Willow
Entramos a un despacho del tamaño de la sala de mi antigua casa, con una vista increíble a las montañas que se muestran por la terraza y un librero que si me encontrara en otro episodio de mi vida no desaprovecharía. Se sienta detrás del escritorio de cristal negro y se acomoda en el asiento de piel rojo que lo hace ver más como el demonio que vino para juzgarme.
Me siento en el asiento frente a él sin esperar invitación y me limpio la cara queriéndome ver no tan devastada como realmente estoy. Sorbo la nariz sin nada de elegancia y me cruzo de piernas en mi lugar presentándome más preparada para lo que viene aunque no sea así.
Él lo sabe y yo también que esto será un golpe que no soportaré. Se levanta del sillón y camina hasta un mini bar qué hay en una esquina, se sirve un trago de lo que reconozco como bourbon y aunque se me hace extraño que ya no sea whisky no comento nada, sienta nuevamente y aprieto los labios al ver lo que quiere hacer. Se place en incomodarme y volverme mas impaciente. Sube los pies encima del escritorio y se reclina cómodamente para comenzar a dictar su veredicto.
—¿Qué crees que haré contigo?—pregunta cómo si realmente no supiera y luego le da un trago a su bebida.
Ni siquiera muestra una mueca al pasarlo pro su garganta haciendo que la manzana de Adán se le mueva y yo carraspee sintiéndome un poco menos y más estable. Ni siquiera yo me entiendo en este momento.
—¿Qué más puedo esperar de ti si no es tortura súbita?—respondo siguiéndole el juego y apoyo las dos manos encima de mi vientre—Imagino que ahora es cuado harás que tus hombres entren y me encierren en el calabozo donde me torturaras y luego me matarás. Cuando los niños crezcan les dirás que fui una pésima madre y que lo único que hice fue desgraciarte la vida, cosa que no es tan mentira.
Ríe y mira el techo negándo con la cabeza.
Odio a los dioses que lo crearon porque le dieron una belleza que descontrola y que hace que su ego estupido crezca. Sabe que me muero de celos por haberlo visto con Pamela que no se ve tan loca como la psicopata de Gianna y que es sumamente guapa. Se ve que es una mujer que le hace lo que yo con mi poca experiencia y niñerías nunca hice.
Ahora se cree el dueño del mundo porque salió de donde nadie creyó que lo haría. Yo principalmente. Temo no solo por mi, sino también por los que no tienen su gracia porque él no viene a reencontrarse y repartir amor.
—Tan creativa como siempre, Willow—juega con la bebida en su vaso y luego levanta la mirada críptica—Para que veas mi buena voluntad así tú a pesar de que fuiste una zorra desgraciada conmigo, nada de lo que dijiste será hecho. No por ahora. Como verás los papeles cambiaron aquí.
Es un hombre con el orgullo herido. «Hará lo que sea para lastimarme» pero no creo que la conexión que se siente entren Pamela y él pueda ser fingida. Es del tipo de comodidad que sientes con una persona que llevas años conociendo y compartiendo una relación y con la que sabes lo que quieres. A lo que van. Ser una pareja fuerte y luego una familia.
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El Deseo ©
RomanceLIBRO II «CADENAS» Las cosas ya no son como antes. Willow ya no es la chica que quería salvar al mundo. No es la misma que se atrevió a jugar con un hijo de la mafia más sangrienta y poderosa que ha conocido, viendo desde sus propios ojos el alcance...