36.König

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Eras una buena médico en el área de la milicia.

Desde muy pequeña habías visto a tus padres vivir rodeados de militares por ser médicos y ayudantes para ellos, conforme crecías te interesabas más y más hasta que finalmente ascendiste como medica en la universidad y fuiste llamada para brindar apoyo a los militares, tal cual como lo habían hecho con tus padres, una base alemana fue la clave para que tus puertas se abrieran.

Te habías adaptado bien a el entorno, al idioma y al frío, pero aquel frío era olvidado cuando tomabas café por las noches con el Coronel König, un hombre tímido pero con el que te habías llevado bastante bien.

—Otra taza?—miraste como volvia nuevamente a llenar su quinta taza de café negro hasta el tope.—No podrás dormir.

—No puedo hacerlo, bonita.—te miró a través de la máscara haciéndote suspirar.—No puedo.

Asentiste y colocaste tu mano en su hombro sintiendo como este tomaba una bocanada de aire y la soltaba de golpe para luego quitarse la máscara.

Llevabas dos años en la base de él, se volvieron unidos al caerse tan bien en gustos y él era bastante amable contigo, al igual de que solías ayudarlo con los ataques de ansiedad que sufría, muchos solían decir que eran pareja y aunque tu corazón latiera con fuerza cuando él estaba cerca, aún no sentías el de él.

—Nos traicionaron.—Susurró llevando sus manos a su cabello castaño.—Ellos solo entraron y...—Lo detuviste.

—Lo sé, todo estará bien.—murmuraste.—Estuve ahí, pude ayudar.

König soltó un pequeño sollozo y tu solamente te sentaste a su lado con una sonrisa de medio lado dandole un poco de apoyo, tocaste su mano y él te miró.

—Te parece que apagues esto y vayamos a la habitación?—preguntaste a lo que asintió sin dudarlo.

A menos de diez minutos caminabas detrás de König mirando como este apenas podía caminar, sabias que estaba cansado, pero querías ayudar en lo más mínimo, más a él.

—Te espero.—sonreíste sentandote en la cama matrimonial con una sonrisa a lo que él asintió.

Mirabas los alrededores notando bastante cambios, había ropa tirada en el suelo, la cama estaba bastante desacomodada y él se notaba cansado.

Una vez fuera de la ducha lo viste caminar a la cama y tirarse a tu lado mirándote.

—Estas cambiando.—Murmuró.—Después de aquel dia.

—A bien o mal?—acunaste tus manos en tu rostro con una sonrisa.

—Bien.—susurró.

Sonreíste acostándote en la cama junto él apoyando tu cabeza en su hombro mientras tarareabas una canción con los ojos cerrados.

—Tengo que llevarte flores.—recordó.

Lo miraste con el ceño fruncido y negaste.—No, con tu presencia estoy bien, me dejas aún tomar café contigo.

Soltó una pequeña risa.

—Siempre tan humilde.

—Lo soy corazón, pero mi corazón es flexible nada más contigo.—tocaste su cabello viendo como este se deslizaba de tu mano.

König cerró sus ojos y se giró quedando frente a ti, tu lo mirabas jurando sentir tu corazón latir con demasiada fuerza, era precioso, lo sabias desde la primera vez que se quitó la máscara, te había hecho suspirar de una manera inimaginable, tus ojos habían brillado por primera vez y tus labios pidieron a gritos sentir los suyos.

One shots| Call of DutyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora