Capítulo 31

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Cocina: sala o zona donde se preparan y cocinan los alimentos.

JASMINE

Repasé la lista, comprobando todos los nombres y direcciones. Theodore estaba sentado a mi lado haciendo su trabajo de oficina.

– Theodore, ¿puedes revisar esta lista y decirme si falta alguien? Las invitaciones tienen que enviarse mañana – giré la cabeza y le miré.

– De acuerdo – Theo se inclinó y cogió el portátil de mi regazo para repasar la lista.

– ¿Vienen treinta niños?

– Sí, con sus familias – respondí.

– Eh, no. No tengo ningún problema con la lista. Envía las invitaciones.

– De acuerdo – volví a coger el portátil. Tenía que enviar la lista a Mick y Sherry ya que ellos iban a enviar las invitaciones.

– ¿Estás dando invitaciones a los profesores de Thea? – preguntó Theodore, poniendo su mano en mi cintura.

– Sí, las repartiré el sábado. Mick y Sherry entregarán mañana las invitaciones a las familias de los amigos de Thea – dije.

– De acuerdo. Vamos a salir a cenar con Thea. No hemos salido últimamente – dijo Theodore.

Sonreí, asintiendo con la cabeza.

– Es una buena idea.

Terminamos nuestro trabajo y fuimos a nuestras habitaciones para prepararnos. Mientras Theodore iba a bañarse, yo fui a la habitación de Thea para prepararla.

– ¿Qué estás haciendo, Thea? – le pregunté mientras se tumbaba en la cama con un libro.

– La tía Sherry me dio este libro, y tiene fotos interesantes. 

Me enseñó el libro. Era un libro de cuentos ilustrados. Era fácil entender la historia mirando los dibujos.

– Ah, es un bonito libro el que te dio la tía Sherry. ¿Le diste las gracias?

– Sí, lo hice, y también la abracé, porque me gustó el libro.

Sonreí, besando su frente.

– Esa es mi niña buena. Ahora vamos a prepararte – le dije cogiéndole de la mano. 

– ¿Prepararme? ¿Para qué?

– Vamos a salir con tu papá a cenar. ¿Estás emocionada?

– Sí.

– ¿Quieres lavarte la cara mientras saco tu ropa? – le pregunté.

– Sí.

– ¿Quieres ponerte un vestido o unos pantalones cortos?

– Un vestido.

– De acuerdo – mientras Thea iba a lavarse la cara, yo fui al armario.

Miré los vestidos y saqué uno blanco corto y bonito y sus Nikes blancas.

Thea volvió del lavabo.

– ¿Puedes trenzarme el pelo? No quiero dejarlo suelto.

– Vale, ¿trenzas francesas?

– Sí.

– Ven aquí – le dije, acercándome a nuestro lugar habitual. La peiné y le puse el vestido.

Llamaron a la puerta y Theodore entró.

– La ayudaré con los zapatos. Tú ve y prepárate.

– De acuerdo – tardé un poco en prepararme. Me pinté los labios y elegí un vestido de satén. Elegí mi abrigo y me lo puse antes de ponerme unos tacones.

Cuando cae la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora