.
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One shots| Call of Duty
FanfictionMini historias de distintos tipos de personajes del video juego Call Of Duty.