V E I N T I U N O

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—Si te puse en una situación incómoda quiero que sepas que lo siento y-

Antoshka, o mejor dicho, Tony puso su dedo sobre los labios del tímido Steve.

—No tienes que disculparte.

Literalmente es su trabajo, y el rubio pagó por estar aquí. Tiene que obtener mínimo un baile.

Pero, siendo sinceros, Tony ni siquiera sabía cómo actuar, ni qué decir. Quizás Steve no lo reconoce, pero Tony a él sí, y es tan extraño.

¿Cómo lo verá en sus reuniones luego?, ¿cómo va a saludarlo después de esto?, estar a su lado se volverá una tortura mental para el castaño. Joder.

¿Para qué aceptó, después de todo?

—Te noté un poco incómodo recién, si quieres... si quieres me voy.

Tony tomó su mano, y negó.

—Tranquilo, tampoco es que duremos aquí toda la noche.

Era horario laboral, y tenía que cumplir con su deber. Tampoco es muy complicado con semejante dios griego queriendo de sus servicios, pero, por favor, sigue siendo su compañero de proyecto.

Esta será la primera y última vez que Tony aceptará bailar para conocidos.

—Claro.

—A menos que tú quieras, amigo.

Tony se acercó al alto rubio que yacía de pie en medio de la alfombra roja de su camerino, y lo primero que hizo fue quitar su bufanda.

—No sé cómo hacer esto.

Tal como lo suponía la primera vez que lo vió, lo supo. Es totalmente virgen.

—Lo sé. No te preocupes, sólo déjate llevar.

Murmuró Tony mientras entraba en personaje, lo cual, no fue difícil considerando el nivel de atracción que sentía por Steve.

—¿Dejarme llevar?

Tony quitó el abrigo del rubio, tirándolo al suelo y con su mano en el fornido pecho, lo empujó hasta el sofá donde minutos antes estaba descansando con Loki.

—Ajá. De todos modos sólo puedes tocar, y no permito besos. Al menos no en la boca.

Aunque sea totalmente tentador, levantar su máscara aunque sea hasta la nariz era demasiado arriesgado. Su barba es muy característica de Tony Stark.

—Está bien.

Susurró Steve, quién estaba totalmente inmerso en las sensaciones que de pronto aparecieron cuando Antoshka se sentó a horcajadas sobre él.

Las manos más pequeñas acariciaban los hombros ajenos, los fuertes brazos, y el cabello de la nuca de Steve. El rubio por su parte, no sabía cómo actuar, era su primera vez en algo así de íntimo.

—¿No quieres tocarme?

Preguntó Antoshka mientras movía suavemente sus caderas sobre el despierto miembro ajeno. Por primera vez, eso no le causó repulsión, y los jadeos de ambas partes no eran actuados.

Steve asintió, y Tony tomó sus grandes manos, posándolas en sus muslos. De inmediato sintió un apretón, y como las manos se deslizaron suavemente por sus piernas.

El rubio lo abrazó contra sí al levantar un poco su torso del sofá, respirando en el hombro del moreno, rozaba sus labios contra la piel brillante. Tony, realmente se estaba conteniendo.

—¿Puedo...?

Tony sólo asintió mientras continuaba con las caricias en la espalda ajena, clavando sus uñas y rasguñando.

Quería arrancar esa maldita camisa, pero eso sería un paso que le causaba miedo dar. Por mientras, el vaivén que de pronto tenían ambos cuerpos era más que suficiente.

Besos en el cuello de Antoshka hicieron que mordiera su labio, y que dejase de pensar. Las manos de Steve apretando su trasero sería algo difícil de olvidar.

Diablos, desearía que la situación fuese distinta.

Poco común - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora