U N O

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—¡Y... sorpresa!

James quitó sus manos de los ojos de su rubio amigo.

—Bucky... espero que te hayas equivocado de lugar.

Dijo Steve totalmente confundido, conteniendo un poco el enojo que estaba sintiendo en este preciso momento.

—Te dije que no le gustaría.

Reclamó Sam por detrás, mientras que James sólo le dio una mirada fulminante y un gesto de silencio.

El brazo de James rodeó los hombros de Steve, esperando que no se fuera del lugar. Sólo estaban en la entrada viendo el nombre del recinto, pero ya se sentía la incomodidad del rubio.

—Amigo, vamos, son veintiún años, ¿no?, va a ser una experiencia loca pero quizás sea agradable.

—¡¿Quizás?!, ¿cómo qué quizás?. Ni siquiera estás seguro del lugar al que me trajiste, Bucky.

Reclamó el rubio, intentando con todas sus fuerzas clavar sus pies al piso mientras Sam lo empujaba con sus manos en la espalda y Bucky lo tironeaba intentando disimular con el brazo por los hombros.

—Mala elección de palabras, bruto. —Dijo Sam, empujando aún la gran espalda del más alto.— ¡Vamos, no seas un viejo amargado y disfruta la noche, dijiste que teníamos una hora!

Cuando vieron a los guardias del lugar poniendo mala cara por el escándalo, intentaron actuar más "normal". Bueno, como gente medianamente decente.

—Disimula, estos lugares son de apariencias, ¿quieres que nos den una paliza?, ya estamos aquí, ya pagamos entrada, ahora disfruta nuestro jodido regalo, Steve.

Okay, quizás James se molestó un poco, y al final de cuentas está en lo correcto, ya están en el lugar, ¿no?. ¿Qué más puede pasar?, sólo es un prostíbulo, verá chicas con poca ropa y eso es todo, después se iría a casa olvidando que todo esto sucedió.

Soltó un suspiro profundo, y dejó de forcejear con sus amigos, haciendo que Sam chocase su cara con la espalda de Steve, y que James dejara de tironear los hombros del rubio.

—Bien, hermano, gracias a dios.

James sonrió como si nunca se hubiese molestado, y los tres amigos comenzaron a caminar hacia la entrada.

—Creo que rompí mis dientes.

—Te pasó por no ponerte a su izquierda, idiota.

—¿Quieren callarse? — Steve estaba perdiendo la paciencia; es que no entendía la necesidad de sus amigos por buscarle parejas de una noche ni citas a ciegas. El ser virgen nunca fue un problema para él, no es una necesidad tener sexo. — Ya estamos aquí, ¿bien?, ahora vamos a ver lo que sea que quieran ver, y ya está.

Se adelantó por el pasillo apenas entraron, intentando amortiguar el ruido que sus amigos producían al discutir.

Steve necesitaba calma, siempre.

Lo que Steve no sabía, es que desde ese momento, la calma pasaría al olvido en su tranquila vida.

Poco común - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora