Capítulo 1

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Porno: Programas de televisión, revistas, libros, etc. que se considera que enfatizan los aspectos sensuales o de sensación de un tema no sexual y que estimulan un interés compulsivo en su audiencia.

JASMINE

Al salir de mi habitación, miré a mi alrededor para ver si el diablo seguía allí o si había abandonado el lugar. Al no oír sus pasos ni nada más, concluí que no había moros en la costa.

Endurecí mi espalda, poniéndome de pie, y me dirigí a la cocina para tomar mi leche.

– Ejem...

Me detuve cerrando los ojos por un segundo antes de girarme para ver al diablo. Le dediqué una sonrisa apretada y me dejé caer en el sillón, sabiendo claramente que no se iba a ir pronto.

– Toma asiento, te estás comportando como un invitado – se sentó en el sofá frente a mí.

– ¿Cuándo me vas a pagar?

– Alex, ya sabes de mi apretada situación. He perdido mi trabajo. No tengo ni un céntimo en mi cuenta bancaria – dije con el ceño fruncido.

Nunca en mi vida había imaginado que vería días como aquél.

Había trabajado como cocinera de nutrición por un gran sueldo, pero el gilipollas que había sido mi jefe me había amenazado con despedirme si no me acostaba con él. Me estremecí al recordarlo a él y a su inocente esposa.

Antes de que pudiera despedirme por crueldad, dimití, lo que había inflamado su ego masculino. Se había asegurado de que no consiguiera otro trabajo.

– Ya he esperado tres meses. No voy a esperar otros tres meses cuando se trata de dinero. No me importa si tienes un trabajo o no.

Te daré un mes de tiempo. El final del próximo mes es tu plazo. Si no pagas el dinero, me quedaré con tu apartamento como pago por el dinero que pediste prestado. –

Ni siquiera me preocupé cuando salió de mi apartamento. Gemí mientras miraba las facturas que tenía que pagar. No tenía dinero para pagarlas todas, lo cual era muy frustrante.

Lo único que me quedaba era llorar.

La nevera estaba vacía y necesitaba llenarla. Era adicta a esos fideos instantáneos, ya que era lo único que me podía permitir. ¿Por qué no había ahorrado dinero todos estos meses?

Porque estabas muy interesada en comprar toda esa ropa y esas joyas.

Mi teléfono empezó a sonar por ahí. Lo busqué y lo cogí antes de que dejara de sonar.

– Hola. Habla Jasmine Gibson.

– Hola, señorita Gibson. Soy Iris. La razón por la que me he puesto en contacto con usted, señorita, es porque tenemos un trabajo que puede necesitar – dijo la señora al otro lado.

Aparté el teléfono de mi oído y comprobé el identificador de llamadas. No era una llamada de spam.

– Bien. ¿Qué trabajo es? – le pregunté. No recordaba haber solicitado nuevos puestos de trabajo.

– Señorita Gibson, si está libre, ¿podemos encontrarnos? Le explicaré los detalles en persona.

– Claro, envíeme la ubicación – en cuanto terminé la llamada, recibí un mensaje de la misteriosa dama. Si hubiera estado en una posición estable, habría terminado la llamada y nunca hubiera ido allí.

Pero estaba en una situación financiera desesperada.

Me lavé la cara y me puse una camisa blanca abotonada que metí dentro de mis vaqueros. Me cepillé el pelo castaño atándolo en una coleta alta.

Cuando cae la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora