ATENCIÓN: Aquí aparece una escena con grabe violencia contra los niños. No es algo que apoyo, esto es solo ficción y como saben eso no es una realidad por lo que pido que nadie se me altere.
Alexey
El peor castigo de los ignorantes es ser desplazados para hacerles entender que deben bajar de la nube a la que se suben pensando que todo lo es perdonado como si nada hubiese pasado. Ella aún no ha sentido mi guerra si todavía cree que es dueña de sí misma para decidir. Mis decisiones no me hacen cambiar de parecer y es que mi mujer siempre será mía y más ahora que es madre de mis hijos. Es una pequeña arpia, pero es algo con lo que puedo luchar.
Saboreo el bourbon en mi lengua mirando hacia las montañas. Esta es una mis vistas favoritas. Me llena de la tranquilidad que muchas veces me falta y me hace recordar cuando mis madres y hermanos no se íbamos algunos fin de semanas a acampar. Una risa se me escapa al recordar como mamá siempre era picada por los insectos y repetía en todos los viajes a la montaña que no volvería nunca más porque eso no era para ella.
La puerta es abierta detrás de mí y pronto siento el olor dulzón del perfume de Pamela que tanto detesto.
Me rodea la espalda con los brazos y cuando quiere tocarme el pecho la detengo.
—¿Qué quieres?
Me suelta y se da la vuelta sonriendo triunfante.
—Valla, ver a tu mujercita te pone de mal humor.
—No te hagas la chistosa que no te va—me termino de beber el trago y entro al despacho.
Me sigue posicionandose a mi esplada y comienza a darle un masaje a mis hombros.
—Esa, no es forma de hablarle a tu novia, cariño—murmura en mi oído con su voz seductora.
Enciendo puro y caer la cabeza hacia atras tirando el humo en su cara.
La seducción, un arte antiguo y cautivador, se desvela como un juego de poder y encanto que despierta los deseos más profundos en el corazón humano. En un mundo donde la atracción y la pasión se entrelazan, no hay límites para aquellos que saben cómo utilizar sus armas con maestría.
Mi padre me habia llevado a uno de los burdeles que frecuentaba para los negocios. A pesar de que en ese lugar se practicaba la mala vida, era elegante y estaba iluminado por candelabros relucientes. En el escenario se encontraba Pamela, una mujer de mirada enigmática y labios carmesí. Vestida con un deslumbrante vestido negro que resaltaba su figura esbelta, emanaba una confianza que atraía todas las miradas hacia ella. Pamela White era una maestra en el arte de la seducción, una mujer que dominaba cada movimiento y cada palabra.
Mientras la música fluía en el ambiente, Pamela se movía grácilmente, sin mostrar realmente de donde venia, por la pista de baile. Sus movimientos eran sutiles y seductores, atrayendo la atención de todos los hombres presentes. Sin embargo, ella sabía que el verdadero poder de la seducción no radicaba solo en su apariencia, sino en su capacidad para crear una conexión profunda con aquellos que deseaba conquistar.
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El Deseo ©
RomanceLIBRO II «CADENAS» Las cosas ya no son como antes. Willow ya no es la chica que quería salvar al mundo. No es la misma que se atrevió a jugar con un hijo de la mafia más sangrienta y poderosa que ha conocido, viendo desde sus propios ojos el alcance...