Una amarga despedida (parte 2)

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-¡Jordi!- exclamó sorprendida.

Delante de ella, el joven chef parecía evita mirarla a los ojos y es que era muy consciente de que si lo hacía se sentiría culpable por lo que había pasado desde hacía solo unas horas.

-¿Qué haces aquí?- preguntó extrañada.

-Ven, demos un paseo- pidió en un susurro.

Sin pedir más explicaciones, Valeria agarró su llave y cerró la puerta con cuidado antes de colocarse al lado del chef y comenzar a caminar por el jardín.

-Antes de nada me gustaría saber cómo estás.

-Pues si quieres que sea sincera, no estoy muy bien, me duele mucho lo que le habéis hecho a Isabel- expulsó sin pudor-. No se lo merecía.

De repente, Jordi la miró y Valeria, temerosa de que la tomara con ella, no pudo evitar encogerse, como si quisiera que se le tragase la tierra.

-No tuve elección Valeria- confesó con tristeza-. Si no expulsábamos a Isabel ahora, Raúl habría ido a por ella de todos modos.

Valeria no estaba segura de si Jordi decía eso para evitar sentirse aún más culpable por su actitud o si era porque tenía miedo de Raúl.

-¿Te da miedo Raúl?- quiso saber la chica.

"Me da miedo que te haga daño"- pensó el chef mirándola a los ojos.

-No tienes que preocuparte por lo que pueda hacer- contestó Valeria al ver que no obtenía respuesta por su parte-. Ya estoy acostumbrada.

Entonces, Jordi se paró en seco y la quedó mirando con extrañeza.

-Perdí a mis padres cuando tenía 8 años- comenzó-. Tras eso me fui a vivir con mi tía y mi prima, las cuales no eran muy buenas conmigo que digamos y para colmo, el chico que tanto me gustaba ha dejado embrazada a mi prima. Así que puedo decir que ya estoy acostumbrada a lidiar con personas como Raúl.

"Eres como una Cenicienta actual y sólo te hace falta un príncipe que te salve"- pensó Jordi.

Cuando los dos jóvenes llegaron a la piscina, Jordi no pudo evitar cogerle de la mano para darle su apoyo.

-Veo que no le tienes miedo a nada Valeria, eres toda una tigresa.

-Prefiero los leones.

Los dos comenzaron a reír con cuidado de no hacer ruido y despertar a toda la casa.

-Tienes una sonrisa encantadora- señaló Jordi a la vez que le apartaba un mechón de la cara.

Valeria no supo que decir, pues ante tal acción, la chica comenzó a sentir como su corazón comenzaba a latir con muchísima fuerza.

Ninguno de los dos fue consciente de cuanto tiempo había pasado mirándose a los ojos el uno al otro y a pesar de que ninguno quería que aquel momento se desvaneciera, tuvieron que volver a la casa antes de que alguno de los compañeros de Valeria la echara en falta.

-Buenas noches- se despidió el chico en cuanto la pareja llegó a la puerta.

-Buenas noches Jordi, que descanses- deseó con una sonrisa.

Finalmente, cuando Valeria entró en la casa, Jordi no pudo evitar pensar en que aquella chica era una persona que se merecía ser feliz, y él estaba dispuesto a conseguirlo.

¡A la orden, chef!- #PGP2023 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora