One shots| Call of Duty

12. Horangi

Cuando el reloj marcó las doce de medianoche Horangi tomó aquella pequeña caja de cartón entre sus manos dispuesto a buscar a la chica, siempre había soñado pasar la navidad con alguien o tener a alguien a la cuál regalarle algún bonito obsequio.

Cuando aquella chica llegó a la base sintió como su corazón se aceleraba por primera vez en muchos años, aquel precioso cabello que caía frente sus ojos brillantes lo hacían suspirar sin darse cuenta, así fue durante medio año, mirándola entrenar, ejercitarse o simplemente hablando con alguien más, siempre había sentido celos de parte de Soap ya que este pasaba mucho con ella, sin embargo cuando hablaban discretamente Soap le había aclarado que únicamente era una amiga preciada.

Al cabo de unos pocos minutos la encontró en una de las salas de aquella Base, estaba sentada frente la chimenea viendo el fuego en la madera de pino, su cabello estaba cubierto por un gorro de Lana rojo al igual que una bufanda, vestía una camisa negra manga larga y un pantalón de pijama rojo con blanco.

Una sonrisa salió de los labios de Horangi viendo sus pies cubiertos con unas pantuflas de dinosaurio, siempre le había resultado tierna verla pasearse así por todos los pasillos.

—___.—habló finalmente ante unos minutos.

La chica dejó de mirar el fuego para girarse al chico a unos metros, vestía todo de negro y su cara estaba tapada a la mitad con una máscara negra al igual que su cabello por la chamarra.

—Hola, no te había escuchado.—susurró ella para levantarse y caminar hasta él.—Como has estado?

Horangi siempre se había impresionado por la tranquilidad y el amor con la que la chica hablaba y su dualidad cuando se trataba de algo dentro de batalla, era dura, sin duda alguna, pero fuera de esto era delicada y sensible.

—He estado bien, quería decirte Feliz Navidad.—estiró su mano donde yacía el regalo haciendo que la chica se sonrojara.

Cuando habías llegado a aquella base había prometido jamás enamorarte puesto que amores de esos terminaban en tragedia, los primeros meses fueron los buenos, hasta que miradas, halagos o saludos se hicieron presentes de Horangi hacia ti, incluso cuando estabas cerca de König él tomaba esa excusa para acercarse a ti y fue evidente, hasta que la necesitad de saber de él era necesaria para tu día a día, a lo que te diste cuenta que estabas realmente enamorada de Horangi.

—Espero que te guste.—susurró nervioso para mirar como la chica abría la caja con emoción soltando un chillido.

No dudo mucho en que tomaras aquel collar entre tus manos y levantar tu cabello para hacer que él te lo pusiera, sus rasposos dedos acariciaban tu piel del cuello haciéndote sentir nerviosa.

Horangi sentía la piel de la chica como si de porcelana se tratará, añoraba tocar cada centímetro de aquel cuerpo, tocar cada pestaña, contar cuántas tenía, tocar su cabello por las noches a la hora de dormir, añoraba dormir algún día con ella y lo primero en ver sea aquellos preciosos ojos que lo enloquecían.

—Tienes tus manos frías.—hablaste sacando de trance al hombre haciendo que se separará una vez puesto el collar.—Quieres venir a mi habitación, tengo varias golosinas.

Horangi no dudó en asentir caminando detrás de la chica la cual deseaba feliz navidad a cualquiera que veía sacando sonrisas, una vez dentro de la habitación Horangi estaba sentado en aquella cama que emanaba el aroma dulce de la chica mientras ella buscaba algo.

—También te tenía un regalo.—Estiraste tu mano con aquella linda caja de moño verde.

Viste como las grandes manos de Horangi abrían aquella caja para mirar lo que había dentro, era una cadena de plata con una argolla bonita, este tomó aire para luego sentir las manos de él en tu cadera acercándolo hasta él.

Horangi no sabía lo que hacía pero si tenía en claro que las ganas de besar aquella chica era tan profundas que solamente la quería cerca, ella le quedaba un tanto más alta ya que la cama era realmente baja dejándolo en el hueco de tu cuello.

—Horangi.—susurraste en su oído haciendo que este cerrara sus ojos ante el placer con el que saboreabas su nombre.—Yo no sabía como...

Las palabras quedaron en el aire frío de aquella habitación cuando sentiste unos suaves labios besando los tuyos, no te habías dado cuenta cuando este había bajado su máscara pero no dudaste mucho en aceptar dicho beso colocando ambas manos en las mejillas de este sintiendo tu cintura siendo apretada por las manos de él.

—No sabes cuánto me encantas, enserio, ya no aguantaba más.—habló el asiático apoyando su frente en el pecho de la chica una vez que se separaron.

Por impulso llevaste tus manos hasta la chamarra quitándola para tocar suavemente su cabello, verlo descubierto té hacía sentir con nerviosismo, era precioso, demasiado guapo realmente, y eso te hacía sentir más enamorada.

—También me gustas.—susurraste como un secreto.—No encontraba manera para decirlo,pero me gustas.

Horangi se separó lentamente del cuerpo de ella mirándola, aunque solo hubiera una luz en aquella habitación, se podía notar unos hermosos ojos brillantes en medio de la media oscuridad, era tan preciosa que parecía irreal.

—Pasas navidad conmigo? No mentía cuando dije que tenía golosinas.

Eso hizo que Horangi soltara una sonrisa para estar dispuesto a pasar dicha navidad con su enamorada, la habitación estaba en poco bullicio ya que pasaba una película en aquel tele mientras la chica comía un regaliz al igual que Horangi, pero este estaba más enganchado en el perfil de ella.

—Crees que es rápido pedir algo que quiero?—habló llamando tu atención.

—Depende de lo que quieras.—susurraste apoyándote en su hombro.

—Ser mi novia es algo que puedas darme?

Eso hizo que tu vello se erizará y tu corazón se acelerará, si tan solo hubieras estado de pie te hubieras desmayado sin embargo tragaste el regaliz de tu boca y lo miraste.

—Creo que es algo que puedo darte.

Las manos de Horangi se posaron rápido en las mejillas rojas de ella para acercarla y plantar un dulce beso haciéndolos suspirar a ambos, esa había sido la navidad que sin duda Horangi había soñado.