Capítulo 13

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Cólera: Furia extrema.

JASMINE

Miré la alfombra bajo mis zapatos. Podía sentir la ira que irradiaba Theodore. No sabía por qué estaba enfadado ni qué le había hecho enfadar.

Habíamos estado sentados allí durante los últimos diez minutos. Tenía hambre.

– Vale, no sé porque estás enfadado ni por qué me has llamado aquí. Pero tengo hambre, así que me iré ahora – dije, poniéndome de pie y mirándole por fin.

Se limitó a mirarme con sus ojos fríos. Levantó la ceja, retándome a dar un paso adelante.

– Bien, me sentaré. Al menos dime por qué estás enfadado. ¿Ha pasado algo? – me senté, mirándole fijamente.

Desplazó su mirada hacia la pantalla del iMac. Tecleó algo y me indicó que mirara. Me levanté y me incliné sobre la mesa para mirar la pantalla.

– Es una grabación de las cámaras de vigilancia.

– Oh, somos Sherry, Thea y yo – comenté, viéndonos a Sherry y a mí en nuestros bikinis de dos piezas.

Thea sonreía, y yo me reía y me ponía crema solar, mirando a Sherry mientras soltaba un chiste.

– Vaya, hemos salido guapas. ¿No crees? – pregunté, girando la cabeza para verle mirándome. Pensé en lo que acaba de decir; era una tontería preguntarle por ello.

Le dediqué una sonrisa incómoda, y desvié mi mirada hacia la pantalla.

– ¿Estás enfadado porque hemos usado tu piscina sin preguntarte? – pregunté desconcertada. No puede enfadarse por eso.

– ¿Eres estúpida? – preguntó.

No.

– Lo eres.

Fruncí el ceño al mirarlo, poniéndome de pie.

– ¿Por qué soy estúpida? Dímelo – se limitó a mirarme fijamente antes de señalar la pantalla.

– Mick está ahí, y hay seis guardaespaldas vigilando la zona. ¿No los viste?

– ¿Eh? Estaban cumpliendo son su deber. Estábamos ocupándonos de nuestros asuntos. No es que nos estuvieran mirando – dije rápidamente, sin pensar. Cerré la boca cuando él apretó las manos. 

– Vale, lo siento. Me iré ahora. Hasta luego – dije, y luego hice una carrera hacia la puerta. Era de mala educación salir de la habitación cuando él estaba hablando, pero no estaba dispuesta a sentir su cólera.

– ¿Por qué está tan enfadado? – me pregunté antes de encogerme de hombros y dirigirme a la cocina. Necesitaba comida y algo de beber.

– ¿Qué dijo papá? ¿Te ha regañado? – preguntó Thea inmediatamente después de que entrara en la cocina. Vi a Mick y a Sherry de pie.

– Te hice un plato a ti también – dijo Sherry, señalando un sándwich de jamón y queso.

– Gracias, Sherry – me senté junto a Thea. 

– No, está enfadado pero no me ha regañado. Me pregunto por qué está tan enfadado – dije, dando un mordisco al bocadillo.

– ¿No sabes lo que pasó después de que te fuiste? – preguntó Mick.

– No, no dijo nada, solo mostró las imágenes de la cámara de seguridad de nosotras en la piscina – dije, mirando a Sherry y a Mick.

– Oh, el señor Jefferson no le contó toda la historia – dijo Sherry.

Cuando cae la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora