El Deseo ©

Prólogo

Willow

Dos años atrás...

Estoy bañada en sudor.

Mi cuerpo está ardiendo en fiebre y el dolor es tan insoportable que no creo salir viva de esta y poder conocerlos.

—¡Puja! —grita la partera entre mis piernas.

Aprieto los dientes y pujo con todas mis fuerzas como la perra valiente que he tenido que aprender a ser por mis bebés. Porque sí, son dos. Sollozo y mas lagrimas y sudor bañan mi cara. Duele, sí, y mucho, pero no me importa soportar cualquier cosa con tal de poder traerlos al mundo.

Cuando mi vientre comenzó a crecer tuve miedo aterrador. No quería que nacieran porque sabía que tarde o temprano vendrían por ellos. La Bratva sabe que existen y no descansarán hasta arrancarlos de mis brazos y matarme por haber traicionado la confianza del papá de mis hijos.

Me sentía ahogada porque si bien es cierto que el FBI nos puso en un lugar seguro; también es cierto que la Bratva puede con todo y mas cuando se tiene lo que le pertenece por derecho.

Natalya me aprieta la mano preocupada y estoy tan jodidamente agradecida de que esté aquí.

Ella me encontró en un pueblo cercano a la casa de seguridad mientras yo hacía las compras y aunque quise huir inmediatamente la vi, mi pansa de siete meses y pies hinchados no me lo permitieron. Pensé que ellos estaban con ella, pero no era así.

Ella se encontraba huyendo luego de que los agentes estuvieran detrás ella para ponerla de testigo en contra de Alexey. Se veía tan demacrada y hambrienta que no pude evitar llevarla a mi casa. Le conté toda la historia y aunque al principio me odió, entendió que yo caí en mi propia trampa y que ese era mi castigo por mi traición hacia su hermano.

Me imploró que hablara con los agentes para que la dejaran quedarse conmigo y fingió que ya no tenia nada que ver con su familia. Ellos le creyeron cuando la evaluaron por los tres siguientes meses porque Natalya se mostro serena e interesada solo en cuidar de mi y sus sobrinos.

Se puso tan feliz cuando se enteró de que serían dos. Yo no me di cuenta hasta que un día mi ginecóloga me hizo una ecografía cuando tenía 3 meses y me dijeron que tendría mellizos. Fue apabullante al principio, sin embargo, pude con ello. No estoy tan segura de que no se comunique con su familia. Pero de lo que sí estoy segura es que no me traicionaría porque sabe la pesadilla que he estado viviendo en todos estos meses.

En mis primeros meses de embarazo sufrí desnutrición, depresión y una gran falta de sueño que me impedía mantener a los bebes seguros. Con su ayuda pude salir adelante ayudando a que el FBI abandonará su caso y fui saliendo adelante entrenando mi mente de a poco para estar lista para enfrentar lo que conllevaba parir dos niños Volkov.

—¡Ya viene el primero, Will! —mi cuñada sonríe feliz con las mejillas embarradas de lágrimas y eso me da más fuerza para pujar.

—¡Gggg! —gruño mientras mi cuerpo entra en un estado de paz cuando expulsa a uno de los bebes.

Caigo hacia atrás en la cama rebosando de felicidad al oír su fuerte llanto retumbar en las paredes, pero no tardo en volver a incorporarme y seguir con la lucha hasta que el segundo abandona su hogar.

Con las pocas fuerzas que me quedan recibo a mi primer bebé cuando la partera del pueblo me entrega el bulto rosado lleno de sangre y lloro. Lloro porque ella es tan hermosa y fuerte que me encuentro con aquellas dudas que me atormentan desde que se que existen de si seré suficiente para ellos.

Su llanto va cesando y comienza a saborearse el labio avisándome que tiene hambre y haciéndome reír. Natalya con sumo cuidado saca uno de mis senos y me acomodo para ponerlo en los labios de mi pequeña. Duele cuando se pega ya que hala con mucha fuerza. No me importa. Todo con tal de verla sana y salva.

—Willow... —dice la tía de mis hijos mirándola embobada—felicidades, haz parido unos niños preciosos.

—Gracias—beso su mano cuando la apoya en mi hombro.

La partera apoya en mi otro pecho a mi niño y me siento tan completa que es inexplicable. Este no llora. Simplemente se queda tranquilo en mis brazos y miro a la señora insegura.

Ella lo toma y le da unas fuertes nalgadas asustándome.

Dejo escapar un suspiro de alivio cuando su llanto estridente resuena en las cuatro paredes.

—Tranquila, está en salud—me sonríe de una manera extraña y me lo entrega—El será indestructible mi señora. Eso se lo aseguro—mira a la bebé y ladea la cabeza aun con la misma sonrisa que me da escalofríos—y ella... ella no será la excepción. Prepárese para ser madre de dos grandes guerreros.

Un escalofrío pasa por mi columna y asiento sonriendo aun cuando estoy asustada hasta la mierda. Miro a mis hijos y aunque estoy preocupada por su futuro; estoy inmensamente feliz por tenerlos conmigo luego de nueve largos meses.

—Bienvenido, Edmon—le murmuro al niño de pelo igual de oscuro como el mío que dormita plácidamente contra mi pecho y beso su frente llena de ternura—Espero seas fiel a tu nombre y defiendas lo que te pertenece como todo guerrero rebelde que haz mostrado ser.

Chupa el pezón con mas fuerza y es increíble porque es como si entendiera lo que le acabo de decir.

Miro a mi pequeña luz y una pequeña sonrisa se forma en mis labios al ver que saco el cabello rubio del padre.

—Zoa... eres mas que bienvenida mi pequeña—beso su regordeta mejilla y cierro los ojos ante el olor a sangre que permanece todavía con ella a pesar de que la partera los limpio—Muestra que eres vida, cariño. Dale guerra a esa perra que tanto nos a jodido demostrando que tu eres su mayor competencia.

Me separo de ellos y los miro orgullosa de ser la madre de los seres mas importantes que puedan llegar a existir. Porque desde ahora se que ellos harán grandes cosas y que aunque yo quiera cuidarlos del mundo: el mundo es que tiene que cuidarse de ellos.

***

¡Hemos regresado al gameeeee!

Estoy muy feliz por regresar con mis niños para continuar contando esta historia que tanto me ha calado. Espero que ustedes por igual y estoy ansiosa porque lean lo que se viene. Muchas gracias por seguir a mis personajes hasta aquí ❤️

¡Agosto te esperamos con ansias!

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Los quise✨❤️