Capítulo 28

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Sorpresa: Acontecimiento o hecho inesperado o repentino.

JASMINE

Sonreí mirando a Talia, y ella me devolvió la sonrisa al ver que la miraba.

– ¿Cómo fue tu día? – preguntó Christopher. Mi mirada se dirigió a Theodore, que estaba sentado ante mí con Thea a su lado.

– Ha sido maravilloso. No hay palabras para describir lo feliz que fui – dijo Talia, y yo sonreí. 

– Jaja, ¿qué habéis hecho, aparte de tatuaros? – preguntó Christopher.

Talia y yo compartimos una mirada. Enrollé los labios en la boca para controlar mi risa. Theodore levantó una ceja, pero no dijo nada.

Sabía que sabía algo pero no quería decir nada.

– Oh, vamos. Te dije que me divertí... Me divertí y no tienes que saber qué hicimos exactamente – dijo Talia.

– Pero quiero saber exactamente qué hiciste que te dio tanta felicidad – respondió Christopher.

– Es un secreto de chicas, cariño. No tienes por qué saberlo. Te lo contaré algún día, cuando esto se convierta en un recuerdo lejano – respondió Talia, dejando su vaso de agua en el suelo.

Christopher sacudió la cabeza al no obtener respuesta de Talia.

– Sé que sería una pérdida de tiempo preguntarte, no dirías una palabra si Talia no lo hiciera – dijo Christopher, mirándome.

– Hmm, tal vez un día me reúna con Talia y contigo, cuando Talia decida contarte el recuerdo – respondí y Christopher se río.

– No sé cuándo llegará ese día, cariño. No es en un futuro cercano, y para ese momento lo olvidaré.

– Aunque lo olvides, Theodore lo recordará. No olvidará nada. Seguro que tiene curiosidad por saber qué hicieron su madre y su novia – dijo Talia.

Todos miramos a Theodore, que acariciaba el hombro de Thea.

– No tengo curiosidad por saberlo. Es tu intimidad, y no me gustaría involucrarme cuando no te sientes cómoda compartiéndolo.

   Recuérdalo y dínoslo cuando estés preparada para contarlo – respondió Theodore, y Talia levantó la ceja.

– Mi hijo va por el buen camino. Me alegro por él – dijo Talia.

– Sí.

– Entonces, ¿por qué no aprendes algo de tu hijo? No preguntes el qué, el por qué, el cuándo y el cómo – dijo Talia, y Christopher miró hacia otro lado.

– No quiero estar aquí. Quiero jugar con mis nuevos juguetes – dijo Thea, poniéndose de pie.

– De acuerdo – dijo Theodore.

Se despidió con la mano antes de correr hacia su cuarto de juegos.

Theodore se levantó de su sitio y se acercó a donde me sentaba. Talia cambió de sitió y se acercó a donde se sentaba Christopher.

Theodore me pasó el brazo por el hombro y empezó a trazar sus dedos sobre mi hombro mientras escuchábamos a Talia.

– Entonces, ¿vosotros dos estáis planeando darle a Thea una fiesta de cumpleaños sorpresa? – Talia preguntó.

– ¿De veras? – pregunta Christopher.

Sonreí alegremente, asintiendo con la cabeza.

– Sí, estamos planeando hacer una fiesta. Vendrán los amigos de Thea, junto con sus padres y sus profesores del colegio – dije.

Cuando cae la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora