D I E C I O C H O

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Tony salió de sus pensamientos cuando tocaron la puerta de su camerino, avisando que en unos minutos sería su primer baile de la noche.

—Estoy casi.

Respondió mientras se levantaba y aplicaba el perfume con brillos por toda su piel. Si bien Tony solía sentirse como un preciado diamante, el tiempo le hizo dar cuenta de lo desagradable e incómodo que es el trabajo.

Lamentablemente no tenía otra opción. Tanto los bailes privados como al público dan muchísimo dinero.

Suspiró, mirándose en el espejo de cuerpo completo una vez más, recordando la vez que Steve entró a su camerino diciendo ser estudiante de periodismo.

Joder, de nuevo pensando en el rubio.

Era casi imposible, porque cuando se vieron por vez primera en el gimnasio de la facultad, Tony quería huir en ese mismo momento. Fue imposible no reconocerlo enseguida, y temió que Steve también lo hiciera.

Sin embargo, se quedó tranquilo luego de comprender que no, era imposible que lo reconociera. Antoshka era una persona muy diferente de Tony.

Conocer más a Steve sólo hizo que se metiera mucho más en su mente. En realidad, cómo él mismo había dicho, se notaba que no era como los demás que asistían a esos lugares. Steve sólo es Steve, y eso le pareció fascinante.

Es por eso mismo que pone cierta barrera al estar a solas con Steve, porque para nadie es posible negar el encanto del rubio. Tiene que ser cuidadoso.

¡...Antoshka!

Tony suspiró profundo, y abrió la puerta de su camerino, saliendo a escena minutos después. Bien, es momento de dejar de pensar en Steve.

Los gritos y la euforia sumado al calor de ambiente en el lugar lo hicieron olvidarse un poco de sus pensamientos, centrándose en hacer bien sus movimientos al ritmo de la música, sintiendo los billetes rozando su cuerpo de vez en cuando.

Se afirmó del tubo con ambas manos para subir a él, enrollando sus piernas alrededor para luego tirar su espalda hacia atrás lentamente.

Al volver a su lugar y escuchar más silbidos y murmuros se topó de frente con unos ojos azules brillantes, mirándolo a él, y sólo él.

Tony tembló internamente por esa mirada intensa, y más porque ahora sabía perfecto de quién se trataba. Jamás habría pensado encontrarse a su compañero de proyecto en esta situación. 

Tomó aire de forma disimulada mientras continuaba el show.

Tony estuvo a punto de flaquear, pero Antoshka era un profesional en lo que hacía.

Sólo tuvo que evitar la mirada fija e intimidante de Steve durante los próximos veinticinco minutos.

Poco común - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora